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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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ADOLFO SCHULTZE, UN PERSONAJE ALEMÁN QUE RADICABA EN LA LLAJTA, ORGANIZÓ EL PRIMER DESFILE CARNAVALERO DE COCHABAMBA EN EL AÑO 1887

El primer Corso tuvo una influencia veneciana

El primer Corso tuvo una influencia veneciana



No se conoce a ciencia cierta cuándo empezaron las celebraciones carnavaleras en Cochabamba, lo cierto es que en el año 1887 se suscitó un acontecimiento que es considerado el principal antecedente del Corso de Corsos.

Se trata de un desfile carnavalero con notable influencia veneciana organizado por un ciudadano de procedencia alemana que radicaba en Cochabamba, Adolfo Schultze.

Aquel entonces, varias personas acomodadas socialmente se vistieron con opulentos disfraces para iniciar un desfile que partió desde lo que hoy es la plaza San Sebastián y culminó en la plaza principal, según relata el historiador Gustavo Rodríguez Ostria.

La entrada carnavalera de estilo veneciano se instituyó en Cochabamba y, años más tarde, 1898, adoptó el denominativo “Carnaval de las Flores” que, además de contar con el respaldo de las clases pudientes, también fue impulsado por la municipalidad.

Cada vez que concluía el recorrido, la élite, protagonista del “Carnaval de las Flores”, se apoderaba de los espacios públicos de Cochabamba para celebrar al dios Momo y hacer rondas, mientras que los plebeyos estaban limitados a ser simples espectadores.

Paralelamente, en las calles principales de Cochabamba se jugaba con cascarones de huevos rellenos de agua perfumada, pese a que esta acción resultó muchas veces peligrosa, tanto así que hubieron personas que hasta perdieron el ojo durante la “guerra de cascarones”, cuenta Rodríguez.

Estas y otras costumbres influyeron para que hasta finales del siglo XIX la fiesta carnavalera de Cochabamba fuese de índole aristocrático.

DESPLAZAMIENTO En vista de que los ricos se adueñaban de los espacios públicos durante los días de feriado carnavalero, los plebeyos recién iniciaban sus festejos a partir del miércoles de ceniza, sin embargo no ocupaban zonas tan aristocráticas como la plaza principal de Cochabamba, sino otros espacios periurbanos.

Entonces hubo una disputa implícita por consolidar, por un lado, los elementos tradicionales y por otro lo importado.

Es así que la aristocracia empezó a introducir nuevos detalles a su entrada y sustituir otros, por ejemplo desplazaron las carrozas por vehículos costosos y en vez de brindar con chicha, importaban cerveza desde Europa e incluso de países vecinos como Chile.

“Corso de Corsos” salvó el carnaval de los qhochalas

Con el transcurso del tiempo, el carnaval de Cochabamba no tenía una identidad definida, pues los festejos estaban reducidos a simples juegos con agua en las calles y esporádicas comparsas de jóvenes que bailaban al ritmo de taquiraris, por esta razón, un grupo de personas pertenecientes a un medio de comunicación radial cochabambino, Radio Centro, tomaron la iniciativa de reactivarlo.

Es así que, según el gerente de Radio Centro, Antonio Torrico, el año 1974 tuvo lugar el primer Corso de Corsos y contó con la presencia de reducidas comparsas como los Jets y Always, sin embargo, a posterior se fue consolidando.

Mientras el corso se desarrollaba, los locutores de la emisora transmitían el acontecimiento en vivo y directo para la población en general, de esta manera quienes no participaban se sentían incluidos.

CORSO INFANTIL Cabe mencionar que antes de la consolidación del Corso de Corsos, específicamente en el año 1952, el Corso Infantil ya estaba instituido en Cochabamba.

Las tradición determinaba que uno de los domingos de la temporada carnavalera, los pequeños “disponían de un espacio propio para adentrarse tempranamente en los rituales de la festividad”, como dice el historiador Gustavo Rodríguez Ostria.

Por esta razón, las niñas, por única vez al año, se vestían de cholitas y los hombrecitos de campesinos y con esos atuendos hacían su recorrido por las principales calles de la ciudad.

Antes de que se determine un espacio de celebración para los pequeños, los padres aristócratas involucraban a sus hijos en el carnaval llevándolos en sus carrozas a lo largo del “Corso de las Flores”.

Durante este período, en Cochabamba también se dejó de jugar con los tradicionales cascarones de huevos y se empezó a mojar con globos de látex.