Hijos renuncian a sus vidas por cuidar a sus padres con alzhéimer
La madre de Sue Jenkins, de 88 años, fue diagnosticada en abril de 2015 con alzhéimer, y la enfermedad llegó a agravarse a tal extremo que ella se volvió totalmente dependiente.
Sue debe, ahora, cuidar a su madre a tiempo completo. Esta británica asegura, en una entrevista concedida a BBCMundo, que asumir esta responsabilidad es “extremadamente difícil”.
“He dejado mi vida por completo”, afirma Sue, y agrega que solía navegar en vela con frecuencia. “Soy una persona muy sociable. Pero cuido a mi madre. Y eso es todo”.
Resume que “el amor es algo que te permite abandonar todas esas cosas”.
Sue explica que cuidar a su madre las 24 horas del día es una constante lucha, ya que ella no puede estar mucho tiempo sola, sin sentir ansiedad.
Y si bien Sue tiene el apoyo de profesionales de cuidado que llegan hasta su hogar, ninguno vive a tiempo completo con ellas.
Por lo menos 20 personas ya pasaron por su hogar, pero decidieron renunciar porque el comportamiento de Patricia, la madre de Sue, “puede resultar complicado”.
Sue puntualiza que la demencia que sufre su madre le arrebató su personalidad y en su hogar se vive entre gritos y golpes.
Agrega que el cuidado permanente que brinda a su madre enferma la ha dejado con poco sueño y, por consiguiente, físicamente exhausta.
Además, la carga emocional de ver el deterioro de su madre la está llevando a un punto de quiebre, según refleja BBCMundo.
¿INTERNARLA?
La atención que requiere la madre de Sue le cuesta a los servicios locales de asistencia más de 2.600 dólares a la semana, motivo por el cual las autoridades del área intentaron cortar esos fondos en dos ocasiones, en un intento de forzarla a que interne a su progenitora en un centro geriátrico.
Sin embargo, esta idea es algo que Sue no acepta e insiste en que jamás lo hará, pese a que en algunas ocasiones su madre la golpea, a causa de su enfermedad, y ella tiene la intención de salir corriendo y perderse.
Al igual que la madre de Sue, en el mundo al menos unas 47.5 millones de personas sufren de demencia, a las cuales se les añaden 7.7 millones de casos todos los años, según datos de la Organización Mundial de la Salud, publicados por BBCMundo.
UNA DURA BATALLA
La demencia senil afectó en forma angustiosa también a la familia de Susie Hewer, desde el momento en que se enteraron que su madre padecía esta enfermedad.
Peggy Walton fue diagnosticada con demencia vascular cuando tenía 81 años. Su hija, Susie, recuerda que su madre era muy brillante. Estaba en forma y era muy activa. Sin embargo, de la noche a la mañana sufrió un cambio chocante, tras sufrir una serie de pequeños infartos.
La primera vez que Hewer llevó a su madre al médico, este les dijo que solo era la edad, que la atrapó (demencia senil)”.
Sin embargo, su preocupación se incrementó cuando notó que su madre parecía no saber dónde estaba. Otro médico reconoció los síntomas del alzhéimer y los remitió a un especialista.
Desde ese día. Peggy Walton comenzó a desaparecer de su casa y a experimentar violentos cambios de humor.
Según describe Susie Hewer a BBCMundo, su "normalmente plácida" madre se había convertido en una persona "violenta y agresiva".
"En un punto fue obvio que ella no podía quedarse sola por mucho tiempo. Entonces, dejé mi trabajo como gestora de ventas para cuidarla", relata.
En incidentes psicóticos que sufrió la madre de Hewer, ella aseguraba, en forma muy convincente, que había alguien en el armario. “Se lo creía realmente. Yo quería ir y mirar con mis ojos”.
El momento más doloroso para la familia de Hewer fue cuando su madre no la reconoció. Y desde entonces no pudo hacer nada más por si misma y necesitó que alguien cuidara de ella en todo momento. “No dormía más de 30 minutos seguidos y comenzó a sufrir incontinencia”.
Los últimos meses de su vida, Peggy Walton vivió en un hogar de ancianos cerca de su casa, donde el equipo realizó un trabajo maravilloso, según expresa Hewer. No obstante, a la familia esta experiencia le resultó extremadamente penosa. Justo un día después de cumplir 89 años, Peggy Walton murió en marzo de 2005.
UNA APP
Emma Yang, una niña de 11 años, diseñó una aplicación para comunicarse con personas que sufren de alzhéimer, pero al principio nadie le tomaba en serio ni le respondía.
Ahora que Emma cumplió 13 años, logró que le tomen en serio. Y su idea nació a raíz de que su abuela sufre alzhéimer y vive en Hong Kong.
"Es muy difícil para nosotros tener una conversación porque ella se olvida que ya hizo una pregunta. Y vuelve a hacerla una y otra vez", le dice Emma a BBC Mundo.
La app Timeless, que en inglés significa "Eterno", es su primer proyecto real. Y podría servirle a muchos además de su abuela: 47.5 millones de personas en el mundo padecen de demencia, según la Sociedad de Alzheimer de Reino Unido.
Una función clave del proyecto que desarrolla Emma es el reconocimiento facial: tomando una foto de alguien que ya está identificado en la app, indica en segundos de quién se trata.
Incremento
El alzhéimer es una enfermedad que afecta a 47.5 millones de personas en el mundo, una cifra que se incrementa cada año en 7.7 millones de nuevos casos.