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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 12:33

TENDENCIA//SE INSERTAN CHIPS, ADOPTAN DIETAS Y BUSCAN MODIFICAR SU ADN.

Biohackers cambian su cuerpo y cerebro

Biohackers cambian su cuerpo y cerebro





Liviu Babitz quiere crear nuevos sentidos humanos. Si tocas su pecho, puedes sentir su primer intento: una pequeña vibración cada vez que mira hacia el norte. Si algunos animales tienen ese sexto sentido de la orientación ¿por qué no nosotros?

Liviu puede hacerlo gracias a un implante electrónico insertado en su tórax llamado North Sense (Sentido Norte). Incluye una brújula en forma de chip, conexión bluetooth y se adhiere a la piel con dos barras de titanio como si fuera un piercing.

A sus 38 años, es el director ejecutivo de su propia empresa, Cyborgnest, responsable del diseño del implante. Para él, es un primer paso en la creación de un sistema de navegación completo que espera que le ayude a acabar con la que define como “generación pantalla”.

“Podrías navegar por el mundo como si fueras un pájaro y sabrías todo el tiempo dónde estás exactamente. La gente ciega podría orientarse también”.

El invento de Liviu es bastante inusual, pero se queda en nada comparado con el de Rich Lee, un ebanista de 40 años de Utah (EEUU).

Rich es un grinder, es decir, un biohacker que hace modificaciones extremas del cuerpo. En sus dedos tiene imanes y dos chips de Comunicación de Campo Cercano (NFC, por sus siglas en inglés) que pueden programarse para ver páginas web o abrir puertas, entre otras cosas.

Tiene un chip en su antebrazo que monitorea de forma constante su temperatura corporal (que normalmente se usa en mascotas) e implantes de auriculares en sus oídos. También probó Crispr (técnica que se usa en laboratorios para modificar genes), probablemente la forma más radical y controversial de biohacking. Mientras los expertos siguen averiguando sus límites y peligros, Rich experimenta en su casa. Y admite además que, si se equivocara, podría llegar a perder la vida.

“Lo que yo apoyo es la idea de que podamos cambiar nuestros genes y obtener modificaciones genéticas de la misma manera que nos hacemos un tatuaje”.

Luke Robert Mason, director de la organización británica Virtual Futures, dice que hay mucho entusiasmo sobre el biohacking, pero cree que “falta un largo camino para alterar de manera radical el cuerpo humano”.

1 mujer

Corina Ingram-Noehr, d 33 años, tiene un ritual diario que implica el uso de tecnología, dieta y más de 20 suplementos alimenticios, en busca de controlar su propia biología. Descubrió el biohacking cuando superó una conmoción cerebral que la dejó con dificultades para hablar.