Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 19:01

NIÑOS INCONSOLABLES E HINCHAS CABIZBAJOS OCULTANDO CON LAS MANOS SUS OJOS ROJOS Y HÚMEDOS DE DOLOR, FUERON SOLO ALGUNAS DE LAS IMÁGENES QUE INUNDARON LAS CALLES DE LAS DOCE CIUDADES QUE SON SEDE DEL MUNDIAL EN BRASIL, TRAS LA DERROTA ANTE ALEMANIA

La tristeza y la vergüenza toman las calles de Brasil

La tristeza y la vergüenza toman las calles de Brasil



Los 20.000 hinchas brasileños que llenaron la Fan Fest montada por la FIFA en Río de Janeiro para conmemorar la que se esperaba fuese la clasificación a la final del Mundial comenzaron a abandonar el recinto antes de que terminara el primer tiempo de la más humillante derrota de Brasil en la historia de los mundiales.

Al final del partido, pocos eran los que quedaban en el espacio festivo de la FIFA en la famosa playa de Copacabana, entristecido aún más por el frío y la lluvia que castigó a Río de Janeiro. Los resistentes no tenían cómo esconder el llanto y la vergüenza de sus caras.

Algunos arrojaron sus camisetas verdeamarillas al piso, donde también quedaron las banderitas y toda la decoración. Y lloraron abiertamente, en tanto que otros escondían la frustración con comentarios irónicos y hasta burlones sobre la goleada, y hasta chistes miles de veces reiterados en las redes sociales sobre la patética situación.

Las reacciones a la histórica goleada por 7-1 fueron las más variadas, desde los que rezaban a la espera de un milagro, los que se sentían mal y tenían que ser trasladados a la enfermería y los que se sumaron a los gritos de "olé" con que los propios brasileños animaron a los alemanes en el Mineirao.

La Policía tuvo que intervenir en algunos conatos de pelea de los más exaltados. El ya bautizado como "apagón" brasileño, o Mineirazo -en alusión al Maracanazo- fue llorado no solo en Copacabana sino en todas las Fan Fest montadas por la FIFA en las doce ciudades sedes del Mundial de Brasil, que concentraron a casi 150.000 hinchas.

En la calle Alzira Brandao, un gigantesco espacio de concentración de los aficionados de Río de Janeiro conocido como "Alzirao", la fiesta comenzó temprano sin importar el aguacero, y terminó igualmente temprano.