Desde hace años, los casos de violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes aumentaron considerablemente, uno de los factores relevantes que conlleva esta problemática es la crisis de valores, puesto que, en las últimas décadas, se suscitaron cambios transcendentales en la estructura familiar, configuración y el relacionamiento de sus miembros. Anteriormente, la familia de tipo ampliada e integrada se caracterizaba por su solvencia ya que establecía redes familiares de solidaridad, trabajo comunitario y la práctica de valores (reciprocidad, respeto, honestidad, entre otros). No obstante, hoy en día, es común observar familias desestructuradas, monoparentales, disfuncionales, etc. En este contexto, se origina una pérdida de valores y el equilibrio social por lo que las niñas, niños y adolescentes se configuran en grupos en situación de vulnerabilidad.
Por otra parte, la mayoría de los casos se suscita en el entorno familiar, es decir, que los agresores son los mismos padres, hermanos, tíos, primos, etc. en este sentido, es importante, hacer un abordaje preventivo con responsabilidad conjunta con la familia, las Unidades Educativas e Instituciones que trabajan con temáticas de violencia sexual y la sociedad en general, con el fin erradicar esta problemática.
Respecto a la familia, se debía potenciar la comunicación asertiva donde prime la confianza, honestidad y respeto, así también, fortalecer y reafirmar los lazos afectivos entre sus miembros, también es de suma importancia proporcionar afecto, cariño y estabilidad a las hijas e hijos obteniendo así, un mayor grado de autoestima.
De igual manera, las profesoras y profesores de las Unidades Educativas, deberían, fomentar las buenas relaciones interpersonales entre los estudiantes y los maestros para favorecer la comunicación y la confianza, de esta manera, los estudiantes podrán expresar los conflictos que viven en su entorno familiar, también inculcar temas referentes a la violencia sexual para su respectiva detección, atención y prevención.
Asimismo, las Defensorías de la Niñez y Adolescencia, la Policía Boliviana, ONG’s e Instituciones Públicas que trabajan con la temática de violencia sexual, deberían llevar a cabo talleres de difusión de las normativas, capacitar sobre la violencia sexual, así también, realizar campañas, ferias educativas para afirmar y reafirmar la visibilización, sensibilización y concientización a toda la población en general.  
Finalmente, es importante que el entorno familiar, educativo y la sociedad en su conjunto, denuncien cualquier tipo de agresión sexual ante las instancias pertinentes como la Policía Boliviana a través de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (F.E.L.C.C.), la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (F.E.L.C.V.), el Ministerio Público o la Defensoría de la Niñez y Adolescencia. Así, prevenir y decir entre todos: ¡BASTA YA DE LA VIOLENCIA SEXUAL CONTRA NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES!



La autora es defensora voluntaria en la Delegación Defensorial Departamental de Cochabamba y voluntaria en la Fundación Una Brisa de Esperanza FUBE.