Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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RUBÉN Y RAQUEL, UNA FAMILIA RODANTE EN CUARENTENA

Una cuarentena que no protege del hambre y olvida a los discapacitados

Él la lleva en carretilla para cobrar su bono por discapacidad. Apelan a este improvisado medio de transporte ante la imposibilidad de circular en auto por las restricciones para evitar el contagio de coronavirus. 
 
Una cuarentena que no protege del hambre y olvida a los discapacitados

Rubén Valencia empuja presuroso una carretilla en la que transporta a su hija Raquel, de 26 años, para que ambos puedan cobrar el bono de discapacidad que le corresponde a ella, en oficinas de la Alcaldía, próximas a la Recoleta.

"Yo soy padre y madre para mi hija. Ella es mi fuerza para estar en la tierra", asegura Rubén, tratando de ocultar su cansancio, mientras avanza la fila.

En el caso de Rubén y Raquel la cuarentena solo ha empeorado una batalla que libran diariamente, entre el arduo trabajo de un padre que enviudó, la imposibilidad de trabajar en su taxi, la falta de una silla de ruedas y el miedo al COVID-19.

Normalmente, este padre de familia sale a manejar su taxi acompañado de su hija.

"A veces la llevo en el auto y hay pasajeros que me discriminan. Me hacen parar y cuando la ven a ella y dicen 'siga nomas'. Me da rabia, pero también tienen razón en querer ir cómodos", lamenta.

A pesar de los bonos del Gobierno, Rubén admite que no se aferra al dinero porque le dura poco.

"Ahorita por ejemplo voy a volar a la farmacia a comprar sus medicamentos", cuenta, a tiempo de explicar que, mensualmente, los tres tipos de fármacos le cuestan de 700 a 800 bolivianos.

La cuarentena complicó la situación de esta familia, ante la imposibilidad de trabajar y generar recursos para el tratamiento de Raquel, el alimento diario y otros gastos extras.

Mientras dure la cuarentena, y cualquier tipo de restricción por la emergencia sanitaria, Rubén y Raquel seguirán trasladándose desde su domicilio, en la avenida Circunvalación y Potosí, hasta los bancos y mercados... él a pie y ella a bordo de su carretilla, con la sonrisa que le caracteriza y alegra los días de su padre.