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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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ES CINCO VECES MÁS POTENTE QUE LA LAVANDINA

El dióxido de cloro mata todas las células, advierten expertos

Biólogos, químicos y bioquímicos de Cochabamba explican por qué el desinfectante no cura la COVID-19 y alertan sobre dosis altas. La OMS/OPS alerta sobre efectos negativos.

El dióxido de cloro mata todas las células, advierten expertos

El dióxido de cloro no puede “curar” la COVID, el consumo a dosis altas y por largo tiempo afecta al desarrollo neuronal de niños, adolescentes y jóvenes, al sistema nervioso de las embarazadas y causa nacimientos de bebés con deficiencias óseas.

Esas son las conclusiones a las que un grupo de ocho expertos biólogos, químicos y bioquímicos de la Universidad Mayor de San Simón, UMSS, llegaron tras recopilar información y estudios respecto al dióxido de cloro ante el consumo –casi masivo- sin respaldo científico. Además de las generalidades de la COVID-19 explicaron por qué no cura la enfermedad, se refirieron a la evidencia a favor y en contra de este compuesto, a los efectos, a los errores, así como al uso que se le debe dar en la actual pandemia.

La docente e investigadora Melina Campero fue la responsable de explicar la sistematización de los estudios hallados en la literatura científica por los biólogos, bioquímicos y químicos Daniel Duchén, Claudia Hoephner, Iveth Paz, Luis Aguirre, Danny Rejas, Carla Oporto y Carla Fernández.

Los estudios alertan que el consumo en dosis altas y a largo plazo afecta en el desarrollo neuronal de niños, adolescentes y jóvenes, el cerebro y el sistema nervioso en embarazadas, y que se ha comprobado que los niños nacen con deficiencias óseas, es decir cráneos con cerebros más pequeños o más grandes, y con menor peso.

Además, por la liberación del ion cloruro agudiza la situación en hipertensos. Está descartado que oxigene la sangre, tal como señalan algunos testimonios de personas que dijeron haberse sanado al consumir.

Paralelamente, la Organización Mundial Para la Salud y la Organización Mundial de la Salud, OPS/OMS, no recomendaron tomar productos que contengan dióxido de cloro, clorito de sodio, hipoclorito de sodio o derivados y alertaron sobre efectos negativos.

EL DIÓXIDO DE CLORO

De acuerdo a la investigación realizada por el grupo de expertos en Cochabamba, el dióxido de cloro no puede servir de “cura” para la COVID-19, ya que no solo mata al virus de COVID-19+SARS, sino a toda célula viva porque el desinfectante destroza la pared celular.

El dióxido de cloro fue creado para destruir la capa proteica de los virus en el aire, en las superficies, en los mesones, en salas quirúrgicas y otros ambientes. Es un potente desinfectante eficaz para matar el virus en el aire y superficies. En el organismo también destruye las capas proteicas de las células. No puede curar.

Ningún químico podría matar de forma específica solo las células víricas; sin embargo hay terapias antivirales que desaceleran la reproducción para darle opción al organismo a exterminarlos. Ese es el papel de los antivirales.

Cualquier terapia antiviral debe:

Conocer el virus íntimamente (encontrar el punto débil)

Se exige que el antiviral no sea tóxico o afecte a las células humanas.

Su actividad debe limitarse solo a las células infectadas, condición que a veces es difícil de lograr.

El antiviral debe ser barato y fácil de producir, de nada sirve una antiviral que muy pocas personas puedan acceder.

Mientras el cuerpo pelea con sus propias defensas, lo único que se puede hacer es consumir paliativos considerados como productos destinado a suavizar los efectos negativos que causa el virus.  

¿EL DIÓXIDO ES UN PALIATIVO?

El dióxido de cloro es un gas amarillento a rojizo, soluble en agua e inestable en la luz (si una preparación se deja expuesta a la luz probablemente en cuestión de minutos deje de servir). Es agente oxidante, biocida que ataca fácilmente a las células vivas.

Se reduce a clorito (ClO2), su compuesto químico consta de un átomo de cloro y dos átomos de oxígeno. La molécula de clorito es lo que da la capacidad blanqueadora, sirve para blanquear el papel en fábricas.
Su único uso reconocido científicamente es como desinfectante y es utilizado para potabilizar el agua, limpiar pisos, mesones quirúrgicos. En dosis mínimas no produce ningún efecto.

Es estudiado desde los años 70. Es probablemente uno de los mejores desinfectantes que hay, cinco veces más fuerte que la lavandina.

La Administración de Medicamentos y Alimentos de los EE.UU. (por sus siglas en inglés) recomienda como desinfectante para la COVID junto con el agua oxigenada capaz de actuar en el menor tiempo en superficies y plásticos.

COMO TRATAMIENTO

El consumo humano del dióxido de cloro inició con Jim Humble en 1996 cuando en un viaje a Guayana francesa sus tripulantes enfermaron con malaria y en su desesperación consumieron el químico. Tomaron y dijeron que les hizo bien. Es el primero que lo llama  “agente milagroso” y fundó la iglesia Génesis II de la que se declaró su pastor. Se dedicó a la comercialización del dióxido.

El año 2.000 Andreas Ludwig Kalcker empieza la corriente para el consumo del dióxido de cloro para males como diabetes, cáncer, autismo y otros. Aseguró ser investigador y dijo que la solución contra el coronavirus es el dióxido de cloro o CDS.

Pero en personas autistas produjo convulsiones. Por este tema tienen un juicio de responsabilidades y una orden de aprehensión en España.

Este año, Kalcker propuso como cura para COVID.

¿QUÉ DICE KALCKER QUE HACE EL DIÓXIDO DE CLORO?

Basa su defensa en:

Una vez ingerido el dióxido es selectivo, mata al virus, sin dañar al resto de las células.

Al oxidar al virus, la combustiona (le prende fuego) y lo convierte en cenizas aprovechables para el cuerpo.

Libera oxígeno en la sangre ayudando al sobrellevar la insuficiencia respiratoria.

Libera ion cloruro (Cl-) que coadyuva con el ácido hipocloroso del medio ayudando al sistema inmune a eliminar a los virus.

LO QUE REALMENTE SUCEDE

No es selectivo, mata a todas las células por igual, porque el que desinfectante no escoge células humanas de células víricas.

Las otras defensas de Kalcker son medias verdades. No se ha podido demostrar que el dióxido de cloro combustione el virus. “Por mucho que se ha buscado no ha encontrado nada que ‘encienda fuego’, tampoco que convierta en ‘cenizas’ aprovechables para el organismo.

Tampoco está demostrado que libere oxígeno en la sangre porque la fisiología de la respiración en los organismos sigue esta vía: “El oxígeno ingresa por la garganta y se reparte por bronquios hasta llegar a los sacos alveolares. Son muy pequeños y se respira por el pulmón. Respecto a la incorporación de oxígeno a la sangre se puede decir que ocurre en dos etapas: 1) difusión a través de las barreras físicas en un gradiente de presión: 2) Reacción del oxígeno con la hemoglobina. Por tanto, si no hay el gradiente de presión, por mucho que haya oxígeno alrededor este no va a ser incorporado a la hemoglobina en los glóbulos rojos”.

Los que dicen que el dióxido de cloro hace soltar el oxígeno (químicamente no suelta oxígeno) hay que decirles, dijo Campero, que la presión es demasiado baja para que ello ocurra. Si soltara no tiene la suficiente presión como para ser aprovechado por los tejidos, solamente puede poner oxígeno en la sangre la presión pulmonar. “No hay manera de que oxigenando la sangre nos salvemos”.

POR QUÉ HAY CONSUMO DEL DIÓXIDO DE CLORO

Melina Campero realizó una crítica y autocrítica respecto a la actuación de los científicos frente al creciente consumo por los ciudadanos del blanqueador:

Hay pobre uso de las herramientas de difusión por la comunidad científica.

La precisión y rigurosidad científica está en desventaja en un medio social que está favorecida por la rapidez, lo emocional y las historias personales memorables (testimonios de salvaciones).

Hay miedo e incapacidad de aceptación de la situación actual.

La responsabilidad es siempre de otro.

Existe desconfianza e incredulidad en las instituciones epistémicas haciendo que los sujetos crean solo en experiencias individuales basadas en el discurso de testimonios.

LAS EVIDENCIAS PARA VALIDAR UNA DROGA

Una droga debe comprobar: que es eficaz para tratar el mal al que nos estamos enfrentando. “No puede basarse solo en lo que ha dicho mi tía, sino a través de ensayos clínicos rigurosos”.

Debe comprobar inocuidad para el sistema a ser tratado, es decir no debe producir daños/efectos secundarios en el organismo.

En caso de la existencia de daños/efectos secundarios, se deberá probar que estos no sean irreversibles y que su efecto positivo supera al posible efecto negativo. Por ejemplo, si la ivermectina provoca efectos secundarios, daña el hígado. Se tiene que comprobar la droga si el efecto es reversible, si no hay tantas consecuencias o son menos dañinos en caso de no usar la droga.

EVIDENCIA A FAVOR PARA COVID, SEGÚN KALCKER

Andreas Kalcker puso como evidencia un ensayo clínico realizado en Ecuador en más de 100 pacientes a quienes les inyectabó dióxido de cloro por vía intravenosa. El estudio fue rechazado en abril.

Los métodos no fueron suficientemente explicados como para ser replicados (falta concentraciones aplicadas, condiciones y otros).

El diseño del experimento no fue acertado (se admitió a enfermos que presuntamente tenían síntomas de COVID sin respaldo de pruebas. Para considerar que la enfermedad desapareció, solo se observó la mejoría de los pacientes, tampoco se les hizo pruebas; solo incluyeron enfermos con sintomatología leve cuando se supone que estos no llegan a intubación, ninguno muere y en cuyo grupo su organismo reacciona suficientemente bien.

Fue retirado el estudio por ir en contra el código de ética al incluir a niños de 3 hasta 10 años en las pruebas, lo que está prohibido. Los títulos  profesionales de los que hicieron la prueba están retenidos hasta que se proceda a un juicio.

Testimonios de éxito del tratamiento (varios) por diferentes plataformas (youtube, facebook, Instagram y otros).

Existencia de pacientes para diferentes usos del ClO2

Dos artículos científicos (uno con evidente conflicto de intereses).

Planificación de estudio en Colombia que tenía que terminan en junio. El estudio existe, sin embargo tampoco se realizó, no ha sido ejecutado por problemas en el diseño porque contemplaba a apenas 20 pacientes incluyendo a niños en su población experimental.

Fue financiado por la Fundación Génesis (dependiente de la Iglesia Génesis II, de Jim Humble, que comercia el dióxido creando un conflicto de intereses.

No hay evidencia de que sea cancerígeno.

EVIDENCIA EN CONTRA DEL DIÓXIDO

Melina Campero señaló que tampoco hay estudios que digan que no sirve como medicamento.

Sin embargo varias investigaciones indican que el consumo de dosis altas produce diferentes afecciones (intoxicaciones, diarrea, vómitos. La metahemoglobinemia, se refiere a la oxigenación de la hemoglobina en la sangre, evita que esa hemoglobina pueda cargar oxígeno. En la COVID encima de tener insuficiencia respiratoria da opciones de sobrevivencia son muy bajas.  

A dosis bajas no hay efecto ni negativo ni positivo, simplemente no pasa nada.

Explicó de que no han utilizado marcadores radiactivos para ver en cuánto tiempo el dióxido de cloro se asimila, en cuánto tiempo se elimina a través de la orina, cuánto es lo que se puede consumir de forma segura.

Estudios indican que a dosis subletales a largo plazo afectan en el desarrollo neuronal, cerebro y el sistema nervioso en embarazadas. Se ha comprobado que los niños nacen con deficiencias óseas en sus cráneos con cerebros más pequeños o más grandes y con menor peso.

Por la liberación del ion cloruro produce hipertensión.

PORQUÉ LOS COCHABAMBINOS CONSUMEN EL DIÓXIDO

El consumo ha ido creciendo en base a testimonios de la gente, lo que tiene que ver con la psicología grupal. Los científicos han tenido pobre difusión de las herramientas científicas para llegar a la gente.

La exigencia de precisión y rigurosidad científicas que requiere años de estudio no fueron aceptadas por la población asustada y exige soluciones rápidas.

Hay falta de control de la situación.

La responsabilidad es siempre del otro y hay resistencia incluso a usar el barbijo. 

Las crisis de poder político en Bolivia generaron desconfianza. “Si me dice el Gobierno desconfío porque pienso que me está engañando. No creemos en nuestros científicos ni en médicos y hay una crisis de credibilidad”.

El grupo de científicos señaló que a concentraciones bajas no debería producir ni cura ni daño y advirtió que hay un efecto placebo al decir “estoy haciendo algo por mi vida, por ahí me beneficia”.

La idiosincrasia de los cochabambinos hace que no haya un consumo responsable. Si bien se dice que a dosis bajas no produce nada, hay personas que marcan sus propias dosis. “Si se dice que el consumo debe ser de dos gotas, se incrementa a cinco pensando que la cura será más rápida”.

“Por los resultados no recomendaría el uso por periodos largos especialmente en jóvenes que recién están terminando el desarrollo neuronal. Mucha gente lo está tomando desde años y dicen que no les ha pasado nada, pero evitaría su consumo por periodos y dar tiempo al organismo para que libere el químico.

Personas con enfermedades de base, embarazadas, adolescentes, niños, personas hipertensas no deben tomar el dióxido de cloro”.

Recomendó que se utilice solo para lo que ha sido creado, es decir desinfectante de superficies, ambientes, oficinas, hospitales y otros.