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  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
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Diabetes lleva deterioro paulatino de todos los órganos

Diabetes lleva deterioro paulatino de todos los órganos
La diabetes es una enfermedad silenciosa, que a menudo no produce síntomas, y debido a eso en la mayoría de los casos se diagnostican cuando ya ha provocado daños en los vasos sanguíneos y algunos órganos de los pacientes, coincidieron especialistas.

"La diabetes es una enfermedad que afecta a todos aquellos órganos que tienen vasculatura como el corazón, el riñón y los ojos", dijo a EFE el doctor Francisco Martínez Castro, en el Día Mundial de la Diabetes, que se celebra cada 14 de noviembre.

De acuerdo con el especialista, solo una minoría de los pacientes no diagnosticados suelen presentar aumento de sed, necesidad de orinar a menudo, fatiga y visión borrosa.

El médico de la Agencia Internacional de Prevención de Ceguera para América Latina señaló que este padecimiento se caracteriza por la falta de secreción parcial o total de insulina, una hormona que regula el azúcar en la sangre, pero el real peligro es la afectación vascular que ocasiona cuando no se controla de manera eficiente. Martínez explicó que realizar con un control adecuado de los niveles de glucosa en la sangre, mantener buenos hábitos y tener tratamiento farmacológico adecuado reduce en 54 por ciento la progresión de la diabetes y, por ende, se reduce el riesgo de daño prematuro al organismo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que es muy importante que los pacientes con diabetes no rebasen niveles de glucosa de 130 miligramos sobre decilitro de sangre.

Según el experto, cuando estos niveles están altos durante mucho hay una intoxicación de los órganos blanco que se manifiestan como neuropatía diabética, problemas renales, insuficiencia cardiaca o a nivel circulatorio.

Una de las principales afectaciones que ocasiona la inflamación de los vasos sanguíneos se da en los ojos, lo que provoca la retinopatía diabética, la cual a largo plazo puede causar pérdida de visión.

Del mismo modo, el daño a los vasos sanguíneos provoca que en 52 por ciento de los pacientes varones se presente disfunción eréctil pues "no se produce la excitación debido a que los vasos están dañados y no hay una vasocongestión", dijo la sexóloga Fernanda Zárate.

La especialista explicó que, incluso, en muchas ocasiones la disfunción eréctil suele ser un síntoma de diabetes, "pues pacientes que no están diagnosticados la presentan y cuando acuden al médico éste se da cuenta que la insulina no está funcionando", aseveró.

Es por ello que es necesario acudir con un urólogo y, si el especialista dice que todo está bien, entonces es momento de revisar los niveles de glucosa en la sangre.

Cuando se presentan este tipo de condiciones, Zárate explicó que se debe tratar el tema de la disfunción a la par del tratamiento farmacológico de la diabetes, y el paciente debe tomar además terapias psicológicas "para encontrar otra manera de focalizar el placer".

Entre las herramientas para controlar esta enfermedad, coincidieron ambos especialistas, están no solo mantener un estilo de vida saludable sino apegarse al tratamiento y monitorear constantemente sus niveles de glucosa en la sangre.

Para ello, es importante contar con un glucómetro, pues algunos pacientes pueden tener elevaciones o disminuciones en los niveles de glucosa de manera inesperada y de ahí puede derivarse una complicación.

"Pero también el monitoreo permite al doctor hacer ajustes en el tratamiento con la finalidad de que el paciente llegue a sus metas", aseveró Kristian Cano, Business Unit Manager en Bayer Healthcare.

El experto señaló que el glucómetro es como "una brújula para poder tomar decisiones" ya que los niveles de glucosa fluctúan en el día "y así los pacientes pueden medir lo que comen y a qué hora lo comen", dijo.

Cano aseguró que todas las personas deberían hacerse una prueba de glucosas regularmente pues "la mitad de los diabéticos hoy en día no saben que lo son porque no miden sus niveles de glucosa".

Según proyecciones de la OMS, este padecimiento será la séptima causa de mortalidad en el mundo en 2030.