Negrita llegó al refugio San Roque sentenciada a muerte, con una enfermedad canina que no tiene cura, moquillo. A pesar de que hicieron todos los esfuerzos económicos para pagar el tratamiento de la cachorrita, quedó con secuelas irreparables: está paralítica. Ahora, su situación es aún más trágica, porque no solo está en busca de un hogar donde le provean alimento y amor, precisa también silla de ruedas, pañales, medicamentos y algunos cuidados especiales.

Negrita es solo una entre muchas mascotas que fue abandonada en lo que va de la pandemia por el brote de coronavirus en Cochabamba. Entre marzo y junio, los responsables y voluntarios de algunos refugios del departamento indicaron que se incrementó el número de rescates de perros, especialmente de cachorros, hembras en celo, preñadas y otras con crías.

Si la pandemia está asfixiando la economía de las personas, la situación de muchos animales es aún peor. Solo el centro San Roque de Quillacollo rescató a por lo menos medio centenar de perros, a razón de 10 por mes.

Estela Durán, vicepresidenta de Defensores de Animales San Roque, dijo que colapsaron. “Estamos llenos, es una desesperación total”. Supuso que la situación económica es causante del abandono masivo de animales. 

Tiene 100 perros a los que no logra dar en adopción. Algunos fueron dejados en la puerta del refugio, otros rescatados en mercados. Contó que antes de la cuarentena, al menos los perros callejeros se alimentaban de los restos que dejaban los comedores de los mercados, pero, ahora, esos espacios no funcionan y los animales “están muriendo de hambre”.

Hace poco socorrió a una perrita que puso crías en la calle y, con ella, la capacidad del centro rebasó.

OTROS ESPACIOS

La fundadora y directora del centro San Martín de Porres, Rocío Sossa, explicó que están en la misma situación. Contó que cada vez ingresan más perros al refugio, pero pocos son adoptados, debido a que, por las disposiciones de la cuarentena, no pueden movilizarse a los domicilios de los interesados para verificar que cumplen con las condiciones necesarias para acoger mascotas.

Precisó que hubo 20 rescates en lo que va de la pandemia y un número similar de canes fue dado en adopción.

El panorama es el mismo en el refugio Gamaliel, que está en inmediaciones de la avenida Beijing, donde no están recibiendo animales porque están al límite de su capacidad. Tienen un letrero en el que dejaron un comunicado para que la población no insista.

NECESIDADES

El problema no es solo el excesivo abandono de canes que hay en esta pandemia, sino la falta de recursos para mantener a los perros, especialmente en San Roque de Quillacollo. Quebrada por la situación que está atravesando, Estela Durán dijo que “croquetas no tengo ni un gramito. El otro día compre medio kilo para siete bebes (perritos) que están empezando a comer, pero se acabó en un rato”.

Explicó que los 100 animales que están en ese espacio demandan cuatro ollas grandes de alimento al día, comen en la mañana y tarde. Estela les cocina con mucho amor, pero últimamente, lo hace entre lágrimas, porque “ellos (los perros) dependen de nosotros y no podemos darles lo que necesitan”.

En San Roque solo queda un quintal de arrocillo, no tienen nada más. Las menudencias de pollo que compraba Estela para la sopa subieron de precio y, a pesar de que acudió a algunas empresas avícolas a “rogar” que le regalaran sus descartes, le dijeron que todo es sumergido en lavandina y echado.

Pidió a la población que se solidarice con el centro, donando comida para los canes, además de frazadas y colchones, que serán de gran utilidad en este invierno. Para coordinar las entregas, llamar al 71771878.

El Centro San Martín de Porres también requiere comida para cachorros y prendas abrigadas. Rocío Sossa dijo que todos los martes está en la avenida Aroma y Lanza, a partir del mediodía, para recibir donativos.

Redes sociales

Las personas que deseen adoptar perros, pueden encontrar imágenes en las páginas de Facebook de los refugios de Cochabamba.