Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 00:00

Encender una hoguera

Sobre un relato y la azarosa vida del escritor estadounidense Jack London (1876-1916).
Encender una hoguera



Un hombre busca llegar a un campamento. El aire cortante y el frío lo impiden. La temperatura, 45 grados bajo cero. Tiene una costra de hielo en sus labios y a su alrededor hay una extensión blanca e infinita. Su perro, salvaje e instintivo, camina a su lado. Ahora el ambiente está a 50 grados bajo cero. Un veterano de Arroyo Salado le dijo que nunca debía caminar solo. Pero él no hizo caso.

Éste es el inicio de un cuento largo: “Encender una hoguera”, de Jack London.

Es más conocido por sus novelas Colmillo blanco y El llamado de la selva. Fue un escritor estadounidense y su verdadero nombre era John Griffith Chaney. Su padre era astrólogo y escribió a Jack London una carta lacónica, en 1887. Decía: “Nunca contraje matrimonio con Flora Wellman”. Y decía: “Soy impotente”. “No puedo ser tu padre”.

Flora Wellman era la madre de Jack London. Pero nunca se pudo encontrar el certificado de matrimonio con William Chaney, por el terremoto que desoló San Francisco en 1906. Tal vez el hecho de no tener padre indujo a Jack London a buscar una paternidad en la literatura (que es padre y madre y soledad a la vez).

Se autoformó en una biblioteca pública. En 1883 leyó Signa, de la escritora Ouida, que relata cómo un joven campesino italiano sin estudios escolares alcanza fama como compositor de ópera. London le atribuyó a este libro la inspiración para comenzar su labor literaria.

Pasaron 10 años.

En 1893 viajó a Japón. Cuando regresó se unió a la Kelly’s Industrial Army, una marcha de desempleados en protesta a Washington, y comenzó su vida de vagabundo. Estuvo 30 días preso por este hecho. Al salir, empezó a escribir para revistas de bajo costo, sobre su vida de marinero en las costas de Japón.

El 25 de julio de 1897, London y su cuñado James Shepard zarparon para unirse a la fiebre del oro de Klondike, donde ambientaría sus primeras historias importantes. Sin embargo, el tiempo que pasó en Klondike fue perjudicial para su salud y, al igual que muchos otros que trabajaban mal alimentados en los yacimientos de oro, desarrolló escorbuto.

Cuando regresó a Oakland en 1898, empezó a luchar para entrar publicar su primera historia, una lucha memorable descrita en su novela Martin Eden. Su primera historia publicada fue To the Man On Trail. Cuando la revista The Overland Monthly le ofreció únicamente cinco dólares por ella (y tardó en pagarle), Jack London se acercó a un punto en el que se planteó abandonar su carrera literaria.

Murió el 22 de noviembre de 1916. Se sabe que sufría un dolor extremo y que estaba tomando morfina, y es posible que una sobredosis de morfina, accidental o deliberada, pudiera haber contribuido a su muerte. Se creó el mito de que Jack London era alcohólico y mujeriego, que en recientes biografías se desmintió.

Escribió más de 50 relatos entre cuentos largos y novelas cortas. En ellas escribe sobre lo salvaje de la naturaleza y la condición del hombre que termina sucumbiendo ante la realidad. La realidad que aplasta. La realidad que destruye. La realidad que atormenta.

“Encender una hoguera” trata sobre la lucha del hombre y la imprudencia de la soberbia. A 70 grados bajo cero, todo se congela. Nada funciona bien, y solo el perro que lo acompaña sale airoso, en busca de un refugio. El hombre hunde sus pies en un charco de un lago congelado. Sabe que pronto sus pies se congelarán. Y luchará con todas sus fuerzas para sobrevivir (la eterna lucha de los hombres).

Periodista – [email protected]