Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 19 de marzo de 2024
  • Actualizado 00:37

“Mi cuerpo es escenario de lucha y territorio sobre el que decido”

Las lesbianas abanderan el aborto seguro por un principio de autonomía y porque cuestionan el sometimiento que afecta a las mujeres obligadas a ejercer el papel de madres.<BR>
“Mi cuerpo es escenario de lucha y territorio sobre el que decido”



La activista del Colectivo Wiñay Wara Shadé Mamani Callisaya afirma que las lesbianas buscan la construcción de su derecho a la autonomía y perciben a su cuerpo como un territorio en el que nadie tiene que meterse. “Un territorio en el que nosotras decidimos”, subraya.

Puntualiza que las lesbianas ven a la construcción y reconstrucción del cuerpo como un escenario de lucha política, por lo que el aborto es un principio de decisión.

Mamani critica la doble moral. No se habla del tema, se lo sataniza y son frecuentes las críticas por estar a favor del aborto seguro.

Según Shadé, en una sociedad como la boliviana, romper las ataduras del sometimiento es complicado por la alta vulnerabilidad que enfrentan: primero por ser mujeres, segundo por ser lesbianas, tercero por ser madres y cuarto por las amenazas de que “en cualquier momento” les podrían quitar a sus hijos e hijas.

El caso de Alejandra (nombre cambiado para proteger a la persona) ilustra la “trampa” que le tendió su entorno y ahora busca salida.

La joven lesbiana fue invitada a salir por su pretendiente. Bebieron y el hombre aprovechó su estado de ebriedad para violarla. Cuando Alejandra se enteró de que estaba embarazada, decidió interrumpir la gestación y pidió ayuda a su “amigo” para pagar. El pretendiente lanzó el grito al cielo rechazando tal posibilidad y se alió con los papás de muchacha para impedir el aborto. Después, Alejandra reflexionaría que fue un error contar del embarazo a su agresor.

Se le impuso llevar a término el embarazo para ser “normal”. “Te casas o te juntas.¿Para qué vas a tomar y te dejas violar?”, le recriminaron en su entorno.

Alejandra busca ahora una salida al círculo del sometimiento, porque es víctima de violencia de parte de su pareja, no puede ejercer su sexualidad y sufre una maternidad impuesta, con la amenaza de que le pueden arrebatar a su bebé. Los dispositivos de control contra las lesbianas pretenden que renieguen de su ser lésbico y no se visibilicen, afirma Shadé Mamani.

Ecuador tiene clínicas de deshomosexualización. Están encubiertas como clínicas psiquiátricas o psicológicas. También hay pastores y organizaciones religiosas que tienen internadas a personas del colectivo de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales que no acuden voluntariamente, sino que son internadas por sus parejas o familiares para “quitarles lo anormal”. Las lesbianas son las que más ataques padecen.

En Bolivia no hay esas clínicas, pero hay casos de “violaciones correctivas”, en las que los agresores no usan preservativos ni anticonceptivos. La víctima está expuestas a embarazarse del violador que supuestamente le “hace el favor”. Muchos de esos casos no son denunciados.

Los amigos y los pretendientes comparten el mito de que una joven es lesbiana “porque nadie le cogió (tuvo relaciones sexuales) de manera buena “.

Las mujeres heterosexuales están sometidas a márgenes de los que no se pueden salir: nacen, crecen, estudian alguna profesional. Se casan y tienen hijos. Esos preceptos son cuestionados por las lesbianas y, en ese contexto, apoyan el aborto seguro.

En Bolivia, muchas de las líneas de acompañamiento de la interrupción del embarazo son lideradas por lesbianas.Por ejemplo está en Santa Cruz “La torta golosa” o en La Paz “Con las amigas y en la casa” que forman parte de una red que acompaña a otras mujeres en situación de aborto.

Mamani, que participó en el “pañuelazo”, un movimiento mundial de adhesión a la propuesta en Argentina de legalizar el aborto, cuestiona a los detractores el nombre de Provida y denomina a ese movimiento “a favor del aborto clandestino”o quizás debería llamarse “promuerte”, porque, por defender un feto o embrión, se condena a muerte a la madre.

Historias: De Virginia a Pamela

En 2009, Virginia Huanca Aliaga fue violada, torturada y supuestamente "corregida" de ser lesbiana en El Alto de La Paz. Agonizó un mes y dio los nombres de los agresores: René Condori y su padre. Virginia fue acusada de haber mantenido una relación con la esposa de René Condori.

La activista del Colectivo Wiñay Wara Shadé Mamani afirma que las “correcciones” se dan porque “nos salimos del margen. Empezamos a visibilizar realidades afectivo sexuales, de orientación, cambiamos de imagen y rompemos la estructura heteronormada a la que estamos obligadas”.

Mamani le dijo al programa de radio #Nación Marica que vivió 16 años “pensando que podía ser una persona normal". Adriana Guzmán señaló que las lesbianas abortan “porque no queremos maternidad impuesta, ningún control sobre nuestros cuerpos ni heteronormatividad”.

Pamela Flores asegura que cada persona conoce su realidad. El resto no puede juzgar. “Apoyo el derecho a decidir, porque tener un hijo es una responsabilidad. Mejor interrumpir el embarazo a que sufran violencia o estén abandonados en la calle”, opinó.

* En mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró de su lista de enfermedades mentales a la homosexualidad.

* En junio pasado, la OMS determinó que la transexualidad no es una enfermedad mental. Con estas decisiones, se evita dar justificaciones a quienes intentan curar o tratar las diversidades sexuales, lo que supone una agresión para las personas de esta condición y es causa de discriminación y violencia.