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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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MARTÍN CAPARRÓS /// EL RECONOCIDO ESCRITOR SOSTIENE QUE LA PATRIA ES UNOS GRANDES LENTES DE COLORES PARA COLOCAR A LOS SÚBDITOS.

El viejo truco de los políticos

El viejo truco de los políticos





El escritor argentino Martín Caparrós cree que la patria, el sustantivo que compone el título de su última novela, es la palabra con la que los gobernantes colocan "lentes de colores" a la población para desviar la atención y conseguir sus propósitos.

En su ciudad natal, Buenos Aires, desde su barrio de siempre, Palermo, Caparrós, afincado en España, recalca que allá asisten a este "viejo truco" ejecutado por "el gobierno central y el gobierno catalán", en relación a la cuestión independentista catalana.

"Todo por la patria" (Planeta) es la "frase fuerte" con la que Caparrós comienza un relato que tiene opciones de convertirse en saga y donde el fútbol embarrado de los años 30 en Argentina se muestra como la pantalla con la que los dirigentes mantenían entretenida a las masas en una capital porteña que vivía entre turbulencias y bohemia, con el tango vivo.

Noventa años después poco cambió según Caparrós, ya que sea con el fútbol negocio, con la política o con ambas, el final es similar.

"(La patria) es más bien unos grandes lentes de colores que los gobernantes consiguen ponerle a muchos de sus súbditos. Cuando sus súbditos no los ven del color que ellos quieren, recurren al ´todo por la patria´ y los hacen hacer cosas inverosímiles", insiste el autor y periodista.

Para él, España albergó

en los últimos meses a un presidente, Mariano Rajoy, que "intentó esquivar sus responsabilidades haciendo que fueran los jueces y la justicia" los que las tuvieran, algo que provocó que "unos reclamos populares" se convirtieran en "golpe de Estado".

Y tuvo a otro presidente,

el catalán Carles Puigdemont, ahora en libertad condicional en Alemania después de que un juez germano descartase extraditarlo a España por rebelión, que pertenecía, como Rajoy, a un partido que hizo "recortes importantes de los servicios sociales" y decidió "revolear las banderas".

"El problema es que se les fue de las manos y tuvieron que hacer más y más, y ahora yo creo que ninguno de los dos sabe cómo salir de ese choque", lamenta.

Mientras toda esa tensión política se elevaba en el país ibérico, Caparrós se refugió en un pequeño pueblo de Galicia para escribir la novela policiaca que le apetecía firmar

y que fue un "divertimento", aunque lo matiza.

"Quiero decirlo y al mismo tiempo no quiero porque la palabra ´divertir´ tiene como unas connotaciones. Habría que cambiarlas:

hay que recuperar el poder de la diversión porque es algo correctivo", sostiene.

Y cita a Voltaire, a quien tradujo: "decía que lo superfluo es necesario y de vez en cuando uno necesita un poco de superfluo".