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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 15:50

Anger rooms están de moda para liberar estrés y ansiedad

Las habitaciones de la ira ofrecen condiciones para que los usuarios descarguen su agresividad destruyendo diversos objetos. Ayudan a liberar la tensión; sin embargo, la práctica es cuestionada por los psicólogos.
Anger rooms están de moda para liberar estrés y ansiedad


El Wreckling Club, de Nueva York, ofrece a sus clientes elegir la tarifa y los objetos que quieren destrozar, como si de un menú de restaurante se tratara. Por 30 dólares, el usuario tiene 30 minutos para destruir un par de aparatos electrónicos y una pila de platos. Otra opción es romper ordenadores por 15 dólares, móviles por cinco, televisiones por 25.Los objetos tecnológicos son de lo más demandado.

Ubicado en un sótano del distrito textil neoyorquino, cuenta con dos habitaciones reforzadas con cemento picado y madera contrachapada. Porque unas paredes de yeso corriente no aguantarían que cientos de objetos se lanzasen contra ellas. Tiene un aspecto tosco que invita a la destrucción por parte de los clientes. Bates y palos de metal son los instrumentos que se usan para calmar la ira.

El cliente debe llevar zapatos cerrados y ropa de manga larga, además de cascos y gafas protectoras, que son otorgadas por el establecimiento. No está permitida la entrada a menores de 12 años. El cliente puede llevar la sesión de anger rooms grabada en vídeo, para recordar los momentos vividos.Las anger rooms (en español, habitaciones de la ira) están de moda. Se trata de negocios que ofrecen salas llenas de objetos para que los clientes puedan romper lo que hay en ellas. Y descarguen así su frustración.

La frustración y la ira son dos emociones conectadas que pueden desembocar en ataques de agresividad. ¿Por qué? Para algunos, es una reacción biológica por un déficit de serotonina en el cerebro. La serotonina es una hormona que funciona como neurotransmisor y que es es capaz de regular nuestro estado de ánimo, nuestro deseo sexual, los ciclos del sueño… Pero también provocar ataques de ira.

Cuando sufrimos uno de ellos, suben nuestros niveles de adrenalina. El ritmo cardiaco se altera y necesitamos liberar tensión de una forma física. Para eso están las anger rooms.

Oferta en internet

Si no se tiene anger rooms (habitaciones de ira) cerca o no se puede pagar por ella, el mundo digital ofrece una solución virtual. Muchas plataformas de videojuegos online incluyen “Sofa Bash”, un juego en el que se puede destrozar un sofá con el arma que más guste: una sierra mecánica, un hacha, un martillo. Se debe completar la hazaña en 30 segundos.

Las plataformas digitales son usadas para volcar las frustraciones. Existen uns personajes virtuales denominados haters (odiadores) que, protegidos en el anonimato, se dedican a criticar, desprestigiar y volcar toda su ira hacia una persona u opinión.

El lenguaje violento es común en las redes sociales, como un reflejo del clima que se vive en la sociedad.

Las redes sociales tienen que ver con el mundo de la inmediatez y no con lla reflexión. Cuando se siente el impulso, se obra directamente y eso puede ser contraproducente,

EXPERTOS CUESTIONAN

las habitaciones de ira

La idea de las anger rooms puede parecer divertida, pero, para algunos expertos, no es una experiencia positiva.

Según el psicólogo clínico y forense John P. Garrison, “tal comportamiento es contraproducente. En lugar de sacar la ira, actuar sobre ella refuerza el comportamiento agresivo y violento y no aborda el problema subyacente”. Es decir, la experiencia catártica de las anger rooms sería superficial, sin atacar la raíz del problema.

Otros especialistas explican que normalizan la violencia. Una persona agresiva puede ver justificados e incluso recompensados sus impulsos destructivos. Así, pueden provocar el efecto contrario del deseado, ya que solo calman la ira de forma temporal y generan más conflicto para quienes ya sufren ataques de ira.

La ira, la rabia y el enfado no son ni buenos ni malos, normalmente lo bueno o malo surge de cómo se gestionan estas emociones.