Los pueblos fantasma que deja el éxodo
El éxodo total es inminente. Ocho poblados de un cantón de Tarata están al borde de la desaparición.
Lo que queda de ellos no es solo restos materiales, sino también vidas que están al borde de ser sepultadas por la miseria.
Su principal fuente de subsistencia, la agricultura, dejó de ser rentable desde que la escasez de agua azota al departamento.
Ese factor, sumado a la ausencia de servicios básicos, sentenció a los pueblos.
Desde que sucedió la primera migración hacia la ciudad, el fenómeno no paró y tiende a acentuarse.
Con una mínima cantidad de gente residiendo en esos poblados, las pequeñas actividades económicas se hicieron menos rentables. Las chicherías, que preservaban el proceso artesanal de elaboración del “néctar del Valle” cerraron, así como los puntos de control de chagas, tiendas y demás. Los pobladores partieron sin retorno.