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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 06:46

Personas con discapacidad dirigen a robots camareros

Personas con discapacidad dirigen a robots camareros



Se llama OriHime-D, pesa 20 kilos y desde esta semana atiende como camarero en un café de Tokio. Se trata de un robot blanco de 1.20 metros de alto que funciona gracias a los movimientos que le ordena a distancia una persona con discapacidad.

En Tokio no es raro ver robots dando servicio al cliente, pero ésta es la primera vez en la que personas discapacitadas tomaron el control de un tipo de androide que les permitirán convertirse en camareros dirigiendo desde sus casas cada movimiento de la máquina.

En el café del barrio tokiota de Akasaka funcionan tres robots con ese nombre. Se mueven entre las mesas con precisión e interactúan con el cliente, el cual empatiza rápidamente. Pero, en su casa, y siguiendo los movimientos gracias a una cámara y un ordenador, un ser humano con limitaciones de movimientos interactúa con el cliente, toma nota y le lleva las bebidas, como si se tratase de un camarero común y corriente.

Es la primera cafetería que utiliza robots dirigidos a distancia por personas con discapacidades físicas graves, como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), y estará abierta hasta el 7 de noviembre en el edificio Nippon Foundation.

El desarrollador de este robot, Kentaro Yoshifuji, contó que durante tres años y medio no pudo ir al colegio porque se encontraba débil físicamente, momento en el que pensó que “quería tener otro cuerpo”.

Durante diez años, después de experimentar “la soledad” y “lo duro que es sentirse aislado sin poder participar en la sociedad”, investigó la manera de crear un cuerpo que facilite esa inclusión social, lo que le condujo a este proyecto pionero de inteligencia artificial.

En la inauguración del establecimiento ayer había tres robots con función de un “avatar”, cada uno manejado por alguien a distancia y cuya información personal se puede leer en una tarjeta colocada en la parte frontal de la máquina.

Uno de los OriHime-D lo controla desde su ordenador Naoko, que padece mielitis, una enfermedad que produce la inflamación de la médula espinal y que le obligó a terminar en silla de ruedas. Ahora, Naoko encuentra gracias al robot la movilidad y la libertad que no tiene en el día a día.