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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 16:35

Las microexpresiones faciales ayudan a detectar la mentira

Estudios científicos establecen que una persona dice entre 4 y 200 embustes al día. La tecnología actual ofrece un programa que, combinado con inteligencia artificial, descubre las incongruencias de las personas sometidas a ese análisis.
Las microexpresiones faciales ayudan a detectar la mentira



Si nos creciese la nariz como a Pinocho, tendríamos un grave problema. Según la investigación del psicólogo Paul Ekman, una persona dice hasta tres falacias por conversación. Los estudios en este campo sostienen que los embustes van de los 4 a los 200 al día, y se concentran especialmente por las tardes.

Mentir es como respirar. “No, ese vestido no te hace más gorda”. “En cinco minutos llego”. “He leído y acepto las condiciones legales”. Decodificar los engaños y su intencionalidad requiere identificar si el mentiroso oculta información o si la falsifica, y si lo hace voluntaria o involuntariamente.

Hoy en día es posible detectar a los mentirosos a través de diferentes tecnologías. Además del conocido polígrafo, el reconocimiento de microexpresiones faciales permite medir las emociones.

La culpabilidad de la mentira voluntaria genera estrés y miedo. Como consecuencia, se estimula la sudoración, se eleva el ritmo cardíaco, se acelera la respiración… Desde nuestros antepasados, cuando alguien miente su cuerpo dispara el sistema simpático de alerta y genera alteraciones en su código de comportamiento que pueden ser identificadas.

Las microexpresiones faciales son uno de estos movimientos involuntarios, tan rápidos que ni el mentiroso más experto sería capaz de controlarlas.

“Si sientes pánico, yo sé que lo estás sintiendo” afirma María Pocoví, especialista en análisis emocional de la empresa española Emotion Research Lab. “El problema es que una persona es incapaz de decir las emociones que ha sentido microsegundo a microsegundo”.  Actualmente, a esta habilidad innata en los humanos se ha sumado el desarrollo de tecnologías capaces de medir las emociones gracias al reconocimiento facial de microexpresiones.

Se usa una cámara



El sistema desarrollado por la compañía pionera Emotion Research Lab emplea una cámara web para medir en tiempo real las microexpresiones asociadas a las conocidas como emociones primarias a través de un algoritmo matemático. “El algoritmo mide las expresiones básicas de las emociones primarias (felicidad, sorpresa, enfado, miedo, desagrado y tristeza), y sobre esas trabaja un segundo algoritmo que muestra más de 100 combinaciones las anteriores” explica a EFE la fundadora de la empresa española María Mocoví.

La combinación de microexpresión facial, texturas e inteligencia artificial en tiempo real permite identificar incongruencias entre lo que lo que se verbaliza y se siente.

Así, la máquina puede desvelar picos de emoción que no concuerdan con lo que la persona está diciendo. “Puedo estar viendo a alguien sonreír pero estar leyendo desagrado”.

La experta subraya que no es extraño encontrar estos casos en el ámbito político, donde algunos parlamentarios confirman que apoyarán la candidatura de otros representantes mientras en su expresión facial se puede leer absoluto rechazo y asco.

Sin embargo, tal y como recalca María Pocoví, las microexpresiones “no son sinónimo de que algo sea mentira, pero sí de que hay una incongruencia”. Es más eficiente que el polígrafo que se basa en unos sensores que cuantifican la respuesta fisiológica. Ante preguntas sí/no varía la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la respiración y/o la sudoración de la persona que se somete al polígrafo, de forma que los parámetros tienden a aumentar cuando ésta miente.