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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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EL MUNDO QUEDARÁ PARALIZADO Y ATENTO A LOS MOVIMIENTOS DE LOS 22 JUGADORES QUE INGRESEN EN EL ESTADIO MARACANÁ. SE PREVÉ QUE LAS TRIBUNAS QUEDEN PINTADAS DE CELESTE Y BLANCO LUEGO DE LA INVASIÓN ARGENTINA A RÍO DE JANEIRO

Alemania-Argentina en un partido final 24 años después

Alemania-Argentina en un partido final 24 años después



Con el Maracaná como mítico escenario, Alemania y Argentina se enfrentan hoy por la corona que dejó vacante España, un título mundial que puede refrendar la idea del juego alemán o consagrar a Lionel Messi junto a los más grandes de la historia, si triunfa la Albiceleste.

Para los alemanes, el título significa la culminación de un proceso que comenzó hace diez años, cuando entre Jurgen Klinsmann y Joachim Low se propusieron cambiar un modelo basado en el físico que, a fuerza de repetirse, se había quedado anquilosado.

Con Low al mando después del Mundial del 2006, Alemania ha seguido puliendo su juego, mostrándose como un equipo atractivo, pero sin títulos, que siempre chocó con la hegemonía de España.

Tras la temprana abdicación española, Alemania está ante su gran oportunidad, pero sin margen de error, porque después de vapulear a Brasil (1-7) se le exige el título.

Para Argentina, la final supone el regreso a lo más alto, veinticuatro años después de su última presencia, en Italia y frente al mismo rival, y la confirmación de muchos de los jugadores que ya apuntaron alto con la conquista del título sub 20.

Y luego está Messi. Ganador de todo con el Barcelona, al mejor jugador del siglo XXI se le ha negado el acceso al Olimpo mientras no conquiste un título mundial. Debía hacerlo, además, como lo hizo Maradona, cargando sobre su pequeño cuerpo con el peso de todo el fútbol de su selección.

Messi, ausente en todo el tramo final de la temporada europea, aceptó el reto y durante toda la primera fase fue el faro que condujo a Argentina a la siguiente ronda. Pero su juego se ha ido apagando y llega a la final de nuevo envuelto en dudas, tras una gris actuación ante Holanda, que supo cómo desactivarlo.

Siempre se le espera, sin embargo, y eso infunde temor en el rival y alimenta la expectativa de su propio equipo.

Por otra parte, Ángel Di María forzó su físico ayer y se resintió de su lesión lo que puede impedirle jugar la final de la Copa del Mundo ante Alemania en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.

El actual jugador del Real Madrid comenzó el entrenamiento a la par de sus compañeros en la última práctica del equipo albiceleste, que realizó en el estadio Sao Januario del Vasco da Gama.

LA FIGURA

Lionel Messi vuelve al Maracaná para conquistar la corona del Mundial

RÍO DE JANEIRO/EFE

Casi un mes después, Lionel Messi regresa a Río de Janeiro para afrontar el mayor reto de su vida, la conquista de un título mundial que despeje todas las dudas sobre si se le debe considerar inmortal.

“Lío” en Río fue feliz por primera vez. Aquel 14 de junio llegaba el astro argentino a la “ciudad maravillosa” envuelto en dudas. Se había puesto en duda su compromiso con el Barcelona, su estado físico y hasta su ilusión por seguir jugando. No hacía mucho que el Camp Nou le había despedido con silbidos, algo insólito.

Si hubo un tiempo en que Lionel quería ser con la Albiceleste el Leo Messi del Barcelona, ahora ansiaba volver a ser Lío, rodeado de sus amigos, agasajado por un técnico que primero le entregó el brazalete de capitán y el futuro de su equipo.

Contra Bosnia, en el debut de Argentina en el Mundial, padeció durante más de media hora de la misma apatía que había mostrado en Barcelona. Si entrar casi en juego, ignorado por la miedosa táctica de Alejandro Sabella, que apostó por jugar con cinco defensas ante la única debutante en un Mundial.

Messi regresa el domingo a Maracaná con un reto mayúsculo. Tiene que enfrentarse al mejor equipo del momento, Alemania, a la sombra del “Pelusa”, Diego Armando Maradona y a las dudas sobre su juego.