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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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“Manada” pone en escena reflexiones sobre las masculinidades

Sobre la obra que un elenco uruguayo presentará el 8 de septiembre en el marco del 7mo Festival de Danza Contemporánea del Centro Simón I. Patiño.
“Manada” pone en escena reflexiones sobre las masculinidades



Los estereotipos de género no solamente afectan a las mujeres, sino también a los hombres. Existen posiciones encontradas sobre si el feminismo debería preocuparse y trabajar sobre las masculinidades o si más bien es una tarea netamente de los hombres. Más allá de quién debería hacerse cargo, es una realidad que el modelo de masculinidad está en crisis porque las nuevas generaciones ya no encuentran en ella respuestas a sus vivencias.

Martín Inthamoussú, con la obra “Manada”, reflexiona sobre cómo construye el hombre su masculinidad y cómo dialoga con los modelos hegemónicos, si es que lo hace, tomando en cuenta que los roles de género son construcciones sociales (construcción-producción social, histórica y cultural) y no existen papeles sexuales o roles de género biológicamente inscritos en la naturaleza humana.

“Manada” es una obra que se presentará el sábado 8 de septiembre en el marco del 7mo Festival de Danza Contemporánea del Centro Simón I. Patiño. A propósito de esto, conversamos con Martín para saber más sobre el proceso de creación y presentación de esta pieza.

Inthamoussú es un coreógrafo uruguayo y director de la compañía que lleva su nombre. Es Director General de las Escuelas de Formación Artística del SODRE, en Uruguay. Dirige su propia compañía con sede en Montevideo. El repertorio de la Compañía de Danza Martin Inthamoussú tiene obras del mismo creador y de la coreógrafa española Carmen Werner, además la voluntad de apoyar la labor de bailarines integrantes de la compañía para que puedan crear sus propios trabajos. La compañía cuenta con 10 bailarines estables y dos directores artísticos, Martín Inthamoussú y Andrea Salazar. Todos los integrantes tienen gran formación en técnica clásica y contemporánea.

-¿Cuál ha sido el proceso de “Manada”?

Es como hermana de otra que hice. En la obra “Casa de Muñecas”, la pregunta era qué pasaba con la mujer contemporánea. Fue un espectáculo con mucho éxito en Montevideo. Entonces, me gustó la idea y quise hacer el mismo proceso pero desde el punto de vista de la masculinidad. Comenzamos a trabajar con algunas teorías de género, especialmente la de Judith Butler con la “performatividad del género”, y descubrimos que hablar de masculinidad era un grave error, teníamos que hablar de masculinidades. Es así que comenzamos a trabajar con las historias personales de los cinco bailarines que se preguntaron qué es la masculinidad, si es que existe una masculinidad hegemónica y cómo esta dialogaba con su propia masculinidad y el hecho de ser bailarines. A partir de las vivencias de los bailarines, fui construyendo la obra, el nombre sale a partir de ese proceso. Nos portamos como una manada en muchos aspectos de la vida. Pero, ¿qué pasa cuando te sales y no quieres ser parte de la manada, cuando quieres trabajar desde la diferencia? Ese es el producto final al cual llegamos, que es esta obra que dura casi una hora. Cabe destacar que la obra tiene la participación al final de un niño, nosotros trabajamos con niños locales, así que allá va a entrar en escena un niño bailarín formado en Cochabamba.

-¿Ha sido muy difícil hablar sobre masculinidad?

Es un tema que debemos hablar todos porque yo sentí que había una necesidad no solo de los bailarines, sino también del público. Pero aquí quiero agradecer a los bailarines que se abrieron de una manera tan generosa, y el éxito que hemos tenido es debido a eso.

-¿Con qué ideas te quedas después del proceso creativo en términos de masculinidades en América Latina?

Creo que hay mucho por discutir, que seguimos dialogando con una idea de masculinidad hegemónica que se impone desde niño a todos los varones y que ese es el grave error: no trabajamos desde la diversidad. Entonces, pretendemos que todos los niños crezcan para ser un tipo de hombre y eso va coartando la posibilidad de la diversidad y de las identidades dentro de una misma cultura. Creo que en “Manada” eso queda en evidencia, pero la idea de que al final entre ese niño ha sido porque realmente creo que las futuras generaciones van a poder romper este ciclo. Van a romper este modelo hegemónico, patriarcal, heterocéntrico, machista, no lo van a repetir, se van a salir de la manada. Es una reflexión que queda sobre la mesa después de este proyecto, por lo menos para mí, y espero que para el público.

-Rita Segato, cuando habla de la violencia de género, nos dice que los hombres que no quieren pertenecer a la manada son disciplinados. Es decir, la violencia contra los hombres por parte del machismo es muy fuerte.

Cuando veas la obra verás que hay escenas que están narradas por ellos, que son historias reales, que son de los propios intérpretes. Nos hablan de momentos en los que ellos se obligaron a actuar o decir determinado discurso solamente para poder pertenecer a la manada. Es muy triste de ver y escuchar. Hicimos muchas funciones en las que al final dialogábamos con el público, y nos dimos cuenta de que se sienten muy interpelados porque, sin darnos cuenta, repetimos modelos con los que no necesariamente estamos de acuerdo, solamente para pertenecer a esa manada.

-¿Nos puedes contar una experiencia que resuma esta violencia machista?

En México nos pasó que cuando trabajamos con un niño, hace un año exactamente, la persona más machista con la que nos encontramos fue la mamá de ese niño. La mamá fue la que más trabas puso para que el niño se suba al escenario con los cinco bailarines. El niño quería bailar y, cuando subió al escenario, casi que no pudo por toda la información de la madre que estaba diciendo: “Lo que no quiero es que se burlen de él en el colegio”. Al hacer ese comentario, legitimo la presión de la sociedad. Qué fuerte, cuánto hay que trabajar. El futuro está ahí. Donde hay una grieta, hay futuro. Como decía Leonard Cohen, “donde hay una grieta entra la luz”. Yo creo que la grieta donde entra la luz son las nuevas generaciones. Se están construyendo nuevas masculinidades, la están luchando. Trabajo en una escuela de formación artística y lo veo permanentemente, están construyendo un nuevo paradigma, nuevas identidades, son muy valientes, las admiro mucho porque estas nuevas generaciones vienen con otro chip. Son más tolerantes, escuchan al otro y aceptan al otro diferente. Porque soy diferente, me reconozco único.

Comunicadora - @idaluna

Geografía de la danza

Marcelo Zamora (Brasil)

Realizar un festival de danza contemporánea de esta magnitud, en una ciudad territorialmente distante de los grandes centros de producción de contenido y en las actuales circunstancias globales, especialmente latinoamericanas, hace de esta edición un espacio de resistencia. El 7mo Festival Internacional de Danza Contemporánea de Bolivia trae producciones nacionales y de Argentina, Brasil, España, México/Irlanda y Uruguay seleccionadas por una curaduría influenciada por una visión geográfica y geopolítica pero antes de nada una visión artística y consciente del rol de un evento como este en una ciudad como Cochabamba. En plena era digital caracterizada por la sobre información y el exceso de datos, donde todo parece estar al alcance de “un toque”, el festival tiene la misión de humanizar el consumo artístico, aproximar el artista a la platea y, sobre todo, ofrecer un panorama diverso de posibilidades estéticas, discursos creativos dentro de un alcance territorial Iberoamericano.

Hanna Arendt ha dicho que “La obra de arte es el corazón de una sociedad, pero si la creas para que lo sea, la destruyes”. Al arte no podemos asignarle una función o una utilidad sin convertirlo en otra cosa. Se espera del arte y consecuentemente de un festival que en cada ocasión nos traiga algo nuevo – y no siempre agradable, pero siempre profundo – sobre si mismo y sobre el ser humano. En este sentido preparamos para esta edición un recorte de contrastes geográficos, ideológicos, morfológicos y plásticos que nos permitan crear un nuevo territorio, construir espacios de pensamiento, confrontación y debate.

Un festival para ver, tocar, vivir… sentir.

Autor del texto curatorial