Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 17:04

En la ciudad, cada persona tiene 3.5 metros cuadrados de área verde

Lo ideal son 10 metros cuadrados, como mínimo, según la OMS. Existe fauna y flora importante en plazas, parques y ciclovías. Se requiere más espacios en el sur.

La plazuela Cobija, en la ciudad de Cochabamba. NOÉ PORTUGAL
La plazuela Cobija, en la ciudad de Cochabamba. NOÉ PORTUGAL
En la ciudad, cada persona tiene 3.5 metros cuadrados de área verde

Entre parques, plazuelas, ciclovías y otros espacios, en la ciudad de Cochabamba, hay un 35% de áreas verdes de la superficie que sería ideal; sin embargo, permite hábitat para fauna y flora.

La investigación de Biodiversidad y Naturaleza: La riqueza desconocida de la ciudad de Cochabamba del proyecto Corredores Biológicos Urbanos, Funcionales Ambientales y Equidad de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) expone esos resultados.

El documento fue elaborado por Jennifer Cahill, Luis Aguirre, Carola Antezana, Susana Arrázola, Ariel Ayma, Melina Campero, Milton Fernández, Edgar Gareca, Magaly Mercado, Freddy Navarro, Pablo Prado, Mirtha Rivero y Olga Ruiz.

En el acápite ‘Nuestro verde vivir: Parques, plazas y ciclovías’ se detalla que la ciudad cuenta, aproximadamente, con un espacio verde de 3.5 metros cuadrados por habitante, “lo que corresponde al 35% de lo recomendado por la OMS (Organización Mundial de la Salud)”, que es de 10 metros cuadrados como mínimo.

Pero, pese a estos registros con superficies menores a lo ideal, la cantidad de áreas verdes de tamaño mediano y pequeño junto con los jardines domiciliarios y las calles con árboles establecen un mosaico amplio de hábitat utilizable por la fauna principalmente en la zona norte de la ciudad.

La investigación expone que cada área y espacio verde se convierte en un componente clave para viabilizar el movimiento de la fauna a modo “stepping stone” (peldaño viabilizador) a través del área urbana.

FLORA

La ciudad tiene un clima benigno, y esto permite que en las áreas verdes haya árboles, arbustos, lianas, bejucos y suculentas que constituyen la flora urbana.

El estudio expone que se registraron alrededor de 330 especies, entre nativas e introducidas, que son consideradas como ornamentales. De este grupo, el 65 % (215 especies) son introducidas cultivadas consideradas, además, como más abundantes y frecuentes.

Entre las especies arbóreas nativas de mayor preferencia en la ciudad están jacarandá, molle, sauce críollo, tara, tipa, chillijchis, cedro y tajibo.

Por otro lado, en las dos últimas décadas, los investigadores observaron que especies de tajibos plantados provenientes de las tierras bajas (Chiquitanía, Chaco y Amazonía) como el tajibo rosado, tajibo amarillo y palmeras provenientes de la Chiquitanía y también exóticas, la mayor parte de estas muy bien adaptadas a las condiciones climáticas del valle.

La investigación destaca la importancia del incremento de flora arbustiva y herbácea en las áreas verdes de la ciudad o dejar la proliferación natural de arbustos y herbáceas en la época de lluvias en determinados sectores; es decir, el incremento de plantas que produzcan flores para  soportar la fauna polinizadora.

“La vegetación constituida por árboles, arbustos y hierbas que existen en las áreas verdes tiene la capacidad de regular el microclima del lugar, aumentando la humedad relativa y disminuyendo los valores extremos de la temperatura en verano e invierno”.

La existencia de una mayor cantidad de árboles grandes con follaje amplio y denso puede generar un mayor efecto sobre el microclima local, también en la captura de partículas contaminantes del aire, lo que se observa en el molle, fresno y lluvia de oro.

“En cambio, cuando la vegetación está constituida por plantas de menor tamaño, como solo pasto, y con pocas hojas, el efecto sobre el microclima o la disminución de la contaminación aérea es “poco o nada perceptible”, considerando además, las construcciones urbanas que producen el efecto de isla de calor, “por lo que la cantidad y distribución equitativa de áreas verdes en la ciudad son importantes para tener un microclima con humedad y temperaturas más bajas en los meses y horas del día más calientes”.

Antes, los árboles principalmente en zonas urbanas eran considerados importantes por el beneficio estético u ornamental. En la actualidad, son vistos como elementos que presentan beneficios y son indispensables.

Los árboles maduros regulan el flujo de agua y mejoran la calidad del agua, aportan al equilibrio del ciclo del agua, conservan el agua y reducen la erosión del suelo.

Por otro lado, el arbolado reduce la polución acústica.

“Las hojas y las ramas reducen el sonido transmitido, dispersándolo mientras el suelo lo absorbe. Para una reducción óptima del ruido, los árboles deberían ser plantados cerca del origen del ruido y no cerca del área receptora”. 

Además, las áreas verdes urbanas generan espacios agradables para actividades de recreación y esparcimiento; la disminución del stress y el mejoramiento de la salud física también se asocian con la presencia de árboles y bosques urbanos.

Desde la Municipalidad de Cochabamba, existen proyectos de arborización basados en la recuperación de aceras en el Casco Viejo. En las áreas comerciales del centro de la ciudad prevén que haya árboles de mayor porte, también para generar sombra.

Dentro un plan de la Intendencia Municipal, se instalan bandejas centrales en vías en inmediaciones de mercados. El objetivo es mantener el orden en la instalación de los comerciantes y, a su vez, habilitar espacios donde haya árboles y otras plantas.

FAUNA

Con la diversidad de especies en la vegetación, más que todo ornamental, las áreas verdes, parques y plazas también albergan fauna, aunque las comunidades de fauna de áreas naturales, como en el Parque Nacional Tunari, son más grandes.

La investigación de la UMSS detalla que esta riqueza urbana se refleja en la diversidad de hábitos alimenticios de la fauna. En las aves, se encuentran especies que consumen semillas (granívoras), frutos (frugívoras), hojas y partes vegetales (herbívoras), néctar (nectarívoras), insectos (insectívoras) y hasta otros vertebrados (carnívoras).

En función de su forma de alimentación, se observan a palomas nativas que consumen semillas, como la torcaza; a zorzales y tangaras en el follaje de árboles, consumiendo frutos; a grandes bandadas de loros y pericos consumiendo frutos de palmeras; y a colibríes libando néctar de flores.

“La única especie típicamente herbívora es cortarramas y es una especie frecuente en parques y plazas”.

A menudo, se observan grandes agregaciones de aves de diferentes especies (horneros, pichitankas, tordos brillosos, jilgueros y otros) en el piso, particularmente en parques de la zona norte como el Fidel Anze, Homero, Lincoln, Demetrio Canelas y áreas verdes de zona sur, como el parque Pulpo, la Costanera en el sector del aeropuerto o el parque Mariscal Santa Cruz. 

El hornero con sus nidos de barro en árboles, postes y edificios, es una de las especies más adaptadas al ecosistema urbano.

“Sin embargo, la abundancia de individuos de cada especie de fauna, principalmente de aves, indica que existe un fenómeno de agregación. Particularmente, la zona sur presenta gran abundancia de aves en sus áreas verdes, parques y plazas debido a que las especies cuentan con menor número de estas áreas, por lo que las pocas que tiene contienen alta diversidad y abundancia. Esta situación es negativa para la biodiversidad ya que intensifica la competencia por los recursos y disminuye las probabilidades de movimiento y sobrevivencia de las especies”.

El estudio advierte que este es un indicador que establece la gran necesidad de incrementar la cantidad de área verde en la zona sur y también para mejorar e incrementar la cantidad de árboles y arbustos en las áreas verdes, ciclovía y la ribera del río Tamborada.

Por otro lado, la urbanización favorece la sobrepoblación de especies introducidas (no nativas a Bolivia), como la paloma doméstica y el gorrión común, lo que causa efectos adversos en la fauna local nativa.

Entretanto, en áreas verdes y ciclovías, alguna vez, se observan aves menos frecuentes para el ecosistema urbano, como el semillero simple, torito copetón y cardenal cresta roja. “Es más probable que su presencia sea ocasional debido a que se encuentran de paso desplazándose hacia áreas naturales o periurbanas que circundan la ciudad”.

Entre las especies ocasionales también se observan pájaros carpinteros, los que incluso parecen tomar residencia en parques de la zona norte y áreas verdes en el sur.

Un elemento a rescatar en la investigación son las ciclovías, junto con los ríos urbanos (Rocha y Tamborada) funcionan como corredores (artificiales por la vegetación plantada) para viabilizar el movimiento de especies biológicas, principalmente aves, murciélagos, mariposas e insectos polinizadores.

En la zona sur, “la ciclovía debiera contener más especies arbóreas y arbustivas para mantener la humedad y actuar como un corredor biológico más efectivo para el soporte y movimiento de la fauna”.

Las áreas verdes y ciclovías de la zona urbana de Cochabamba presentan especies de murciélagos, que se alimentan de insectos, como polillas y mosquitos, néctar, que permiten la polinización y el control de plagas como mosquitos.

Dos especies de aves nectarívoras están bien adaptadas a la ciudad, el colibrí de oreja violeta y el colibrí esmeralda de vientre brillante. Entre los insectos polinizadores, están las mariposas.