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  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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Experimentos con la verdad

Sobre la literatura del escritor estadounidense Paul Auster.
Experimentos con la verdad


El primer libro que leí de Paul Auster fue Diario de invierno. Por ese entonces tenía 25 años y estaba en medio de una crisis con la vida y con la escritura, que es lo mismo. Cuando terminé de leerlo, algo en mí había cambiado. La crisis seguía, pero podía sobrellevarla y escribí una frase de Diario de invierno en una hoja de cuaderno, que ahora está ajada de tanto buscarla y releerla: “…seguías sin entender nada del pequeño mundo en que por casualidad estabas viviendo”.

Estaba desempleado y el rumbo de mi vida, quiero decir todos mis días, eran una especie de temblor constante. Mis padres se habían separado, en las peores condiciones, una hipoteca que desangraba su economía y deudas que estaban a punto de llevar a mi padre a la cárcel. Diarios de invierno fue mi escape o algo parecido a un espejo.

Leí, por ejemplo: “Te gustaría saber quién eres. Con poco o nada para orientarte, das por sentado que eres el producto de vastas migraciones prehistóricas, de conquistas, violaciones y secuestros, que los prolongados y tortuosos cruces de tu horda ancestral se han extendido por muchos territorios y reinos, porque tú no eres la única persona que ha viajado, después de todo tribus de seres humanos llevan miles de años desplazándose por el planeta, y ¿quién sabe quién engendró a quién que a su vez engendró a quién que engendró a quién para luego engendrar a quién hasta acabar con tus padres engendrándote en 1947?”.

Entonces los años pasaron y leí la Trilogía de Nueva York (compuesta por Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada), también de Paul Auster. Eran novelas que partían por el género detectivesco y que luego se convertían en otra cosa o querían responder a otras preguntas: ¿Qué es la casualidad? ¿Qué es la identidad? ¿Qué es la vida?

Recuerdo haber leído a Paul Auster con obsesión. Sus entrevistas, sus ensayos, sus relatos breves. Cada vez que los días me pesaban, eran grises, buscaba refugio en Fantasmas o Leviatán. Y encontraba en sus entrevistas estas frases: “Hay quien escribe para agradar a la gente; para emocionar, asustar… yo no tengo opción. Los artistas trabajan para sí mismos”.

Así llegué a leer Experimentos con la verdad. Es un libro que es cuatro libros. La primera parte está conformada por relatos que tienen como centro medular el azar o las coincidencias (la obsesión de Paul Auster a la hora de escribir).

Por ejemplo: cómo una desconocida resulta ser la hermana de la exesposa de Auster y al final era la niña a la que salvó la vida muchos años antes. Por ejemplo: cómo se salvó de que muriera en una tormenta con rayos y quien murió fue uno de sus compañeros que atravesó una cerca de alambres en el momento exacto, en la hora exacta.

La segunda parte trata sobre cómo Auster decidió escribir (para quien quiere ser escritor, este apartado le será muy útil). Las obsesiones de su escritura: el azar, la conciencia, la identidad. El ritmo, la voz, el narrador.

La tercera parte es un compendio de sus ensayos de poesía y de traducción. Aquí también habla sobre cómo la traducción te puede convertir en un escritor consciente. Y la poesía en un escritor lúcido.

La cuarta parte son algunas de sus entrevistas (las más completas) que dio a periódicos estadounidenses. Aquí Paul Auster teoriza el trabajo que tiene el escritor. Da herramientas de afrontar la vida y la escritura, el destino y el azar, la extrañeza del mundo que nos rodea.

Cuando terminé de leer Experimentos con la verdad recordé el camino transitado, con demasiados errores, algunos que se escaparon de mis manos. Luego leí otra anotación en mi cuaderno: “¿Cuántas mañanas quedan? Se ha cerrado una puerta. Otra se ha abierto. Has entrado en el invierno de tu vida”.



Escritor y periodista - [email protected]