Es común pensar “no es el hombre con el que me casé” o “él no ha cambiado y yo sí” seguido de “por eso nos divorcia-mos”. Y aunque en algunas ocasiones los motivos son válidos, la causa más frecuente para los matrimonios fallidos y el enemigo de toda relación es el cambio.

Pero ¡tranquila!, sentirse oprimida por la transformación (o la falta de) no tiene que acabar con tu matrimonio.

Lo cierto es que, en algún momento de toda relación a largo plazo, es inevitable que alguno de los dos cambie. Y esta “nueva” persona no necesariamente va a ser más atractiva, interesante o divertida que de la que nos enamoramos.

Puede pasar de ser la más aventurera a no querer levantarse del sofá, de artista a empleado, o de ser adicto al sexo a no querer hacerlo nunca, y suele pasar que la otra persona se sienta traicionada por esta modificación en su personalidad.

Te enamoras de una persona y cuando sientes no reconocerla es normal sentir que se violó el contrato matrimonial. Así que, debemos plantearnos el hecho de que el problema no está en el cambio en sí, sino en nuestra susceptibilidad de aceptarlo.

A este dilema se le ha llamado la “ilusión del fin de nuestra historia”. Es por eso que, el profesor de Harvard Daniel Gilbert realizó un estudio con sujetos de 18 a 64 años, en el que se concluyó que las personas cambiamos más de lo que podríamos imaginarnos en una década.

“Los seres humanos son obras en progreso que piensan erróneamente que han terminado”, concluyó. Solemos recordar el ayer con nostalgia y, de alguna manera, lo recordamos mejor de lo que fue en realidad.

Si te pones a pensar en el pasado, seguramente la noción de “cómo han cambiado las cosas, solían ser mejor” se te cruzará por la cabeza. Es natural que la nostalgia alimente nuestro resentimiento hacia el cambio, el cual se refleja en nuestras relaciones interpersonales, sobre todo en el matrimonio.

Y lo cierto es que, la única manera de mantenerse felizmente casada es encontrando la forma de apreciar las distintas versiones de nuestra pareja. Pues con los años los cambios son ine-vitables, no solo como persona sino en cada aspecto de la vida cotidiana.

Aunque a veces sientas que estás casada con un alienígena, terminarás dándote cuenta de que tú también has cambiado de alguna forma (es como si se volvieran a conocer), y que aún así pueden ser totalmente compatibles. Es importante retomar aquellas actividades que los ayudaron a consolidar su relación, como salir a pasear, ir al cine, charlar durante la cena o viajar.

Compartir más momentos juntos puede ayudar a reconstruir lo que sientes que está roto. Ya sabes, manos a la obra y ¡a reconquistar tu pareja! siguiendo estos pequeños consejos. No te des por vencida. l