Electrizante, cambiante, apasionante, no apto para cardíacos... Cuesta hallar palabras que describan la resolución del grupo E del Mundial de Catar, que dejó a Japón como líder, España fue segunda (“evita” a Brasil), Alemania se va a casa prematuramente por segundo torneo FIFA al hilo y hay que destacar el corazón tico pese a que se quedó en el camino.

El estadio Internacional Jalifa ha sido testigo de un compromiso, que comenzó con el molde inclinado hacia la “lógica”.

España, campeón del mundo en 2010, inició el duelo con la intensidad que había mostrado en el 7-0 a Costa Rica de su debut y varios tramos del 1-1 final contra los germanos el pasado domingo. 

Fue así que llegó la apertura del marcador cuando corrían 11 minutos, a través de un cabezazo de Álvaro Morata para “poner las cosas en su lugar” (1-0).

Sin embargo, la escuadra dirigida por Luis Enrique sacó el pie del acelerador y le cedió la iniciativa a un rival, que ya había dado el golpe ante Alemania y que venía de sufrir una inesperada derrota (0-1), a manos de los caribeños.

De esta manera, Doan (importante en el debut auspicioso de los nipones) hizo el 1-1 a los 48’.

El plantel europeo se vio sorprendido y desconcertado frente al vendaval samurai que lo terminó superando en el campo.

Tanaka desniveló tan solo 180 segundos después del empate transitorio y el 1-2 dejó a España en la lona y los asiáticos tomaron el impulso ideal para seguir apretando.

El marcador final en el Jalifa no se movió, lo que derivó también en la despedida alemana.

Sin margen para festejar demasiado, Japón deberá preparar el duelo del lunes (11:00) frente a Croacia por octavos de final en el Al Janoub Stadium.

Hace cuatro años y medio, le tocó enfrentar en esta ronda a otro europeo (Bélgica) y perdió 3-2.

Por su parte, España jugará el martes (11:00) con Marruecos en el Education City en otra llave.

Hay que recordar que en Rusia 2018 la Roja cayó eliminada en esta instancia frente a los anfitriones.