Los hombres no nacen violentos y 220 ya se sometieron a terapia
El Centro Terapéutico Hombres de Paz nació como un dispositivo imprescindible para prevenir la violencia hacia las mujeres en Cochabamba. “Los hombres no nacen violentos, se convierten en agresores, y pueden cambiar, si quieren hacerlo, con la ayuda profesional”, explicó el director de Hombres de Paz, Germán Siles.
Si bien existe una ley, la 348, que es drástica contra quienes cometen el delito de violencia intrafamiliar, en los hechos, el encarcelamiento de los agresores no resuelve el problema de fondo, porque si ellos no internalizan que el maltrato es malo, y aceptan que existen consecuencias de ese comportamiento, los ciclos de violencia contra la mujer continuarán.
Es más, cuando los varones agresores salen de las cárceles, lo hacen con demasiado resentimiento y enojo. Las mujeres suelen aceptar que retornen a sus casas, por la dependencia económica y emocional que han desarrollado, o porque han conciliado por única vez, pero el maltrato se agudiza, y a veces deriva en feminicidios.
El resultado invariable es la destrucción de las familias. Esta realidad es la que motivó al equipo de la Fundación Voces Libres, que trabaja desde hace 10 años en la lucha contra la violencia, a pensar de qué manera se podría involucrar a los hombres en esta cruzada, porque ellos también sufren la pérdida de su libertad, familia, trabajo, bienes y otros.
Es así que se trabajó, con profesionales, en el diseño de un proyecto terapéutico para quienes ejercen la violencia.
“De nada sirve llenar las cárceles de agresores. Si no se trabaja con ellos, la violencia nunca termina. Estudiamos la Ley 348 y vimos que el artículo 31, referido a la rehabilitación de agresores, no se cumplía”, explicó Siles.
El artículo 31 de la Ley 348 señala: “La rehabilitación de los agresores, por orden de la autoridad jurisdiccional competente, será dispuesta con una instrucción expresa, con el objetivo de promover cambios en su conducta agresiva. La terapia no sustituirá la sanción impuesta por los hechos de violencia.
Los servicios de rehabilitación podrán organizarse mediante acuerdos intergubernativos, tanto en el ámbito urbano como en el rural, en centros ya existentes o en el lugar donde el agresor cumpla una sanción penal. En ningún caso, la terapia se prestará junto a la mujer agredida”.
El equipo efectuó un estudio de factibilidad, trabajó con una metodología de InterTeam y presentó el proyecto completo a unos aliados estratégicos como el Tribunal Departamental de Justicia (TDJ), la Fiscalía, los Servicios Legales Integrales Municipales y las direcciones distritales de educación. Se firmaron los convenios con el TDJ, la Fiscalía, los SLIM de Sacaba, Vinto, Sipe Sipe, las direcciones distritales de Sacaba, Vinto, Quillacollo, Tiquipaya.
El 1 de agosto de 2017 se inauguró el centro con el primer grupo terapéutico. Tras un año de trabajo, los resultados son buenos y el centro está en vías de concretar nuevos convenios para varones agresores, pero también para un trabajo de intervención con las víctimas, en la Casa del Buen Trato.
Del 1 de agosto de 2017 al 1 de agosto de 2018, Hombres de Paz ya completó los tratamientos de 220 varones.
Al principio de esa gestión, el 65 por ciento de los pacientes llegaba de forma voluntaria. Hoy las cifras han cambiado. El 80 por ciento llega con orden judicial o fiscal, y solo el 20 por ciento lo hace por su propia voluntad. “De la Fiscalía tenemos bastantes requerimientos, pero, como sus procesos están en plena investigación, en cuanto les notifican con un rechazo por insuficiencia de pruebas, el 30 por ciento de esa población que viene por orden fiscal abandona las sesiones”, señala Siles.
El artículo 31 inciso 1 de la Ley 348, que garantiza a las mujeres una vida libre de violencia, le otorga a los fiscales la potestad de ordenar terapias para los agresores denunciados, como medidas de protección a la víctimas. La norma dice: “Las medidas de protección que podrá dictar la autoridad son: “ordenar la salida, desocupación o restricción (al agresor) del domicilio conyugal o donde habite la mujer en situación de violencia, independientemente de la acreditación de propiedad o posesión del inmueble, y ordenar que el agresor se someta a una terapia psicológica en un servicio de rehabilitación”. La Ley 348 también estipula que los centros terapéuticos deben reportar el inicio, el cumplimiento o incumplimiento del programa o terapia por parte del agresor, a la autoridad jurisdiccional competente. “Es imposible falsear resultados. Existe un registro biométrico, los varones deben presentar su carnet de identidad y elevamos informes todo el tiempo, cada mes, y a la conclusión de las sesiones, cuando se emite un certificado.
La violencia está presente en toda condición socioeconómica y cultural. “Pensábamos que íbamos a tener más gente de la zona sur, pero hay mucha de la zona norte. Hay agricultores, técnicos, profesores, docentes, médicos, ingenieros, abogados, policías, militares y de otras profesiones y ocupaciones. Tenemos programas radiales en Radio Kancha Parlaspa y Frecuencia Policial que ayudan a socializar este trabajo para que los varones sepan que también pueden acudir por decisión propia, a tiempo”.
Los horarios de los grupos terapéuticos son accesibles, en las mañanas, tardes, noches y en fines de semana, incluidos sábados y domingos, para garantizar la asistencia.
Teléfonos
Para solicitar ayuda al Centro Terapéutico Hombres de Paz puede llamar al teléfono fijo 4663576, o a la línea gratuita 800132323.
220 Hombres
han concluido el tratamiento terapéutico en Hombres de Paz, en el lapso de un año, desde el 1 de agosto de 2017 al 1 de agosto de 2018. Las 18 sesiones estipuladas le toman cuatro meses y medio a cada varón. Cada sesión dura dos horas y media: 90 minutos de psicoterapia y 60 de terapias alternativas para la liberación emocional.