La lluvia y el silencio acentuaron ayer en Sao Paulo el ambiente de desolación en la selección holandesa que, tras ser apeada de la final del Mundial, ahora se prepara para el partido de mañana en Brasilia por el tercer puesto.

El delantero Dirk Kyut encabezó la fila de jugadores que pisaron el césped húmedo del estadio Paulo Machado de Carvalho, Pacaembu para una práctica ligera.

Tras Arjen Robben, el último en comparecer, el equipo se dividió. Hubo trabajo sin balón para los que jugaron el partido del miércoles y también un entrenamiento más intenso para los tres porteros. El centrocampista Leroy Fer tuvo un trabajo diferenciado.

La plantilla permaneció en Sao Paulo tras el encuentro ante Argentina y en las últimas horas tenía previsto dirigirse hacia la capital brasileña.

Van Gaal se despide por la puerta de atrás con la rabia contenida

“Más allá de perder 7-1 o en penales, los partidos por el tercer puesto no deberían ser jugados y eso vengo diciéndolo desde hace quince años”, dijo el DT Louis Van Gaal, visiblemente contrariado, después de que Holanda perdiera con Argentina en la semifinal. Su indignación es grande por tener que jugar un partido que cerrará su ciclo de una manera no muy grata.

Es el precio que tendrá que pagar por no haber conseguido conducir a su selección hacia la cuarta final de la historia en un Mundial. Fueron los penales, después de un 0-0 tedioso, los que dieron por finiquitado un ciclo que comenzó el 6 de julio de 2012 tras la destitución de Bert van Marwijk.

Ahora tendrá que cerrarla por la puerta de atrás, después de intentar conseguir el primer Mundial para Holanda sin éxito. Se quedó a las puertas de la gran final, pero no pudo abrirlas.

Van Gaal hará las maletas para dirigir al Manchester United e iniciar una nueva etapa. Se llevará a parte del cuerpo técnico de Holanda, incluido el preparador de porteros Frans Hoek, uno de los protagonistas ocultos del Mundial en los cuartos de final de la competición.

Es su segundo fracaso al frente de su selección. De nuevo.