Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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100 HECTÁREAS DEVASTADAS

Cinco muertos y más de 100 casas afectadas por aluvión en Tiquipaya

El municipio se volvió a inundar en octubre. Reportaron dos familias damnificadas.
Cinco muertos y más de 100 casas afectadas por aluvión en Tiquipaya



Desde el aluvión del 6 de febrero Tiquipaya no es la misma. Cesaron los gritos y el llanto de la población que vio cómo el lodo sepultó vivas a cinco personas; pararon las arduas tareas de rescate y los damnificados acogidos en lugares públicos ya están en espacios que les ofrecen condiciones mínimas de habitabilidad. El panorama mejoró, pero, desde ese día, el miedo no se va, al contrario, cunde aún más en esta época de lluvias.

Las toneladas de mazamorra que arrastró el río Taquiña el pasado 6 de febrero enlutó a ese municipio que dista a 10 kilómetros de la ciudad de Cochabamba y también significó el surgimiento de un pequeño gran héroe que está grabado en la memoria del departamento: Gamaliel Rojas, de 12 años de edad.

Fue la primera entre cinco vidas que cobró el aluvión. El destino de Gamaliel pudo ser otro, tenía la posibilidad de aprovechar su agilidad para huir del alud que se aproximaba a su casa, pero su amor por su mascota primo más que él.

A sabiendas de que toneladas de mazamorra descendían hacia su barrio, Juventud Chilimarca, el pequeño fue a rescatar a su perro, que estaba en su casa, pero el lodo los alcanzó y sepultó a ambos seres vivos.

En honor a él, un albergue de mascotas lleva su nombre. En mayo, más de 90 perros estaban ahí, la mayoría procedía de Tiquipaya.

Es el único niño que falleció. Los otros muertos fueron: Victor Alfredo Torrico Achá, de 77 años; Ester Jhanet Nina Cadima, de 37 años; Paulina Montaño, de 42 años; y Doroteo Acuña Soria, de 77 años.

Rescatar cada uno de los cadáveres tomó hasta cinco días. A Gamaliel, por ejemplo, lo encontraron al día siguiente a su muerte, el 7 de febrero. Su familia, vecinos y gente ajena acudió al lugar y, sin importar empaparse de barro hasta la cabeza, levantaron cada escombro, roca o rama que, junto al lodo, aplastaron al menor de edad. Fueron ayudados por maquinaria pesada.

La desesperación por hallar los cadáveres se transformaba en llanto y gritos cuando por fin los veían, pero sin vida y con lodo rebasando sus cuerpos.

La situación fue similar en el resto de los casos, Doroteo Acuña fue al último que rescataron, el 12 de febrero.

TAREAS

Mientras unos buscaban los cadáveres, otras 254 familias intentaban rescatar sus pertenencias que quedaron embarradas al interior de sus viviendas. Paralelamente, maquinaria pesada de diferentes municipios metropolitanos intentaban encausar el río.

Las personas que, en definitiva, lo perdieron todo, se refugiaron en dos albergues que la municipalidad habilitó: el centro de salud del Distrito 5  y  la sede de la Organización Territorial de Base de Molle Molle Central.

La población de Cochabamba se volcó hasta esos lugares para dejar su donativo, pero el 10 de febrero se develó que los alimentos, ropa y otros enseres no eran administrados transparentemente. Ese día, el alcalde de Tiquipaya, Juan Carlos Angulo, comunicó la destitución de tres funcionarios que fueron filmados sustrayendo ropa donada.

En el transcurso del año, las víctimas de Tiquipaya demandaron la reconstrucción de sus viviendas al Estado, ente que aceptó, siempre y cuando no sea en el mismo lugar de la catástrofe, por el riesgo aún inminente.

La Agencia Estatal de Vivienda (AEV) está en proceso de edificación de 72 casas.

NUEVA TRAGEDIA

Cuando Tiquipaya aún no se reponía del golpe del alud, en octubre, hubo una nueva amenaza de inundación. El 22 de ese mes, las viviendas de dos familias resultaron afectadas debido a las torrenciales lluvias. No se lamentaron daños personales.

PANORAMA NACIONAL

Si bien Cochabamba fue el departamento más afectado del país en 2018, las lluvias también causaron estragos en otros territorios.

En enero, la lluvia dejó dos fallecidos y 400 damnificados en Santa Cruz. Uno de los muertos cayó a un canal de drenaje inundado y el otro fue arrastrado por una riada. En febrero, los fenómenos meteorológicos no dieron tregua y ese mes se decretó emergencia nacional, debido a que, hasta entonces, había más de 15.000 familias afectadas, esta vez en La Paz, Beni, Chuquisaca, Cochabamba, Potosí y Tarija.

Uno de los departamentos más críticos fue Potosí. En el municipio de Cotagaita, el río Tocla arrastró a una persona y la mató, además afectó a 35 comunidades.

En La Paz, el río Katari, en el municipio de Pucarani, anegó 200 viviendas y 20 del total colapsaron.

En Beni, las lluvias dejaron más de 3.000 familias afectadas en siete municipios.

Tarija también declaró emergencia en febrero. En Yacuiba, hubo un desbordamientos de la Quebrada Internacional de la zona de Pocitos y provocó el derrumbe de casas.

En Chuquisaca, varios ríos se desbordaron y dejaron pérdidas materiales en 15 de 49 municipios que componen ese departamento. Además, 1.212 familias resultaron afectadas.

337 Viviendas



De Bolivia fueron destrozadas en 2018 por lluvias, granizadas o riadas.

Al menos 146 viviendas del total estaban enclavadas en Tiquipaya, Cochabamba, de acuerdo con un reporte que emitió Defensa Civil.

Carnaval afectado en el país 

Las inundaciones en Bolivia coincidieron con las fiestas de Carnaval, por lo que, en respeto a los fallecidos, heridos, damnificados y las pérdidas materiales, dos departamentos decidieron suspender esa celebración en La Paz y Sucre. En Cochabamba, el Corso de Corsos se desarrolló un mes después -17 de marzo- y el Corso Infantil no se cumplió.