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  • Diario Digital | lunes, 18 de marzo de 2024
  • Actualizado 22:58

Los celos retrospectivos: el pasado de la pareja

El celoso busca proteger la pareja y la relación, pero la manera de hacerlo es exagerada y contraproducente
Los celos retrospectivos: el pasado de la pareja





La obsesión por el pasado y la indagación sobre las exparejas afecta tanto al celoso como a la persona que lo sufre. Pensamientos de desconfianza, necesidad de control, comparación con las relaciones pasadas. Los celos retrospectivos surgen del miedo irracional a perder a la persona amada y se relacionan con la pérdida de exclusividad. Si bien el miedo al abandono es habitual en el celoso retrospectivo, puede provocarlo si la relación de pareja no se fortalece mediante el diálogo o se solicita ayuda profesional.

Los celos son una respuesta emocional que bajo ciertas circunstancias son aceptados por la sociedad: “Te quiere tanto que está celoso”. Sin embargo, cuando se convierten en el centro de la vida de la pareja y escapan al control de la persona pueden llegar a ser patológicos. En estos casos, la inestabilidad emocional, el sufrimiento y el engaño pueden llegar a destruir las relaciones personales.

En la mayoría de los casos, la desconfianza y la necesidad de controlar a la pareja alimentan un miedo irracional a perder a la persona amada, si bien no son indicadores de un buen amor. Cuando las conductas de comprobación propias de las personas celotípicas se centran en las relaciones pasadas, los celos se denominan retrospectivos.

Sergio Lara, psicólogo especialista en Trastornos Obsesivos del Instituto Psicològic Internacional (IPITIA), explica que es compatible pensar que la pareja es fiel al mismo tiempo que tener celos de las relaciones anteriores. En este sentido, José María Martínez Selva, catedrático de Psicobiología de la Universidad de Murcia y autor de “Celos: claves para comprenderlos y superarlos”, resalta el carácter irracional de este tipo de celos referidos a la imaginación del pasado.

Obsesión por las relaciones pasadas

Los celos retrospectivos, que de manera popular reciben el nombre de “síndrome de Rebeca” en homenaje a la novela Rebeca de Daphne du Maurier llevada al cine por Alfred Hitchcock, se construyen bajo la premisa errónea de la pareja “que ocupaba tu lugar”. Bajo la ansiedad de los celos, la persona trata de responder a preguntas como: ¿Será mejor que yo? ¿Me querrá menos que a ella? ¿Cuánto la quería?

La persona que los sufre imagina el afecto o las relaciones de su pareja con otras personas, se recrea en ellas y, casi automáticamente, aparece la idea de pérdida. Martínez Selva señala que “el límite entre el celo normal y el celo alarmante lo marca el hecho de que la persona no lo pueda controlar y altere la vida de la pareja”.

El celoso retrospectivo está obsesionado con la exclusividad de su amor y teme perder el dominio de la persona querida. El psicólogo especialista Sergio Lara apunta que la persona tiene miedo a que lo que se está viviendo no sea único y especial, y que si anteriormente se rompió la relación también pueda hacerlo ahora.

“La indagación en las relaciones anteriores buscan tranquilizar la angustia”, expresa el psicólogo de IPITIA. Según el especialista en trastornos obsesivos, el celoso a menudo cree que si sabe cómo fueron sus relaciones anteriores podrá evitar la ruptura y el sufrimiento.

Inseguros y manipuladores



Los celos suelen tener un factor común en todas las personas que los sufren de gran necesidad de protección y seguridad. Sergio Lara señala que no existe un prototipo único de personalidad que caracterice al celoso retrospectivo, y que la causa subyacente puede variar aunque los síntomas sean similares.

En función del motivo que origina el delirio, el test Cluster para los trastornos de personalidad identifica tres perfiles: el primero está relacionado con la pérdida de conexión de la realidad y la necesidad de ser exclusivo; un segundo tipo tiene un componente más emocional asociado al miedo, al abandono; en el último prima la necesidad de control y la manipulación.

Martínez Selva apunta que el tipo de celo neurótico e inseguro es el más frecuente, si bien el último es el más peligroso. “El tipo egoísta posesivo suele ser más proclive a la violencia, no solo psicológica sino física”, explica el catedrático. “Son personas que obligan a dejar una profesión, limitan la forma de vestir, alejan de los amigos y lo hacen de forma sutil y a largo plazo”.

Frente a la necesidad de control, la inseguridad del celoso neurótico conduce al chantaje emocional. En este sentido, el psicólogo de la Universidad de Murcia destaca que la persona no tiene confianza en sus cualidades, en la atención ni en el afecto que recibe de la pareja. “Piensa que comparados con otros siempre tiene algo que perder y que él quiere más a la pareja de lo que el otro lo quiere a él”, declara Martínez Selva.

Los celos retrospectivos afectan tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, ambos especialistas resaltan que los hombres tienden a revelarlos en menor medida, mientras que las mujeres suelen expresar más sus sentimientos. “A los hombres les cuesta más reconocer que son celosos porque evitan sentirse mal en la comparación”, reflexiona Martínez Selva.