Ridley Scott rodará en la vieja cárcel de Málaga, cerrada desde 2009, escenas de la película El Cartel, en la que narra la lucha sin cuartel por el control del tráfico de drogas entre México y Estados Unidos.

El diario Sur de Málaga informó que la productora Scott Free convertirá el viejo penal, que fue inaugurado en 1933, en una prisión mexicana en la que estuvo encerrado el narcotraficante mexicano Joaquín El Chapo Guzmán hasta su primera y espectacular evasión a la seguridad en 2001.

La historia está inspirada en la vida del capo del Cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán, y de su primera fuga de una prisión en 2001. Así, la nueva película del director de “Blade Runner” y “Marte” narrará la historia cruzada del agente norteamericano de la DEA Art Keller y del narcotraficante Adan Berrera, según citó la ABC en su portal web.

Para el papel del policía antinarcóticos se negocia con el último ganador del Oscar por “El renacido”, Leonardo DiCaprio, con el que Ridley Scott ya trabajó en el thriller “Red de mentiras” (2008). Desde hace dos años, cuando se anunció el proyecto, el director ha expresado su interés en repetir la experiencia con DiCaprio.

Scott, el cerebro detrás de clásicos del cine como Alien o Blade Runner, ha elegido España por quinta vez para rodar una de sus películas.

El cineasta llevará a la pantalla grande una versión de ficción de la vida de El Chapo, basada en la novela de Don Winslow, que incluye su primera fuga, en 2001, cuando se escondió en un cesto de ropa sucia.

El cineasta ha recorrido durante los últimos años en varias ocasiones Andalucía en busca de localizaciones para su nuevo proyecto. En diciembre pasado visitó el penal malagueño, sitio en la Cruz de Humilladero, para ver si podía servir para ambientar la cárcel desde la que Chapo dirigió todos sus negocios a pesar de tratarse de un centro de máxima seguridad. El narcotraficante evadió el control de la prisión de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, el 19 de enero de 2001.

Según investigaciones de la prensa, la fuga del capo mexicano involucró a más de 60 funcionarios del reclusorio.

Sin embargo, en la película El Cartel no se conoce a Joaquín Guzmán por su nombre ya que el director prefiere contar la historia de dos amigos, Art Keller y Adan Berrera, cuyas vidas les va separando, el primero dedicado a la lucha contra el narcotráfico y el segundo al frente del cartel de Sinaloa.

La novela cubre con todo detalle una década en el mundo del narcotráfico, del 2004 al 2014, y la crítica lo compara con “El padrino” de Mario Puzzo, pero con una historia que transcurre al sur de la frontera en Estados Unidos de América.