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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Harry Potter: ¿alta literatura?

Comentario sobre la saga de siete libros creada por la británica J.K. Rowling.<BR>
Harry Potter: ¿alta literatura?



J. K. Rowling (nombre que le sugirió su agente porque en los años noventa era muy difícil que una mujer vendiera y publicara libros) creó un universo en medio del caos de su vida. Estaba desempleada y dejó a su marido porque la maltrataba. Tenía una hija y vivía de la subvención del gobierno británico. Así se gestó Harry Potter.

Empecé a leer el primer libro (Harry Potter y la piedra filosofal) con mucha desconfianza y esa soberbia que tienen los lectores “cultos”. Rowling era para mí una autora más del montón de sagas juveniles e infladas con el márketing (como Maze Runner o Los juegos del hambre). Además, no pensaba perder mi tiempo con la lectura de los siete libros: más de 75 horas de lectura.

Debo decir que me equivoqué. El primer libro me dejó la sensación de los clásicos infantiles-juveniles (como La historia sin fin o El señor de los anillos). Creo que al escritor Michael Ende le preguntaron alguna vez: ¿Cómo se debe escribir una novela para niños? El respondió (parafraseo): Se debe escribir como para adultos, pero mejor. Rowling logra lo que Ende dijo.

Las tres últimas semanas del 2018 las dediqué a la lectura de los siete libros (los libros canónicos de Harry Potter) y el octavo en formato obra de teatro (que no la recomiendo) y los libros del universo Potteriano (Animales fantásticos y dónde encontrarlos, Quidditch a través de los tiempos, Los cuentos de Beedle el bardo, Hogwarts: una guía incompleta y poco fiable, Historias breves de Hogwarts: agallas, adversidad y aficiones arriesgadas, Historias breves de Hogwarts: poder, política y poltergeists pesados).

Ahora entiendo muy bien a los fanáticos de Harry Potter. Ese universo fagocita al lector y lo transforma. Rowling crea un personaje que compite con el Quijote o con Edmundo Dantés o con Jean Val Jean (lo digo ahora como fanático y como lector). Sé muy bien que el crítico Harold Bloom dijo alguna vez que Rowling creaba historias muy planas y con una prosa limitada.

En parte comparto lo que dice: cada libro inicia con el pobre Harry Potter en la casa de sus tíos y tiene el formato de las novelas policiacas (misterios que se develan al final, muy al estilo de Ágatha Christie). Pero la construcción de los personajes hasta el último libro es el gran mérito de Rowling (al igual que Stieg Larsson hizo con su personaje Lisbeth Salander y Vargas Llosa lo aplaudió).

Es una buena escuela para lo que inician en la escritura. En sus novelas de esta saga se pueden notar muy bien cómo Rowling madura en su planificación y en la construcción de su mundo. Doy un ejemplo: eso de que cada novela inicie siempre con Harry Potter en la casa de sus tíos lo justifica con su propio universo: en el sexto libro se explica que Dumbledore hechizó la casa de los parientes de Harry Potter para que Voldemort no pudiese atacarlo.

Cada hilo suelto se va uniendo hasta el libro final.

Además, hay un plus (para quienes queremos escribir): los libros ajenos a su canon muestran la planificación que hizo Rowling a la hora de crear su universo.

El mundo católico y protestante prohibió leer Harry Potter porque supone un conocimiento de la hechicería.

Ése es el poder de la ficción que trazó Rowling.

Cuando terminé de leer todos los libros me quedó un vació muy comparado a cuando acabé Los miserables (la muerte de Jean Val Jean me causó una melancolía que me duró cerca de un mes). Sé que los lectores “cultos” dirán que no se puede comparar Los miserables con Harry Potter y dirán que estoy loco.

Creo que la literatura, la alta literatura, es la que te muestra la esencia del ser humano, su lucha, a pesar de que de antemano sabe que está perdido (la derrota final: la muerte). Harry Potter es alta literatura.



Periodista – [email protected]