Necesitamos una transformación estructural en el ámbito de salud
04 de febrero de 2018 (18:50 h.)
La salud es un término genérico que conlleva componentes sociales, éticos, económicos y políticos estructurales. Constitucionalmente es un derecho universal de primera importancia en la existencia humana.
El registro de indicadores y tasas en el conjunto de países latinoamericanos nos avergüenza, y requerimos urgentemente una transformación estructural de la organización en salud. La Constitución Política del Estado ordena la creación del Servicio Único de Salud (SUS), entidad jerarquizada cuya existencia rectora la conocí en Chile; la imagino como aquella bajo la cual trabajé al egresar de médico en Taltal, exterritorio boliviano hasta 1879.
Las consideraciones estructurales a respetar en el sector salud deben considerar el equipo de recursos humanos conformado por médicos, enfermeras, odontólogos, bioquímicos, trabajadores sociales, ambientalistas, sociólogos, antropólogos, ingenieros de equipamiento, de sistemas, y debe actuar en función de la visión y la misión proyectada en dimensión axiológica “biomédica social psicológica, humanista y espiritual”.
Se debe apostar por la instucionalización con recursos humanos suficientes, designados mediante concurso de méritos y examen de competencia ante tribunales de las sociedades científicas y colegios de profesionales. Toda la planificación de salud parte de la educación integral de esos recursos que deben ser formados en proyectos relevantes como los que ofertan ciertas universidades de avanzada en su innovación académico-social: educación con psicopedagogía enfocada en competencias, acreditación internacional, autoevaluación y auditorías internas secuenciales e investigación científica.
La entidad nacional debe privilegiar la Medicina basada en evidencias, la planificación centralizada con descentralización ejecutiva, la integración docente asistencial en alianza con las universidades científicas, escalafón calificador de los estamentos administrativos y profesionales, prevención, tratamiento y promoción de la salud en todos los niveles, programas de atención primaria integral, promoción de la bioética en todos sus niveles, coordinación institucional con ministerios, municipios, universidades, entidades públicas y privadas, para lograr bienestar en todos los aspectos constitutivos.
La eficiente administración en salud no puede depender solamente del poder político ni de un partido oficialista. Son todos los profesionales en salud los responsables. En la Cumbre de Salud, el Ministerio tendrá que convocar a los protagonistas para que la salud sea un logro para todos los bolivianos.
El Estado debe garantizar una atención de calidad e invertir en salud, es la mejor inversión económica porque actúa sobre el capital social.
El registro de indicadores y tasas en el conjunto de países latinoamericanos nos avergüenza, y requerimos urgentemente una transformación estructural de la organización en salud. La Constitución Política del Estado ordena la creación del Servicio Único de Salud (SUS), entidad jerarquizada cuya existencia rectora la conocí en Chile; la imagino como aquella bajo la cual trabajé al egresar de médico en Taltal, exterritorio boliviano hasta 1879.
Las consideraciones estructurales a respetar en el sector salud deben considerar el equipo de recursos humanos conformado por médicos, enfermeras, odontólogos, bioquímicos, trabajadores sociales, ambientalistas, sociólogos, antropólogos, ingenieros de equipamiento, de sistemas, y debe actuar en función de la visión y la misión proyectada en dimensión axiológica “biomédica social psicológica, humanista y espiritual”.
Se debe apostar por la instucionalización con recursos humanos suficientes, designados mediante concurso de méritos y examen de competencia ante tribunales de las sociedades científicas y colegios de profesionales. Toda la planificación de salud parte de la educación integral de esos recursos que deben ser formados en proyectos relevantes como los que ofertan ciertas universidades de avanzada en su innovación académico-social: educación con psicopedagogía enfocada en competencias, acreditación internacional, autoevaluación y auditorías internas secuenciales e investigación científica.
La entidad nacional debe privilegiar la Medicina basada en evidencias, la planificación centralizada con descentralización ejecutiva, la integración docente asistencial en alianza con las universidades científicas, escalafón calificador de los estamentos administrativos y profesionales, prevención, tratamiento y promoción de la salud en todos los niveles, programas de atención primaria integral, promoción de la bioética en todos sus niveles, coordinación institucional con ministerios, municipios, universidades, entidades públicas y privadas, para lograr bienestar en todos los aspectos constitutivos.
La eficiente administración en salud no puede depender solamente del poder político ni de un partido oficialista. Son todos los profesionales en salud los responsables. En la Cumbre de Salud, el Ministerio tendrá que convocar a los protagonistas para que la salud sea un logro para todos los bolivianos.
El Estado debe garantizar una atención de calidad e invertir en salud, es la mejor inversión económica porque actúa sobre el capital social.