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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Los celos, un veneno silencioso

¿Dónde estuviste ayer? ¿Quién te envió estos mensajes?  El control corroe el fundamento de toda pareja:  la confianza.<BR>
Los celos, un veneno silencioso



Al principio el asunto parece ser de lo más inofensivo. Ella conversa un rato con el vecino al llegar a casa, y por la noche nota que su pareja está de particular mal humor.

De pronto, él le hace un reproche sobre su comportamiento, ella res-ponde, todo parece aclarado, pero poco después, cuando una noche ella llega bastante tarde a casa, él la bombardea a preguntas, la observa de arriba a abajo, se va a dormir con la desconfianza a flor de piel y, sobre todo, convencido de que tiene algo con otro hombre.

“Los celos son como un veneno”, asegura la psicóloga Christine Backhaus. La especialista advierte que no hay como este sentimiento para corromper la confianza, que -al fin y al cabo- es el clave de una pareja.

Los celos pueden derivar en una ruptura, especialmente cuando se vuelven una especie de adicción que no solo afecta al “controlado” sino también al “controlador”, que no puede dejar de pensar en el asunto.

Hay quienes dicen que los celos no tienen nada que ver con el amor, sino que son la manifestación de una baja autoestima. Muchas veces los afectados creen que son feos, poco inteligentes o no son lo suficientemente “queribles” para sus parejas, y eso los lleva a ver a todos los demás como una amenaza.

Pero, por supuesto, las razones que subyacen a un comportamiento de este tipo pueden ser múltiples. No se puede descartar que —en algunos casos— vengan desde hace muchos años, de experiencias traumáticas de la infancia o por la falta de atención o cariño en la casa de los padres.

También hay experiencias que pueden quedar incrustadas en la memoria de uno y bloquear futuras relaciones. Haber vivido en carne propia una infidelidad durante una relación anterior y que ahora, en su nuevo vínculo, tenga miedo de que suceda lo mismo.

Lo crucial es detenerse a analizar qué es lo que está pasando y qué es lo que dispara esa sensación.

La persona llena de celos tiene que intentar puntualizar qué es lo que le dispara sentirse así. ¿A una mujer le pone mal que su pareja se ría cuando conversa con otra que tiene una figura superatractiva mientras que uno mismo se siente más bien fuera de peso o un estropajo? ¿O tal vez a él le moleste que su mujer charle animadamente con alguien que tiene un doctorado cuando él mismo no lo logró?

AUTOESTIMA

Puede sonar básico, pero es una gran verdad: el modo de reforza y hacer crecer la autoestima es aceptarse tal cual uno es.

“Cuando yo mismo me quiero, no dependo tanto de que me quiera otro”, explica la psicóloga Birgit Spieshöfer.

Desde ya, eso implica, por un lado, admitir los puntos débiles, pero, ¡y a no olvidar!, también implica ser consciente de las fortalezas.

¿Por qué no sentarse a pensar y a apuntar cómo crees que eres y qué crees que te hace “querible”?

Pasa a menudo que los celos no son disparados por el otro, sino por los miedos que uno mismo tiene.

Al mismo tiempo, si uno, como pareja, está agotado de ser permanentemente confrontado con unos celos más bien enfermizos de su pareja, debería ponerlo sobre la mesa.

Bien podría decir algo así como “te amo y quiero estar contigo, pero mi vida no tiene nada que ver con tus celos y tienes que hacer algo para cambiar. Inténtalo por favor. ¿No podría ayudar probar con alguna terapia?”

Quizá lo haga, tal vez logre controlar esa persecución constante y la fantasía de ser engañado. Y si de pronto el miedo parece volver a asomar, hay que saber ponerle un punto, recordar rápidamente los momentos de mucha cercanía y confianza vividos con su pareja.

Para ventilarse y además mejorar la autoestima puede ser bueno tener pasatiempos y encontrarse con las amistades por su cuenta, sin ir a todas partes con la pareja l