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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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CHILE HIZO PREVALECER EL PRINCIPIO IMPERIAL DE QUE “LA VICTORIA DA DERECHOS” IMPONIENDO UN ACUERDO INJUSTO

Los tratados no son inmutables: pueden perfeccionarse

Los tratados no son inmutables: pueden perfeccionarse



En términos jurídicos, el Tratado es el nombre que se da a "las estipulaciones entre dos o más Estados sobre cualquier materia o acerca de un complejo de cuestiones (Diccionario de Ciencias Políticas de Ossorio).

Cuando esas estipulaciones se dan entre personas particulares o jurídicas, se denominan contratos.

En Derecho Internacional Público se mencionan, por ejemplo: los Tratados de Amistad, Tratados de Alianza, de Asistencia Mutua, de Comercio, de Extradición, de Jurisdicción, de Neutralidad, de Paz, Tratado de Renuncia a la Guerra, etc.

Después del cese de hostilidades en la Guerra del Pacífico de 1879, el ejército chileno había ocupado todo el territorio del Litoral Boliviano y los departamentos de Arica y Tacna del Perú. La ambición del país usurpador estaba plenamente satisfecha; como consecuencia, el mismo gobierno de Santiago dispuso el cese de hostilidades, dejando para después la suscripción de un Tratado de Paz. Las relaciones boliviano-chilenas quedaron en statu quo, aunque -entre bambalinas- la diplomacia del agresor se movía subrepticiamente a través de la masonería, ya que los gobiernos de ambos países estaban influidos por esa "hermandad".

En una situación como esa, era de esperar que Bolivia y Chile intercambien los respectivos proyectos de un Tratado de Paz; pero no ocurrió tal cosa. La Cancillería de La Paz y el Presidente Ismael Montes prefirieron callar y no proponer nada, hasta que Chile presentó el proyecto de Tratada, tras veladas amenazas de ocupación de La Paz, si se ponían objeciones por el país usurpado. Se reanudaron relaciones simplemente consulares, siendo designado el Sr. Abraham Konig en ese cargo por el gobierno chileno, quien, lo primero que hizo (en 1.900) fue dirigir una carta al Presidente José Manuel Pando diciéndole que "Chile sabía muy bien lo que valía Atacama y que por eso se quedaba con ese territorio, por la riqueza que tenía". La prepotencia y soberbia de esa carta, significaba una conminatoria para que Bolivia suscriba el Tratado del 20 de octubre de 1904, en base al mismo proyecto chileno que hizo prevalecer el principio imperial de que "la victoria da derechos”.

Quiérase o no, esa conminatoria fue una forma de presión sobre Bolivia. Casi al mismo tiempo se desataron sobre nuestro país otras formas de presión desde otros frentes. En efecto, Chile había suscrito con el Perú el Tratado de Ancón, cediendo al agresor el Distrito de Arica, lo cual hizo que el Departamento de Atacama o sea el Litoral Boliviano quedase atrapado en medio de dos territorios chilenos: Tarapacá por el Norte y Chile de preguerra por el Sud.

A ello se sumó la gravísima situación económica de nuestro país, emergente de la propia Guerra del Pacífico y del desangre ocasionado por la guerra civil federalista, que cambió la sede del Gobierno de Sucre a La Paz. Sobre eso, surgió en ese tiempo el grave conflicto del Acre con el Brasil, que acabó anexándose ese rico territorio amazónico después de una cruenta guerra de conquista por el control de la castaña y la goma. Paralelamente, surgió otro conflicto con la Argentina sobre el Chaco Central y después el Perú (ex aliado de Bolivia) se apoderó del río Mauri y los poblados de Tambo Pata y Palomani. Pese a tanta calamidad ocasionada por nuestros malos vecinos, surgió otro frente conflictivo con el Paraguay, que reclamaba derechos sobre el Chaco Boreal, con el pretexto de que era territorio Guaraní. La tesis de ese país era que "allí donde hay pueblos guaraníes tiene que estar el Paraguay". Todo ello demuestra que después de la Guerra del Pacífico de 1879, Bolivia como país usurpado por Chile, estaba sumido en un mar de calamidades provenientes de sus vecinos del Norte, Sud, Este y Oeste de su espacio geográfico. Prácticamente el Estado fue descuartizado y mutilado sin piedad; por eso debemos desconfiar de ellos, porque sin necesidad de nuevas agresiones, están empeñados en la ocupación pacífica del territorio nacional. Brasil sigue lanzando a su gente para apoderarse de tierras productivas en la parte fronteriza; Chile envía migrantes hacia el Oriente (Santa Cruz y Beni) donde van adquiriendo propiedades e instalando empresas. El Paraguay considera a Bolivia como su mejor proveedor de hidrocarburos y su gente se desplaza con mucha facilidad en el lado boliviano. Los argentinos entran y salen como si fuera su territorio. El rato que quieren, sus autoridades rechazan las exportaciones bolivianas de bananos y otros productos.

Así, en circunstancias tan dramáticas para Bolivia, se suscribió el Tratado de Paz y Amistad de 1.904, que de amistad no tiene nada; al contrario es un tratado de sometimiento deliberado del pueblo boliviano, Bolivia quedó engrillada en su mediterraneidad. Por eso, es un deber de todo gobierno boliviano, ahora y siempre, protestar por la injusticia de nuestro encierro geográfico en todos los foros del mundo. Algún día habrá Justicia, porque la usurpación no es una virtud, sino una calamidad impuesta por la fuerza y lo mal habido no puede legitimarse.

Antecedentes.

Causas

La Guerra del Pacífico tiene sus causas en la explotación que algunos capitalistas chilenos hicieron del guano en Atacama, territorio boliviano. La Paz hizo el reclamo y Santiago respondió que los límites con ese país se hallaban en el paralelo 23, y no en el 25 como Bolivia alegaba.

Pacto

Perú y Bolivia firman un pacto defensivo conocido como el Tratado de 1873, en caso de cualquier agresión. El gobierno de Santiago, en cambio, tenía efectuado ya un plan expansionista, y prueba de ello, son los blindados Cochrane y Blanco Encalada así como los cañones Krupp, los que no tenían competencia en la región.

Impuesto

El gobierno de Hilarión Daza, en 1878 exigió que la empresa salitrera pague unos 90 mil pesos como derechos adeudados, a partir del año siguiente, con la Ley de los diez centavos por cada quintal de salitre exportado desde Antofagasta. Ante la falta de pago, el 1 de febrero de 1879, Daza reivindicó las salitreras de la compañía confiscando sus bienes para un remate. Chile reunió unos 500 soldados y tomaron el Puerto de Antofagasta.

Fuente:www.historiamund.com

Prepotencia y mala fe en la política

Casi todos los gobiernos chilenos (excepto Allende), siempre han afirmado que los tratados son inamovibles y que deben cumplirse. Esa inmutabilidad sólo concurre cuando existe prepotencia y mala fe. Si hubiera buena voluntad política de la parte chilena para resolver el problema emergente del Tratado de 1904, se podría: modificar, complementar, aclarar, enmendar, interpretar mejor y perfeccionar ese instrumento. Tal vez por eso, el Presidente Piñeira admitió ante la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) que "los tratados son perfectibles"; pero ¿en qué sentido? El gobierno de La Moneda sólo admite el mejoramiento del acceso boliviano hacia los puertos de Arica y Antofagasta, por vía ferroviaria y terrestre; pero rehúsa cualquier tratativa sobre la devolución de parte del Litoral para que tengamos una salida soberana al Pacífico.

Si bien Piñeira habló últimamente de un posible enclave que se ubicaría al Norte de Arica, en la frontera con el Perú; aclaró que sería sin soberanía, a condición de que la demanda sobre límites marítimos que sostiene con el Perú en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, no sea favorable a este último país.

Sólo se quiere arrinconar el uso del puerto peruano de ILO que está en comodato (por 99 años) acordado con Bolivia, aunque tampoco se está aprovechando esa oportunidad.