Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 20:06

Dirigente de periodistas llora y pide “humanidad” con gente que muere sin atención

El Sindicato de Trabajadores de la Prensa de Quillacollo pidió esclarecimiento sobre el trato que el radialista Fortunato Fernández recibió en hospitales antes de su muerte.

Fortunato Fernández recibió un reconocimiento a su labor de comunicador. ALBUM FAMILIAR.
Fortunato Fernández recibió un reconocimiento a su labor de comunicador. ALBUM FAMILIAR.
Dirigente de periodistas llora y pide “humanidad” con gente que muere sin atención

“Por Dios, hagamos algo por la gente que está muriendo en las calles y en las casas sin atención”, dijo Ricardo Cruz, representante del Sindicato de Trabajadores de la Prensa del Valle Bajo.

Se refirió así a las denuncias grabadas en la agonía del radialista Fortunato Fernández Arnez, quien finalmente falleció el 28 de julio pasado agobiado por la COVID-19.

Ayer, los periodistas de Quillacollo se reunieron en la plaza 6 de Agosto de ese municipio. Encendieron velas y oraron por Fernández.

Cruz se refirió a la muerte del radialista y las denuncias que este grabó en audios con voz agónica señalando que estando internado reclamó por el mal trato y en represalia le quitaron el oxígeno que ayudaba en su respiración. Además, dijo que le atendieron en una camilla, hacinado en un “cuartucho con otros dos pacientes”, sin baño ni condiciones humanas.

Los audios se conocieron el mismo día de su fallecimiento.

El Sindicato de Trabajadores de la Prensa Del Valle Bajo de Quillacollo exigió que las autoridades sanitarias den respuestas a las denuncias planteadas por Fernández.

Cruz dijo que el radialista trabajaba en la Alcaldía porque era portero del centro de salud Villa María (uno de los lugares denunciados) y que luego fue atendido en el hospital Benigno Sánchez.

Cruz calificó como graves las denuncias de Fernández y dijo que esa misma situación están atravesando todos los quillacolleños. “Como Sindicato de Trabajadores de la Prensa vamos a pedir que sean esclarecidas todas las denuncias. Hemos tratado de ayudar lo más que pudimos. Yo hice un llamado a la doctora del Villa María, pero nunca ha contestado. Queríamos saber qué medicamentos necesitaba para comprar.  Esa doctora no contesta a nadie”.

Agregó que el lunes pasado esperaron hasta las 11 de la mañana para comprar una receta. “No quiero mellar la dignidad de ningún profesional, pero si existen profesionales que no atendieron o hubo negligencia debe encontrarse al responsable”.

Pidió a las autoridades nacionales, asambleístas y otros para que hagan algo por la gente que está muriendo. “Por el amor a Dios, hay gente que no tiene atención. Cómo puede ser que sean tan inhumanos.  Les imploro a todas las autoridades concejales, a la Gobernadora, a los ministros. Hagan algo. En Quillacollo están contando por día los muertos”.

Finalizó señalando que el pedido lo hace no solo porque Fortunato Fernández haya sido comunicador, sino por todos los ciudadanos.

 “He perdido a mi hermano. No puede ser que estamos contando a los muertos. No hay médicos, no hay insumos. Les pido con humildad, hay gente que está muriendo en las calles y en sus casas. Por el amor de Dios hagamos algo, por la gente que no tiene recursos.

El también dirigente del Sindicato, Rolando Cruz Gonzales dijo que la organización realizó colectas para ayudar a Fernández a fin de cooperar con su recuperación. Lo recaudado sirvió para la compra de algunos medicamentos y para dar a la hija.

Ayer, el ejecutivo de la Federación de Trabajadores de la Prensa de Cochabamba, David Ovando, señaló que Cochabamba registró dos periodistas muertos, hay 22 contagiados y una treintena de sospechosos.

Requirió la ayuda de la gente con la dotación de oxígeno.

DENUNCIA Fernández dijo en una grabación: “Ahora me encuentro en el hospital Benigno Sánchez con pacientes aislados. Se ha hecho totalmente imposible encontrar un lugar para mí. Estoy en una camilla. No hay baño, no hay un tacho para orinar. Allá cuando hice la denuncia pública (en Villa María), todos se molestaron y me quitaron casi cinco horas el oxígeno y no les ha dado la gana de conectar. Posteriormente como tienen una rosca hicieron de que me cambie al Benigno Sánchez”.

“Es un estado lamentable todos los que vienen aquí, en este cuartucho de 3 x 4 están esperando su turno para que les hagan el examen. Así está la ciudad de Quillacollo (…) Estamos a la espera de la muerte, una muerte lenta. Como si no fuéramos humanos. ¿Y eso sabrán las autoridades? Requiero la presencia del Defensor del Pueblo, de Derechos Humanos, el encargado de Salud y Deporte del Concejo Municipal. Hago un llamado a la asambleísta Lizeth Beramendi para que tome cartas en el asunto. No es un invento mío”.