Invierten en producción, riego y vías, pero relegan salud y educación
Las escuelas están mermadas. En algunas de las ocho comunidades decadentes de un cantón de Tarata hay infraestructuras educativas, pero no estudiantes.
La distancia que los pequeños tienen que recorrer para llegar a los establecimientos no es problema, pues están acostumbrados a desgastar las suelas de sus abarcas durante caminatas prolongadas. Enfrentan otros conflictos “de vida o muerte”, como el acecho de animales de monte, los tigrecillos, por ejemplo.
El cambio climático está haciendo que esos animales avancen hasta algunas comunidades en busca de comida. Antes de enviar a sus hijos a las escuelas, los padres recomiendan que hagan ruido, chocando palitos de madera o piedras, pero, la mayoría, prefiere no exponerlos.
Una escuela de un poblado tarateño llamado Juan Vena es ahora un vestigio, por falta de estudiantes. Otra, de Cala Cala, solo tiene tres asistentes. Y la que está en “mejores condiciones” es la de Izata, que cuenta con 15 escolares.
En esas comunidades, los niños solo tienen la posibilidad de estudiar hasta sexto de primaria, después les dan dos opciones: continuar su formación como bachilleres en establecimientos aún más distantes de sus pueblos de origen o ayudar a sus padres en la crianza de los animales o la agricultura.
Como esa decisión la toman sus progenitores, casi siempre optan por la opción más fácil, tener a los niños como “ayudantes” o al cuidado de sus precarias viviendas. Los pequeños que no tienen posibilidades de continuar sus estudios, pasan el día en sus casas, creando juguetes con ramas, piedras y tierra. También molestan a los perros que, en esa zona, se reproducen desproporcionadamente.
Así transcurre su vida durante algún tiempo, luego sus padres les asignan tareas agrícolas y, cuando la miseria los oprime en demasía, se marchan sin retorno.
La situación sería otra, quizá, si en los poblados decadentes, al menos habría primarias cercanas o, mejor aún, una en cada pueblo. Aspirar a un nivel secundario, en ese cantón, para los pobladores es mucho.
Y, tampoco parece ser una prioridad de las autoridades, debido a que las inversiones que la Gobernación realizó en los últimos dos años estaban enfocadas en el riego, la infraestructura vial, la producción y la electrificación rural.
Los poblados cochabambinos más desangrados por la migración, Cono Sur y zona Andina, no acogieron proyectos de salud en los últimos años.
Un informe de la Secretaría de Planificación de la Gobernación da cuenta que, en el ámbito de la salud, se invirtió 619 millones de bolivianos. Con ese monto, se construyeron hospitales en el área Metropolitana, Valles y Trópico. Pero el Cono Sur y la zona Andina quedaron relegados.
No emitieron informes sobre proyectos educativos ejecutados en alguna de las cinco regiones.
OBRAS
El secretario Departamental de Planificación, Filemón Iriarte, dijo que en esas dos regiones se están impulsando, principalmente, obras de riego. Solo en el Cono Sur, se desarrollaron 18 proyectos entre 2015 y 2017.
Además, otro ámbito importante para la Gobernación es la producción. En la región Andina promueve la siembra de papa, con la inyección de 31.5 millones de bolivianos. Y en el Cono Sur, el cultivo de frutales, a través de un financiamiento de 22.1 millones de bolivianos.
El presupuesto también está destinado a la construcción de infraestructura vial. Solo en esas dos regiones que atraviesan un proceso de migración, se construyeron cerca de 500 kilómetros de caminos. 425 del total en el Cono Sur.
Todos estos proyectos apuntan a que, en un futuro próximo, se creen ciudades intermedias en esas regiones.
Iriarte explicó que el objetivo es la “descentralización de infraestructura y servicios productivos y sociales”.
Este proceso es urgente para la Gobernación, considerando que la Región Metropolitana de Cochabamba está al borde del colapso.
PROBLEMAS
La migración del campo a la ciudad está desencadenando otros conflictos en la metrópoli, por ejemplo, que al menos el 40 por ciento de las zonas de recarga acuífera se impermeabilice.
Hay tanta población en el centro, que las autoridades solo están en condiciones de tratar el 19 por ciento de las aguas residuales, el resto se expulsan a corrientes de agua naturales de forma clandestina. A esto se suma que el 34 por ciento de la población de la ciudad carece de alcantarillado.
Otro problema que genera ese proceso es la producción excesiva de residuos sólidos. Diariamente al menos 800 toneladas.
Las cifras dan cuenta que la ciudad está al borde del colapso y la solución, a criterio de la Gobernación, es que los municipios, de acuerdo a sus regiones, se unan y así generen desarrollo sostenido con impacto económico y social en el área rural.
Cinco regiones
Cochabamba está integrada por cinco regiones: Metropolitana, Andina, Cono Sur, Valles y Trópico.
La que recibe a más migrantes es la primera.
Individual
A criterio de la Gobernación, los municipios no pueden alcanzar desarrollo aisladamente. Sugiere que se unan a los de las regiones a las que pertenecen.