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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Taki Ongoy cierra ciclo con Tizna

El próximo viernes 22, la banda finaliza su etapa con la proyección de un audiovisual que reúne sesiones al vivo y momentos íntimos del grupo. Compartimos una entrevista realizada a uno de los fundadores, Dante Domínguez, y a Bernardo Paz, quien ingresó al proyecto en el segundo disco.
Taki Ongoy cierra ciclo con Tizna


En 2011 Dante Domínguez (seudónimo musical de José Carlos Auza) y Christian Aillón creaban el proyecto Taki Ongoy, banda con una filosofía clara de experimentar artefactos sonoros para ofrecer una fusión entre el rock y la música autóctona. Seis años después lanzaban su cuarto y último disco “La mala suerte”, que sirve como base fundamental de la película Tizna, clausura de la iniciativa que reúne sesiones al vivo y momentos íntimos del grupo, a través de una narrativa “no convencional”.

Sigue a al grupo en su cotidianidad ya sea en la preparación, composición, grabación o momentos de relación completamente humanos. Participaron en cámaras Gilmar Gonzales (Viejo Calavera), Luciana Decker (Nana), Miguel Nina (Sol, piedra y agua), además de la ayuda de Martín Boulocq (Eugenia).

Los miembros presentes de la banda son Dante Domínguez, Christian Aillón, Marcelo Gonzales, Bernardo Paz, Daniel Gonzales y Diego Ponce.

Compartimos un diálogo con Bernardo Paz y Dante Domínguez, quienes también harán parte de un conservatorio posterior a la proyección.



¿Qué personalidad y aspiraciones artísticas tiene Dante Domínguez frente a José Carlos Auza?

Dante Domínguez: Supongo que solo estamos desfasados en el tiempo. Hablar de mí mismo en tercera persona es un poco incómodo e ingenuo, pero lo uso como un escape y al mismo tiempo un acceso a ciertas libertades que a veces no tengo con mí propia neurosis. Dante es una parte importante de mis anteriores años, pero también es el que se interesó más en el entorno criollo, a veces esa llamada viene con creces en ciertas épocas, por eso aún lo uso. Creo que la personalidad de cada persona que he creado con los años tiene que ver con las personas que han pasado por mí vida en esos momentos, vivas y muertas, por eso hablo del tiempo. Por otro lado, mí presente es un tanto incierto. Después de 20 discos, hace casi año, he dejado de componer. Siento cierto alivio y nostalgia, pero más alivio que nada. Por ahora pinto y tal vez con el tiempo la música vuelva a ser un canal importante, hasta entonces, es una buena compañía.

Taki Ongoy ha sido como un lugar de reunión para los músicos que lo conforman, esparcidos entre otros proyectos ¿Qué significa para sus miembros la banda?

Bernardo Paz: Si bien Taki Ongoy era ya, en sí, una manera de explorar nuevos lugares de composición; a su vez, con cada disco, la banda ha ido cambiando sus propias formas. Con el último disco, “La mala suerte”, hemos buscado hacer ese cambio todavía más grande y es ahí cuando decidimos invitar a los mellizos Gonzales (Anki y Marcelo). Esa reunión ha sido un impulso grande para trabajar y nos hemos sentido muy cómodos compartiendo ese espacio con ellos. En general, tanto Taki Ongoy como Enfant, han sido espacio de reunión de músicos y en ambos lugares nos hemos sentido siempre muy a gusto, los resultado son siempre gratas sorpresas.



Taki ongoy es la revolución religiosa del siglo XVII en la colonia, donde las huacas tomaban a los indígenas para volver a las tradiciones prehispánicas ¿Esto se ve reflejado de alguna manera en su música y en el audiovisual “Tizna”?

D.D: Hay lindas versiones sobre lo ocurrido con el taki ongoy, pero mentiría si te digo que fue lo importante al elegir el nombre. Si bien es un movimiento político/cultural importante, apoyarnos en ese significado, tan intenso para ciertas regiones, sería exagerar en proporciones innecesarias estas hermosas palabras quechuas. No nos hemos dado a la tarea de ninguna posición al hacer arte por lo que difícilmente tenga algo que ver con esa revolución ya tan mentada. Lo que nos gustó fue el como sonaba y lo que significa de forma literal. Creo que hemos hecho música, que hemos cantado enfermos en muchos sentidos. Ahí nuestra relación, tal vez más directa y menos profunda, con el taxi ongoy.



¿Por qué decidieron que “Tizna” sea el punto final al proyecto?

B.P: Más que un “punto final” supone (como lo hizo “Clara” en su momento) un hito importante, tanto para Taki Ongoy como para El Otro Baile (el colectivo musical que reúne nuestros trabajos), pero, sobre todo, para nosotros, como personas. Ya no vivimos en la misma ciudad, pero esa hubiera sido una excusa válida hace 30 años, ahora la distancia es solo una circunstancia más. Vamos a seguir componiendo y produciendo, lo que cambiará es, seguramente, el nombre o la forma; lo de menos.



¿Qué tipo de narrativa “no covencional” ofrece el audiovisual y qué aspectos técnicos cinematográficos y musicales destacan?

B.P: No es convencional en tanto no narra una historia de estructura clásica (introducción, desarrollo y conclusión). Es una narrativa más “sensorial”. El montaje arma un orden determinado de canciones que se intercalan con escenas que normalmente se esconden en la edición: vemos también el lado no controlado del proceso, el lado más espontáneo, propenso a cualquier contingencia.

Siempre hemos sido muy quisquillosos con los aspectos técnicos. Hemos dejado el proceso de grabación (audio y video) en manos de profesionales que respetamos mucho, lo que nos ha permitido concentrarnos mucho más en la interpretación durante el rodaje. Se han ocupado de la parte de video Miguel Nina, Gilmar Gonzales, Luciana Decker, Simón Avilez, Marcelo Guzmán. Y del audio: Martino Alvestegui.

Periodista- [email protected]