La fuerza del río fue tal que rompió y arrastró un puente de 19 metros de largo, no dejó ni rastros de una casa ni de los cultivos de al menos 30 hectáreas de papa y otros productos.

El agua empezó a “comer” la ribera del río que inicialmente era de 15 metros de ancho, pero luego creció y se desbordó hasta ampliarse a 120 en varios sectores del río que une a las cuencas Qoturi y Mizque causando graves daños a su paso en cuatro comunidades del municipio de Alalay: Qoturi, Muyurina, P’ajcha Kuchu y Phutunku.

Pobladores de dos comunidades están incomunicados en este momento.

La emergencia es tal que el municipio de Alalay declaró zona de desastre natural y pidió auxilio a la Gobernación.

El alcalde de Alalay, Leovegildo Cayola, explicó que la Alcaldía emitió la declaración de zona desastre y así lo hizo conocer a la Gobernación esperando recibir ayuda, inicialmente, en maquinaria pesada.

Cuando el río creció se llevó todo lo que estaba a su paso: una casa, tres puentes, dos de ellas peatonales, molinos de piedra que los pobladores tenían cerca, además de 30 hectáreas de terreno cultivables. “El río medía 15 metros y ahora tiene 65, 75 y hasta 120 metros en algunos tramos. En el terreno había producción de papa, de oca y haba”.

El puente vehicular, del que ahora solo quedan los apoyos laterales, conectaba la comunidad Muyurina con la subcentral campesina. 

El deslizamiento en la cuenca Qoturi ocurrió la noche del martes 21 de enero. Pasó una semana y las gigantescas piedras y la gran cantidad de lodo no fueron retirados.

La capacidad de reacción de la Alcaldía de Alalay es muy poca. Su presupuesto anual es de 30 mil bolivianos, pero no asignaron ni un centavo a la atención de desastres.  

“Nosotros, como Alalay, nunca habíamos pasado por esta situación. Casi ningún año habíamos reportado desastres, riadas, inundaciones, porque trabajamos en prevención como 20 años. Esta gestión nos sorprendió”, dijo el Alcalde.  

La asambleísta departamental Silvia Jaldín Almendras dijo que la gente mayor de la comunidad contó que nunca habían visto tanto desastre. “Un abuelito de 82 años afirmó que jamás les había ocurrido esto”, lamentó. Cayola confirmó que la gente de la comunidad no conocía de tantas afectaciones. “Las personas tenían sus molinos artesanales de piedra y han desaparecido”.  

Agregó que los pobladores están desesperados porque no pueden sacar su producción a los mercados. “Hay piedras gigantescas en los caminos. Es imposible limpiar a mano. Necesitamos ayuda de la Gobernación. Ya nos reunimos con el secretario de Obras Públicas. Hemos solicitado presupuesto. Están analizando cómo nos van a ayudar”.

En tanto, la asambleísta Jaldín ratificó que las comunidades Muyurina y Phutunku permanecen aisladas porque no hay puentes ni caminos.  “No se puede sacar la producción ni en burro”.  

Señaló que insistirá con la Gobernación para canalizar ayuda y recursos urgentes para la zona afectada.