“Pasó de un problema de corrupción al lavado de dinero en bancos”
El escándalo de Odebrecht pasó de ser un tema netamente de corrupción a convertirse en lavado de dinero. Todos sabemos que el lavado de dinero implica manejo del narcotráfico, de la corrupción, de ganancias ilícitas y otros relacionados con el ilícito.
Entonces Odebrecht, al ser una empresa sudamericana, no solo tuvo en sus manos dinero de la corrupción, sino también del financiamiento del banco estatal brasileño al contratar o servir a la empresa brasileña.
Odebrecht es ahora una empresa desmantelada que estaba casada con un banco del que usaba los recursos para la ejecución de obras para los ciudadanos brasileños, pero era una red de corrupción a nivel no solo público, sino privado. No solo en Brasil, sino en el continente.
El hecho de que hasta ahora no hayan encontrado casos de corrupción relacionados a Odebrecht en Bolivia puede significar dos cosas: que la información en el país todavía no ha llegado a niveles de transparencia, o por el otro, puede ser que la prensa aún no ha tenido amplitud y decisión para encontrar las irregularidades. Una cosa es segura, la empresa Odebrecht ha ejecutado proyectos en Bolivia, pero hasta ahora no se han conocido si hubo o no niveles de corrupción.
Creo que no solo están involucrados gobiernos de la derecha, sino también de la izquierda, es decir aquellos denominados progresistas.
Lo que ha pasado en la política latinoamericana es bastante fuerte y sucedió en un momento en que hemos gozado de una bonanza económica traducida en mayores ingresos públicos para los gobiernos.
La corrupción ha crecido mucho en cuanto a valores. Se maneja más dinero y los principales gobiernos, incluso los progresistas, aquellos que supuestamente velan por el bienestar social, han caído en la tentación y se han convertido en corruptos.
Extraña lo que sucedió en Perú, donde el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, considerado liberal y de centro derecha fue víctima de la corrupción.
Es que la corrupción no distingue ideologías y ello depende de la personalidad de las personas. Si hay debilidad, hay tendencia a caer ante este tipo de lacra.
Cuando se acumula mucho poder y los países muestran una baja institucionalidad, generalmente se cae en estas tentaciones. Se vivió una bonanza económica no solo en Bolivia, sino en otros países emergentes y con una tendencia al autoritarismo. Entonces los gobernantes se sienten con más derecho a utilizar los recursos del Estado.