En inmediaciones del aeropuerto internacional Jorge Wilstermann, vecinos de uno de los barrios decidieron organizarse para combatir el coronavirus COVID-19. Cercaron todos los ingresos con llantas de gran tamaño y habilitaron uno para los vehículos y transeúntes. También se organizan por grupos para la desinfección, la fumigación de las más de 200 viviendas del lugar, dos veces a la semana, y la distribución de alimentos sólidos a las familias más necesitadas.

La iniciativa surgió de un grupo de 17 jóvenes voluntarios que están conscientes de la presencia del virus y su incremento, además de su mortalidad.

“Es parte del control interno. Somos vecinos que hemos adquirido con nuestros recursos los químicos y equipos de bioseguridad para esto. Hacemos turnos y siempre hacemos recomendación para prevenir cualquier complicación”, contó Arturo Uribe, uno de los promotores de estas medidas.

Las actividades que emprenden, explicó, no cuentan con el apoyo de los dirigentes de la Organización Territorial de Base (OTB), de quienes desconocen su identidad.

“Todo es por inquietud de los vecinos y la unión del barrio. Nos toca cuidarnos y protegernos entre todos”, agregó.

Ese trabajo en equipo les permitió identificar a quienes necesitan ayuda económica en esta cuarentena. En menos de media hora, se organizaron para recolectar alimentos sólidos y distribuirlos en el mismo momento. Son campañas violentas para ayudarse entre todos.

Si bien adquirieron todo lo que necesitan para cumplir con su voluntariado hasta el 30 de abril, con la ampliación de la cuarentena hasta el 10 de mayo, decidieron volver a reunirse para analizar la situación. Determinaron continuar con las medidas, precautelando el bienestar de todos.