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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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LOS MUROS DE CHACARA EN ORURO

Un lugar misterioso y lleno de encanto

Patrimonio. Hace un par de semanas, dos investigadores orureños hicieron público el descubrimiento. Un comité impulsor buscará preservar este sitio arqueológico y promover el turismo en la zona. <BR>
Un lugar misterioso y lleno de encanto



Resulta casi imposible creer que, en pleno siglo XXI, los comunarios de Chacara —una pequeña población orureña, distante a 35 kilómetros al sudeste de la ciudad de Oruro, en el municipio de Huanuni, provincia Pantaleón Dalence— no hayan descubierto los restos arqueológicos de unos muros en su territorio; descubrimiento que se hizo público hace un par de semanas en diferentes medios de comunicación.

La respuesta es sencilla, no transitaban por esa región porque la tradición oral señala que es un lugar prohibido. “Es una zona oscura. Nuestros abuelos decían que no había que ir donde el mal está liberado y que nosotros teníamos que cuidarnos, o caso contrario podíamos desaparecer”, relata la primera autoridad de la comunidad de Chacara, David Yucra, el Tata.

Esta historia no llegó a oídos del explorador Carlos Bedregal Salinas ni del capitán de aviación y constructor de aeronaves Marcelo Miralles Iporre, quienes —motivados por su vocación y su espíritu de aventura— se animaron a sobrevolar esa región y filmar el paisaje. Posterior al viaje, ambos estudiaron y analizaron el video, donde detectaron algunas imágenes que tenían características peculiares, cuatro figuras geométricas formadas por piedra apilada. La más grande está construida sobre una superficie de 150 por 125 metros, mientras que la más pequeña se extiende en un espacio de 24 por 25 metros.

Un hallazgo que ahora toma el nombre de Los Muros de Chacara y que ha movilizado a varias autoridades de diferentes instituciones orureñas, para impulsar políticas de protección de este sitio arqueológico y su promoción como potencial turístico.

Primeras medidas  

Hace unos días, autoridades locales y comunitarios, empresarios privados e investigadores se reunieron en Oruro para conformar el primer Comité Impulsor de Los muros de Chacara.

El tata de esa comunidad, David Yucra, y otros representantes de los ayllus cercanos aprovecharon la oportunidad para contar su forma de vida y los requerimientos que tienen para capacitarse en el campo turístico.

Germán Rioja, presidente de la Federación de Empresarios Privados de Oruro, comentó que, tras la reunión, su gremio se comprometió a realizar cursos de capacitación para los comunarios, en gastronomía y atención a turistas; para así poder atender adecuadamente a los visitantes e investigadores que llegarán a la zona para conocer estas estructuras, que están comenzando a ser conocidas, gracias a la difusión del descubrimiento y de su valor arqueológico e histórico.

Como una manera de promocionar este hallazgo, la comunidad de Chacara organizó una pequeña expedición para periodistas, con la presencia de los dos investigadores que descubrieron este sitio. Luego de recorrer otros lugares turísticos llegaron a la comunidad de Chacara, a su llegada fueron recibidos por las autoridades comunitarias, quienes, escudadas bajo la protección de las q’oas y la tarqueada, solicitaron permiso a sus ancestros para así poder ingresar a la región protegidos por sus deidades y que no les pase nada.

Es así como los medios de comunicación ingresaron con seguridad y llegaron hasta las ruinas arqueológicas; pero, la historia no fue así de sencilla, para poder observar ese hallazgo la aventura comenzó hace más de un año.

INICIO DEL camino

Al igual que una aventura épica de buscadores de tesoros, y de personajes que viven y hasta soñaban con encontrar con un tesoro perdido, Carlos Bedregal Salinas y Marcelo Miralles Iporre -integrantes del equipo familiar autodenominado “Buscadores de la verdad”- que busca vestigios de civilizaciones ancestrales-, tenían el deseo de encontrar algo.

El año pasado, ambos investigadores, acompañados de Estela Miralles de Bedregal, se subieron en la avioneta, de manufactura orureña, Zenith CH801, equipada con una cámara Gopro en una de las alas, para registrar imágenes. Marcelo Miralles piloteó el vuelo de exploración al sudeste de la ciudad orureña.

El objetivo del vuelo era buscar mayor información sobre las ruinas preincaicas Inca Pukara, que se presume datan de hace más de 5.000 años, y que tendrían que estar situadas en el ayllu Bombo, del municipio de Huanuni.

Ya en tierra, los buscadores revisaron las imágenes grabadas durante el vuelo y, de repente, algo llamó su atención, se trataba de unas escuetas figuras enigmáticas en una ladera, que resaltaban como en alto relieve, gracias a la caída de una nevada el día anterior.

Las imágenes no podían ser mal interpretadas. Claramente se visualizaba a dos ángeles alados, similares a los que se aprecian en la Puerta del Sol en Tiwanacu, en La Paz.

Para salir de dudas, los dos expedicionarios decidieron realizar una nueva incursión, ahora por tierra.

En esa ocasión, Carlos Bedregal, Marcelo Miralles Iporre, Daniel Bedregal Miralles y Vanessa Zenteno de Miralles fueron los aventureros que se lanzaron a la primera expedición al sitio descubierto. Tras varios intentos de escalar y debido a las condiciones climatológicas adversas, no pudieron llegar hasta el sector en estudio.

Por esta razón, los expedicionarios optaron por realizar un segundo sobrevuelo y ver rutas alternativas para ingresar vía terrestre.

Retornaron con nuevas fotografías tomadas a distancia y con la firme convicción de volver a ingresar.

Segunda incursión

Una vez seleccionadas las nuevas posibles rutas de acceso al lugar, se organizó una segunda expedición por tierra. En esta ocasión participaron Carlos Bedregal Salinas, Carlos y Daniel Bedregal Miralles y Raúl Muñoz.

Esta vez sí consiguieron acceder a la ladera de enfrente de las figuras. “Llegamos hasta el mismo sitio de las formaciones, y con asombro descubrimos que se trataba de muros semienterrados, construidos con piedras apiladas en una ladera escarpada. Las más grandes miden dos metros de ancho y las más angostas 50 centímetros. No sabemos si tienen algún significado”, dice Bedregal.

Además, pudieron apreciar que existen unas líneas, que también forman una especie de muros, aunque más angostos y pequeños, que parecen remarcar el terreno, aunque no se pudo definir el contexto general.

En esta ocasión, el equipo se dio cuenta de que en la parte trasera de la ladera se encuentran unas ruinas, donde existen restos óseos y cerámicos, “que se cree podían ser parte del Qhapaq Ñan o Camino del Inca, que en su época de gloria interconectó el Cuzco en Perú, a Quito, Ecuador, con Tucumán-Argentina. A este sitio se lo conoce con el nombre de La Escalera.

Luis Gutiérrez, investigador del equipo “Buscadores de la verdad”, explicó que este sitio arqueológico perteneciente a la comunidad de Pantipata, es bastante extenso, y que gracias al apoyo de comunarios de la región se encontraron numerosas rutas prehispánicas, miradores y hasta uno astronómico, que se denomina El Chojo.

APOYO E investigación

Con el hallazgo de Los Muros de Chacara, se abre una excelente posibilidad para la investigación científica y arqueológica, además de un polo de desarrollo para Oruro a través del turismo.

Por esta razón, los investigadores promovieron un acercamiento con autoridades del departamento, para que adopten medidas ante este descubrimiento y que, cada quien en lo que le corresponde, se encargue de la indagación, difusión y conservación de este sitio.

El equipo de los “Buscadores de la verdad”, integrado por Carlos Bedregal Salinas, Marcelo Miralles Iporre, Daniel Bedregal Miralles, Carlos Bedregal Miralles, Raúl Muñoz Arraya y Vanessa Zenteno de Miralles, incentiva a los comunarios de Chacara a seguir buscando nuevos hallazgos.

“Nuestro territorio es grande y deben existir muchas más cosas que no conocemos; con este descubrimiento, estarán más curiosos y atentos a los lugares”, aseguró David Yucra.

Según Marcelo Miralles, el sitio hallado presenta condiciones para generar proyectos arqueológicos que fomenten tanto la investigación científica como un circuito turístico de su tierra natal.