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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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LITERATURA

Nace El Caníbal Inconsecuente, editorial de archivo

El gabinete de curiosidades virtual de Kurmi Soto estrena su catálogo con la parodia judicial, El juicio de trigamia.
Nace El Caníbal Inconsecuente, editorial de archivo





Es con El juicio de trigamia que Kurmi Soto estrena el catálogo de la editorial de archivo El Caníbal Inconsecuente, propuesta que da continuidad al proyecto web de la literata, en el que trabajó en la recuperación de textos y documentos literarios del siglo XIX y más, durante los últimos dos años.

“En mis pesquisas, tuve la suerte de encontrar una gran cantidad de textos olvidados, aunque firmados por escritores muy conocidos, como Ricardo Palma o el mismo Ricardo Jaimes Freyre”, relata Soto, señalando que para ella son hallazgos muy valiosos y tuvo la imperiosa necesidad de difundirlos; “de volverlos a poner en circulación y hacerlos actuales de nuevo. Hay un mundo por descubrir en los archivos, y eso es lo que me mueve”, finaliza Soto, quien estudió Literatura Hispanoamericana en la École Normale Supérieure de Lyon, Francia.

La editorial de archivo tiene como principal vocación la investigación, y es impulsada por la pasión de Soto hacia la historia y el pasado. El proyecto se inició cuando la literata realizaba su tesis y, pese a que dejó las clases tras graduarse, no paró su recolección de material, que al contrario creció progresivamente.

Las primeras investigaciones nacieron en bibliotecas y hemerotecas del Perú y de Bolivia; “de pesquisas lentas que fueron, poco a poco, armando su propia coherencia”, señala la literata.

Y aunque la editorial tiene rasgos académicos, no se enfoca exclusivamente en este público, sino que quiere llegar a la mayor cantidad de gente posible a través de una plataforma virtual diversa. El diseñador del proyecto es Óscar Claros, quien también realizó la página web elcanibal-inconsecuente.com

“A través del Facebook, por ejemplo, llego a personas que no creí que estarían interesadas en curiosidades de archivo. Además, está complementado con una página web que voy alimentando cada vez que puedo. En ella, subo ensayos cortos, recortes de periódicos del siglo xix y todas las cositas que, por más chicas que sean, considero dignas de interés”, relata la literata.

Más allá de “lo” literario, El Caníbal Inconsecuente quiere crear una propuesta estética que llame la atención, que sea atractiva para varios horizontes y que esté desprovista de cualquier pretensión.

El juicio de trigamia es un producto de lujo que reproduce el estilo de “los libritos decimonónicos” de esos años (1870): tapa dura, papel ahuesado, guardas a color y ejemplares numerado. Gracias a su política editorial, que se basa en hacer estos trabajos accesibles al público, la publicación no costará más de Bs. 80.

El catálogo

Según explica Soto, El juicio de trigamia apareció en forma de folletín los años 1877-1878 en La Broma, un semanario limeño bastante conocido en su tiempo.

“Muchos artículos académicos citan este texto, pero los ejemplares son muy difíciles de conseguir (si es que se pueden conseguir). Lo editaron en formato de libro en 1901 y, al parecer, tuvo éxito porque salió una reimpresión el año siguiente. Sin embargo, pronto cayó en el olvido, algo que es curioso ya que entre sus autores se cuenta a escritores de la talla de Ricardo Palma y Julio Lucas Jaimes”, recuerda Soto.

La segunda publicación del catalogo se titula El almanaque de La Broma para el año 1878. Soto explica que en la segunda mitad del siglo xix, los almanaques fueron documentos muy apreciados y un buen ejemplo de esto, cercano a Bolivia, es el Almanaque Bristol.

“Nuestro documento retoma este formato para volverlo una especie de antología literaria con lo mejor de la época. Los autores son numerosos (otra vez, Ricardo Palma y Julio Lucas Jaimes, pero también Carolina Freyre, Mercedes Cabello de Carbonera y la Baronesa de Wilson, entre muchos más) y todos contribuyen con distintos tipos de composiciones: versos satíricos, tradiciones o pequeños cuentos fantásticos”.

Para profundizar al respecto Soto reflexionó en una entrevista sobre las razones que motivaron a convertir el repositorio web en una editorial de archivo.

P. ¿Cuáles son los antecedentes del proyecto? ¿De qué trata?

R. El Caníbal Inconsecuente era, originalmente, un “gabinete de curiosidades virtual”. Los gabinetes de curiosidades, antecesores de los museos de Historia natural, fueron una práctica muy común del Humanismo hasta bien entrado el siglo xix. Me gustó la idea porque está intrínsecamente ligada a la sorpresa, condición imprescindible para los coleccionistas de todos los tiempos.

Fui alimentando la página con lo que encontré, sobre todo, en la prensa decimonónica y, de forma natural, surgió la necesidad de trabajar en papel, de concebir libros, por lo que El Caníbal Inconsecuente se convirtió, en poco tiempo, en una editorial de archivo.

P. ¿Como serán los tiempos de publicación?

R. No tenemos fechas precisas. Como trabajo en una oficina, considero que este es mi hobby, por lo que le dedico el poco tiempo libre que puedo conseguir. El objetivo era publicar un primer libro antes de que finalice el 2017. Para el próximo año, estoy alistando un segundo. En ambos casos, son procesos morosos porque debo primero recuperar las fuentes primarias (lo que no siempre es evidente), luego transcribo, edito, anoto y hago un pequeño prólogo para presentar el documento.

R. ¿Cómo es tu forma de trabajo para darle continuidad al proyecto?

Voy recolectando pacientemente documentos. Mi idea es armar una especie de historia literaria de la segunda mitad del siglo xix a través de una figura específica: el escritor potosino Julio Lucas Jaimes. Fue gracias a él que descubrí muchos géneros literarios y, ante todo, la veta satírica de la literatura de la época. Ahora me interesa poner en relieve todos estos escritos graciosos y ligeros que, sin duda, se oponen a una concepción muy solemne de nuestra producción literaria. Incluso después de la guerra del Pacífico, el tono que predominó en libros y periódicos nunca fue quejumbroso, o al menos no tanto como nos gusta creer.

Trabajo de forma lenta, como lo decía un poco más arriba. Y además, lo hago un poco a tientas, encontrando, la mayoría del tiempo, cosas que ni siquiera estaba buscando.

Periodista - [email protected]