Hay recursos técnicos pero la gente prefiere el sello y firma en el papel
07 de enero de 2018 (18:53 h.)
Hay dos miradas en el tema de gobiernos electrónicos: una que es técnica y la otra, humana y cultural.
En la técnica hay que advertir que Bolivia tiene todas las condiciones para implementar la tecnología, porque hasta existe la ley de firma digital para el uso en documentos. Y en infraestructura, todo está preparado porque las empresas telefónicas cuentan con condiciones para prestar el servicio. Se están dando los pasos al respecto. Creo que el cuello de botella está en la parte humana, en la cultura administrativa.
Por ejemplo, el RUAT es un sistema que fue adquirido por varios municipios para el pago de impuestos de automóviles y bienes inmuebles al que se ingresa con un código. Casi todos los bancos aceptan el pago de impuestos por internet, pero sucede que al contribuyente se le exige un papel con sello y firma como prueba de que ha cumplido con esa obligación, y eso resulta una contradicción, porque por un lado se le está pidiendo que digitalice sus trámites, pero por otro se le condiciona a que imprima o pida información para verificar que hizo el pago correspondiente.
Eso lo estoy viviendo por propia experiencia cuando intenté hacer una transacción. Los mismos funcionarios de Impuestos Internos me pidieron el papel impreso del pago impositivo, así que tuve, lastimosamente, que imprimir en papel y conseguir el sello.
Incluso las facturas no son tan bien vistas. Los ciudadanos quieren siempre oler la tinta y ver el sello puesto.
Siendo docente me pasó lo mismo, me exigen siempre el sello en documentos. Entonces lo que están haciendo es por un lado se habla del uso de tecnología, pero por otro estamos pidiendo papeles que respalden el cumplimiento de los trámites, el sistema catastral, el tema de impuestos y otros. Eso es contradictorio.
Hace poco, la Agencia de Gobierno Electrónico y Comunicación (Agetic) dio cursos de preparación no solo para municipios, sino para empresarios. Es decir, técnicamente la Agetic está trabajando y tiene resultados, pero lo que está fallando es la cultura administrativa.
Tiene que existir alguien que diga que los papeles ya no son válidos, y que los pagos o trámites se pueden ejecutar solo por internet.
Además, es necesario que las autoridades de Gobierno hablen el mismo lenguaje en cuanto a términos. Sería interesante que en algún momento sea el mismo Estado el que invalide los documentos catastrales y otros. Por ejemplo, yo necesito hacer un cambio de nombre en un plano, y resulta que ese trámite demora más de tres meses, siendo que digitalmente podría llevar apenas unas horas.
Así se lograría llegar a un 100 por ciento de la digitalización, pero aún no se termina de entender.
En otros países vecinos están más avanzados con estos proyectos. Por ejemplo, en Chile, en 2005, he digitalizado todos los procesos de la Facultad de Medicina. Allí, en lugar de papeles todo es vía online.
La Alcaldía de Santiago tiene su información digitalizada, todo se hace a través de internet, la venta de un departamento y otros. Cuando se obtiene el documento, hay un cobro del equivalente a 50 bolivianos, pero se evita todo el papeleo y pérdida de tiempo.
Hay ciudades con 20 millones de habitantes y los papeles van a enterrar a la gente, por eso es hora de tomar decisiones valientes en la sustitución del papel por el online.
El beneficio lo sentirá el ciudadano porque no tendrá que esperar tantos meses por ejecutar un trámite, cuando en realidad se puede hacer en unas horas. Hay que digitalizar para hacer cualquier transacción, desde vender o comprar una casa. El municipio digitalizado verificará los datos y así evitará que el ciudadano trajine de un escritorio a otro.
En la técnica hay que advertir que Bolivia tiene todas las condiciones para implementar la tecnología, porque hasta existe la ley de firma digital para el uso en documentos. Y en infraestructura, todo está preparado porque las empresas telefónicas cuentan con condiciones para prestar el servicio. Se están dando los pasos al respecto. Creo que el cuello de botella está en la parte humana, en la cultura administrativa.
Por ejemplo, el RUAT es un sistema que fue adquirido por varios municipios para el pago de impuestos de automóviles y bienes inmuebles al que se ingresa con un código. Casi todos los bancos aceptan el pago de impuestos por internet, pero sucede que al contribuyente se le exige un papel con sello y firma como prueba de que ha cumplido con esa obligación, y eso resulta una contradicción, porque por un lado se le está pidiendo que digitalice sus trámites, pero por otro se le condiciona a que imprima o pida información para verificar que hizo el pago correspondiente.
Eso lo estoy viviendo por propia experiencia cuando intenté hacer una transacción. Los mismos funcionarios de Impuestos Internos me pidieron el papel impreso del pago impositivo, así que tuve, lastimosamente, que imprimir en papel y conseguir el sello.
Incluso las facturas no son tan bien vistas. Los ciudadanos quieren siempre oler la tinta y ver el sello puesto.
Siendo docente me pasó lo mismo, me exigen siempre el sello en documentos. Entonces lo que están haciendo es por un lado se habla del uso de tecnología, pero por otro estamos pidiendo papeles que respalden el cumplimiento de los trámites, el sistema catastral, el tema de impuestos y otros. Eso es contradictorio.
Hace poco, la Agencia de Gobierno Electrónico y Comunicación (Agetic) dio cursos de preparación no solo para municipios, sino para empresarios. Es decir, técnicamente la Agetic está trabajando y tiene resultados, pero lo que está fallando es la cultura administrativa.
Tiene que existir alguien que diga que los papeles ya no son válidos, y que los pagos o trámites se pueden ejecutar solo por internet.
Además, es necesario que las autoridades de Gobierno hablen el mismo lenguaje en cuanto a términos. Sería interesante que en algún momento sea el mismo Estado el que invalide los documentos catastrales y otros. Por ejemplo, yo necesito hacer un cambio de nombre en un plano, y resulta que ese trámite demora más de tres meses, siendo que digitalmente podría llevar apenas unas horas.
Así se lograría llegar a un 100 por ciento de la digitalización, pero aún no se termina de entender.
En otros países vecinos están más avanzados con estos proyectos. Por ejemplo, en Chile, en 2005, he digitalizado todos los procesos de la Facultad de Medicina. Allí, en lugar de papeles todo es vía online.
La Alcaldía de Santiago tiene su información digitalizada, todo se hace a través de internet, la venta de un departamento y otros. Cuando se obtiene el documento, hay un cobro del equivalente a 50 bolivianos, pero se evita todo el papeleo y pérdida de tiempo.
Hay ciudades con 20 millones de habitantes y los papeles van a enterrar a la gente, por eso es hora de tomar decisiones valientes en la sustitución del papel por el online.
El beneficio lo sentirá el ciudadano porque no tendrá que esperar tantos meses por ejecutar un trámite, cuando en realidad se puede hacer en unas horas. Hay que digitalizar para hacer cualquier transacción, desde vender o comprar una casa. El municipio digitalizado verificará los datos y así evitará que el ciudadano trajine de un escritorio a otro.