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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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Lecturas sutiles ¿Las drogas son el problema

Lecturas sutiles ¿Las drogas son el problema

Keith Richards, el mítico guitarrista de The Rolling Stones, afirmó: “Nunca hemos tenido problemas con las drogas, solo con la Policía”. Nada significaría esta frase viniendo de cualquier otra persona, pero dicha por este músico la cita es polémica. En la decada de los 70, él encabezó la lista de celebridades destinadas a morir, en un corto tiempo, por sus excesos. 

A más de tres decadas de la publicación de ese documento, el artista sigue vigente, sobreviviendo al entierro en vida que le significaron sus adicciones.

Entonces, ¿las drogas son benignas y se debe hacer una apología de ellas? Nada más falso, en otros testimonios Richards ha indicado que la utilización de sustancias no lo hizo más creativo o lúcido, solo le sirvieron para perder el tiempo. Entonces: ¿las drogas son el problema?

Por droga se entiende lo que desde tiempos antiguos ya se conocía: una substancia capaz de “vencer”

al cuerpo, provocando cambios orgánicos y anímicos.

Se ha considerado que el objeto droga genera consecuencias irreversibles en los consumidores, siendo la causa de la adicción.

Sin embargo, esta sentencia inquisitiva puede ser cuestionada: ¿acaso una substancia que altera químicamente el cuerpo puede determinar la voluntad autónoma

de un sujeto libre? Freud comenta que ha conocido

personas que probaron cocaína y morfina, sin quedar enganchados. En esa misma línea, los lectores tendran presente que el mismo padre del psicoanálisis tomó

cocaína regularmente en su juventud y no se convirtió

en un yonqui.

Entonces, la adiccion no depende de la droga utilizada, pues hay algo más trascendente. Antonio Escohotado, al historizar la relación de los individuos con las sustancias, da cuenta de que las prohibiciones varían con el paso del tiempo y las leyes. Por ejemplo, en la cultura greco-romana se consideraba más nocivo consumir

vino, estigmatizado por los rituales báquicos, que la ingesta de opiáceos. Tal situación ha cambiado, pues, en la actualidad, el opio y sus derivados son considerados

drogas duras y su penalización es más rigurosa.

En todo caso, hay una razón ideológica para la estigmatización de las drogas: en una civilización estoica, que cree que el dolor templa la fortaleza moral, cualquier medio que facilite la evasión es condenable.

Lejos de toda moral, la pregunta es: ¿Qué lleva a un sujeto a consumir alguna droga, de manera incesante y voraz? Freud indica que la intoxicación es uno de los medios que tiene el ser humano para soportar la realidad. En esa perspectiva, se puede pensar que existen sujetos con menos herramientas para soportar el hastío de la vida, pero que, en esa dinámica, quedan cautivos de un impulso mortal e indescifrable.

La orientación psicoanalítica pretende habilitar alguna herramienta menos “artificial”, para poder vivir en un mundo cada vez más complejo y angustiante. Mientras no posemos la mirada en las causas profundas de la adicción, seguiremos incurriendo, una y otra vez, en los errores del pasado.



NOTA: Para cualquier consulta o comentario, contactarse con Claudia Méndez Del Carpio, responsable de la columna, al correo [email protected]

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