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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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CONTRA LA ENFERMEDAD, HASTA EL FINAL

“¡Tienes que ser fuerte, carajo!”

“¡Tienes que ser fuerte, carajo!”



Filemón Escóbar alzaba la voz, miraba fijo y exponía posturas tal cual pensaba, sin miedo, sin reverencias.

Elevaba la voz, miraba fijo a los ojos casi sin parpadear, se acercaba a oídos y rostros mientras hablaba para garantizar que era comprendido en su discurso. Filemón Escóbar tenía esta manera de expresarse y era conocido por sus acciones que exponía sin temor alguno.

Gabriela Canedo, que se identifica como su hija, recordó una de las frases más repetidas, dentro y fuera de su casa: “¡Tienes que ser fuerte, carajo!”.

La frase fue aplicada para él mismo, de acuerdo a las descripciones de cómo asumió su enfermedad, cáncer pulmonar, además de su vida sindical y política. En todo, puso fuerza hasta el final.

“En ningún momento le hemos visto desmayar (...) Como familia le hemos apoyado en esta lucha. Pero, el cuerpo de 82 años, a veces, ya no acompaña a esas ganas y esas fuerzas”.

La enfermedad se le manifestó en 2006 y fue operado del pulmón. Después de una pausa de 10 años, en 2016, volvió.

“Ha luchado hasta el final. Ha aceptado quimioterapias cuando ya podía haberlas rechazado. Él hacía sus ejercicios, tomaba las medicinas (...) Era bastante doloroso y en ningún momento se ha quejado”.

Otro de los fundadores del Movimiento Al Socialismo (MAS), Rafael Puente, visitó a Escóbar en su casa, pocos días antes de su deceso, cuando salió del hospital. Aseguró que el exdirigente no perdió la lucidez hasta su último día.

“Pudimos conversar largamente, una hora. Lo que sí vi es que estaba terriblemente debilitado. Se cansó mucho con la charla. Pero, la conversación fue totalmente coherente, seguía lúcido y con el mismo espíritu. Incluso, me dijo que me iba a invitar a una reunión política”.

Lo político fue siempre el tema central para Filipo. Sus temas giraban en torno a la coyuntura y las luchas sindicales en épocas de la dictadura en Bolivia.

Canedo dijo que toda la familia tiene una posición ideológica alineada, principalmente su hijo, César, coherente a la formación inculcada por su padre.

El último trabajo de impulso político de Escóbar fue el Partido Verde de Bolivia. Su actividad continuó con un grupo de estudio, con el que se reunía para realizar análisis de la coyuntura, junto a intelectuales y universitarios del grupo Ovejas Negras y los Verdes.

Estar informado siempre fue prioridad para el exdirigente. Canedo recordó que si alguien preguntaba qué había pasado, él respondía: “¡¿Cómo no vas a leer los periódicos, pues?!”.

Similares interpelaciones, desafiantes, eran comunes hacia periodistas y otras visitas que recibía.

“Nos carajeaba”, expresó Canedo.

De acuerdo al exdirigente de Siglo XX Antonio Antequera, la audacia y la característica ruda de su lenguaje las asimiló de Federico Escóbar, un caudillo del sindicalismo que no era pariente de Filipo. “Él no tenía lenguaje sin el ajo o la pimienta”.

El dirigente del Magisterio Miguel Lora, que conoció a Escóbar desde pequeño, describió que su característica irreverente “se fue acentuando con el tiempo”.

“Vivió de niño en un orfanato. Eso marcó con fuego su personalidad. Yo creo que a eso se debe la dureza y la manera de juzgar las cosas que él siempre ha tenido”.

Quienes conocieron al exdirigente, aseguraron que lo recordarán por su honestidad y manera directa de mostrarse.

El dirigente fabril Óscar Olivera manifestó que su liderazgo se exponía con llamadas de atención, a su estilo, cuando identificaba que los dirigentes sindicales ignoraban algo, incluso fechas y hechos históricos.

“O cuando no hablábamos con absoluta claridad sobre lo que deberíamos hacer, era una llamada de atención, pero fraterna y generosa. Eso vamos a extrañar de Filemón. Ha sido un maestro estricto, pero de gran corazón”.

Rudo y audaz

El exdirigente minero Antonio Antequera resaltó la característica audaz y ruda que fue propia del líder minero Filemón Escóbar, su compañero de lucha.