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13 de abril de 2019: sesquicentenario de Quechisla

Un homenaje a esta tierra minera en su 150 aniversario de fundación.
13 de abril de 2019: sesquicentenario de Quechisla


El 13 de abril de 1869 se fundó Quechisla, al influjo de José Avelino Aramayo –uno de los tres Barones del Estaño, creador de la “Compañía Aramayo de Minas” en Bolivia– y de su heredero Félix Avelino Aramayo.

Quechisla –emplazada en la provincia Nor Chichas del departamento de Potosí– es un paradisíaco vergel enclavado en plena cordillera de los Chichas: un oasis en medio de tantas montañas; en su regazo comienzan los ubérrimos valles altos del sud del país, entre los que se encuentran Cotagaita, la “tierra de la Ch’askañawi”, y Tumusla, en cuyos campos se libró la batalla que selló la independencia de nuestro país, además de otros hermosos y fecundos pueblos.

Desde su instauración hasta 1952, Quechisla formó parte del consorcio minero de los Aramayo; tras la Naciona-lización de las Minas, pasó a conformar la Corporación Mine- ra de Bolivia (Comibol) con el nombre de Empresa Minera Quechisla, conservando su categoría de sede de la gerencia general, en esta nueva etapa de la “megaempresa”, constituida por 14 campamentos.

Sus yacimientos eran los más ricos y diversificados de Bolivia, producían estaño, plata, plomo, antimonio, bismuto de la más alta ley y sus ingenios se constituyeron en centros de procesamiento de minerales con tecnología de punta. En 1971, se inauguró en la población de Telamayu la fundición de bismuto, única en su género en toda la minería nacionalizada. El auge de Comibol devino en la época de oro de Quechisla, reflejada en el cenit de las conquistas sociales que brindaron a sus pobladores un alto grado de bienestar: educación de primer nivel, con escuelas y colegios de excelencia; el mejor sistema de salud del país; el fomento al deporte, en una amplia gama de disciplinas; amén de los mejores y más variados centros de cultura y recreación.

En Quechisla se erigió una de las unidades educativas más antiguas del país: la “Escuela Félix Avelino Aramayo”, inaugurada el año 1900.

En sus aulas se formaron destacados profesionales, que alcanzaron nivel internacional, como César Alcides Calla Sotomayor –crítico de la Real Academia Española–, entre muchos otros.

En los colegios y las escuelas de la Empresa Minera Quechisla impartieron enseñanza los más destacados maestros de Bolivia, estimulados por un régimen de educación sui géneris, ya que este no era ni fiscal ni particular, era el “sistema educativo de Comibol”, un paradigma pedagógico de excelencia.

La educación integral y supracurricular de Comibol ya contemplaba y ponía en práctica una experiencia afín a la de los Juegos Deportivos Estudiantiles Plurinacionales, debido a que en la Empresa Minera Quechisla se organizaban anualmente campeonatos de diferentes disciplinas deportivas.

La formación cultural se extendía más allá de las escuelas y colegios, ya que se enriquecía con presentaciones de las mejores compañías teatrales de las ciudades de La Paz, Cochabamba, Potosí, Oruro y de todo el país. Los teatros mineros –que eran los más amplios y mejor acondicionados de Bolivia– también recibían a los más afamados cultores de la música folclórica nacional e internacional, tal es el caso de los “Iracundos” del Uruguay que –en pleno apogeo–llegaron a actuar en la Empresa Minera Quechisla.

Por ironías del destino, cuando menos se esperaba, acaeció la debacle. El D. S. 21060, promulgado en agosto de 1985, precipitó la “relocalización” de los trabajadores mineros de Comibol, como consecuencia, Quechisla sufrió el éxodo de sus hijos y se convirtió en un pueblo que bien podría dolorosamente emular a aquellos del “Lejano Oeste”.

Sin embargo, en su sesquicentenario, Quechisla avisora un futuro esperanzador, debido a que en su jurisdicción se ha descubierto la mina de “Thutu” –rica en yacimientos de plomo y plata– que ya está en pleno proceso de producción. Con este nuevo acicate, Quechisla volverá a encumbrase como uno de los pilares de la economía de Bolivia. l