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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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ARTES /// UNA EXPOSICIÓN EN BRUSELAS REVELA OBRAS POCO CONOCIDAS DEL ARTISTA ESPAÑOL.

Picasso, escultor eclipsado por su genio pictórico

Picasso, escultor eclipsado por su genio pictórico



El Palacio de Bellas Artes de Bruselas (Bozar) se adentra en la faceta de Pablo Picasso como escultor, una tarea artística que desarrolló de modo autodidacta con el mismo pulso innovador que imprimió a su personal cubismo, pero que a menudo quedó eclipsada por el éxito de sus pinturas.

"Sus lienzos se han distribuido mucho más que sus esculturas, porque amaba guardar estas últimas para sí mismo, no era una cosa cualquiera que ponía a la venta, le gustaba mantenerlas cerca de sí mismo", explicó ayer a EFE Sophie Lauwers, directora de la división de exposiciones del Bozar.

Cinco décadas han transcurrido desde que la primera gran exposición dedicada al Picasso escultor, la que organizó el Gran y Petit Palais de París en 1966, desvelara al gran público esta faceta menos conocida del genio malagueño, una tarea de descubrimiento en la que ahora ahonda esta muestra que, tras pasar por París y el MoMA de Nueva York, abre mañana sus puertas en la capital europea.

Este tercer capítulo de "Picasso Sculptures" retrata esa faceta que surgió de manera espontánea en el artista y que le acompañó a través de su prolífica vida, con ochenta de sus esculturas, pinturas, cerámicas y objetos que formaban parte de su colección personal que rara vez han pasado por las salas de un museo.

"No le gustaba separarse de ellas, le rodeaban en su estudio, en sus diferentes casas y jardines, tampoco las prestaba", afirma una de las dos comisarias de la exposición, Cécile Godefroy, quien no duda en subrayar que, pese a la limitada visibilidad que tuvo su producción, Pablo Picasso fue uno de los escultores más destacados del siglo XX.

Igual que con el cubismo Picasso y sus colegas rompieron los moldes de la perspectiva pictórica mantenidos desde el Renacimiento, en la escultura el artista no dudó en introducir materiales hasta entonces poco explotados en un arte marcado entonces por los cánones clásicos. Ese es el caso de "Vaso de absenta" (1914), obra en la que no solo introdujo una cucharilla metálica como las que los artistas de la "Belle Époque" y sus coetáneos gustaban usar para añadir azúcar a la bebida espirituosa, sino que además se atrevió a pintar directamente sobre bronce, "entonces considerado casi como el oro", según Godefroy.

El artista también dio vida a una “Cabeza de toro" (1942) con el manillar y el sillín de una bicicleta que encontró abandonada en una cuneta cuando regresaba del funeral del escultor catalán Julio González, una obra que pende de una pared como un trofeo, al modo de las testas taurinas que adornan tantas tascas españolas.

González fue uno de los artistas con los que Picasso colaboró estrechamente, de quien aprendió la fundición de metales que aplicó a obras como la sensual serie "Metamorfosis" (1921), realizada en honor de la memoria de su querido Guillaume Apollinaire tras su fallecimiento en 1918.