Tras la preciosa ceremonia de la Boda Real que recien-temente protagonizaron Meghan Markle y el príncipe Harry, la monarca Isabel II deseó engrosar la lista de regalos nupcial de la pareja y, seguramente, el suyo superó al resto de los invitados y con creces.

Si bien la boda fue poco protocola-ria y la Reina permitió licencias nunca antes vistas porque, según afirmó “iba en calidad de abuela, no de monarca” al enlace, su regalo sí es digno de la realeza más exquisita.

La abuelita les entregó los títulos de propiedad de una hermosa casa de campo, que tiene más de 8.000 hectáreas de extensión privada para ellos. El lugar se llama York Cottage y está en Sandringham Estate, este lugar fue propiedad de George VI, rey y padre de Isabel II así que ella lo heredó y ahora quiso que pase a poder de su querido nieto Harry.

De hecho, la abuela de la reina falle-ció en esa casa de campo y acrecienta el enorme valor sentimental que contiene ese lugar. Este desprendimiento dice mucho de lo especial que es el regalo para los recién casados.