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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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ANTONIO RÍOS.

“Vine como un ‘mendigo’ pero ahora tengo todo gracias a Cochabamba”

“Vine como un ‘mendigo’ pero ahora tengo todo gracias a Cochabamba”

La música y el canto siempre fueron la pasión de Antonio Ríos que al no poder realizar sus sueños en su ciudad natal, Guayaramerín (Beni), decidió venirse a Cochabamba donde tiene un trabajo estable.

Hace 10 años, recuerda, llegó como un mendigo, no tenía nada, sólo su teclado y su voz para amenizar fiestas.

Primero se quedó en La Paz pero las condiciones climáticas no fueron de su agrado por lo que eligió Cochabamba para que sea su nuevo hogar.

Un amigo suyo le ayudó a llegar hasta la ciudad y ofrecer sus servicios de músico y cantante en la zona de El Prado que fue su primer escenario, pero no tuvo éxito.

“He pagado un año el derecho de piso. Me vine como un mendigo, la gente no me conocía y es bien desconfiada al principio porque creen que todos los del oriente somos iguales, pero no es así. Con el tiempo y por ser cumplido con mi trabajo, me conocieron y me gané el cariño de la gente”, relata.

Aunque entiende que algunos cochabambinos hayan desconfiado de él porque es de otro lado y tiene una cultura diferente, también encontró “amigos kochalas” que le dieron una mano en su momento para poder mostrar su talentoso trabajo.

Ya son nueve años que todos los viernes ameniza las noches en el restaurante ABC de la zona de Quintanilla donde llegan otros residentes benianos con quienes comparte los buenos recuerdos de su tierra. Además, tiene contratos privados para asistir a fiestas con una variedad de canciones y música que puede bailar y recordar buenos momentos. Es un hombre orquesta que no requiere de acompañantes, siempre ha trabajado solo y prefiere continuar así para cumplir con toda su clientela que destaca su responsabilidad en el trabajo que desempeña.

EL PROGRESO Antonio era conocido en Guayaramerín como “El Pichifón”, es decir, el hombre que canta y toca el teclado solo sin necesidad de una bateria u otro instrumento musical.

Ese estilo lo trajo a Cochabamba y le sirvió para conseguir un empleo estable y sobre todo mantener a su familia.

“Mi esposa se quedó en su pueblo, Guayaramerín (Beni), pero mis hijas se vinieron conmigo, ahora ya son casadas. Una de ellas estudió acá con mi ayuda”, dice.

Aunque extraña a su padre y sus cinco hermanos, reconoce que sería difícil volver a empezar en su tierra porque siempre estuvo rodeado de pobreza y su sueño era progresar para ser una mejor persona.

“Extraño la comida y los amigos pero allá (Guayaramerín) la gente sólo vive para el día, no hay empresas, ni industrias”, agrega.