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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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CULTIVOS QUE GERMINAN CON SABOR Y TRADICIÓN

Las ricas frutillas de Ucuchi

Producción familiar. Aunque a menor escala que sus símiles de Comarapa, las fresas ucucheñas se distinguen por su sabor criollo. Podrá comprobarlo en la Feria de la Frutilla de esta región, a realizarse este pró
Las ricas frutillas de Ucuchi



 En el valle de Sacaba, protegidas entre montañas y el aire fresco de la altura, unas pequeñas extensiones de tierra guardan, a su vez, los delicados frutos del trabajo de decenas de agricultores: frutillas de Ucuchi.

Ubicado a 12 kilómetros del centro de Sacaba, este distrito rural está conformado por 13 comunidades, de las cuales tres —Quewiña Pampa, Melga y Ucuchi— destacan por sus volúmenes de producción de frutilla, mismos que convierten a esta región en la mayor productora de este fruto en el departamento de Cochabamba.

CON DEDICACIÓN Y ESFUERZO

Lejos del calor, ruido y contaminación de las llanuras, la brisa que recorre las colinas de Ucuchi se siente como un bálsamo al encontrarse con las pieles cansadas de la ciudad.

Rodeadas del paisaje propio de un valle de las alturas, vacas, patos y ovejas se dejan admirar por los visitantes. Sus dueños son tímidos, pero de trato amable y sereno.

Mientras transitamos un camino de Quewiña Pampa, llegamos a divisar cuatro espacios cercados con mallas, tanto a los lados como por arriba, son huertas de frutillas. A diferencia de los cultivos más conocidos de Comarapa —cubiertos por láminas de plástico— aquí, solo necesitan tejidos de alambre.

Rosalío Camacho, agricultor y representante del distrito, me enseña los brotes de unas pequeñas frutillas, más rosadas que rojas. “son originales”, me dice. ¿A qué se refiere con eso? “Es que son desde que Ucuchi es Ucuchi”, señala. Considerando que el distrito remonta su fundación al siglo 19, estas semillas llevan un legado de mucha trayectoria. En los mercados se las conoce como “frutillas del país” o nacionales.

Originaria de América del Norte, la planta de este fruto fue introducida en nuestra región gracias al movimiento de las aves migratorias; y de aquí hacia el mundo. Europa, de hecho, conoció la fresa recién en el siglo XVIII, explica un artículo del portal bbc.com, gracias a que un francés llamado Amedée-Franois Frézier llevó varios ejemplares del conocido fresón chileno a Francia, de donde derivó el híbrido conocido como fresa ananás (Fragaria ananassa), la variedad más consumida en el mundo.

En Ucuchi, precisa José Trujillo, encargado de Desarrollo Productivo de la Alcaldía de Sacaba, se cultivan dos variedades: la criolla o nacional (la más cultivada en la región), y Sweet Charlie, que, a decir de Trujillo, tiene mayor rendimiento.

Como tal, la huerta ucucheña solo tiene la primera. Para los extraños es difícil calcular qué cantidad se recogerá de esta área, que ocupa más de 50 metros cuadrados; pero Rosalío, quien ha cultivado y cosechado frutillas por décadas, se anima a lanzar un estimado.

La medida usual para medir la cosecha de cada huerta es el “tupu”, una canasta de casi de un metro de alto. A ojo de buen cubero, Rosalío predice una cosecha de seis tupus para esta huerta. “Cuando es surtido, debe salir unos 15 tupus, cuando es recién plantado, pero este ya tiene años”, explica, agregando que “antes salía montones”. Las cosechas han ido decayendo, según él, en los últimos 15 años.

Aunque no se cuenta con un registro oficial de todas las huertas de Ucuchi, Rosalío y Gregorio Choque, encargado de Guías Turísticos de Sacaba, hacen números —50 en Quewiña Pampa, un número similar en Quewiña Alta y Pilancho, más las de San Isidro— y consideran que llegan a un total de 100.

El siguiente huerto, que sí podemos observar de cerca, es el perteneciente a Flora Rojas, una agricultora que estima dos tupus en cada cosecha semanal. La temporada de cosecha debería extenderse hasta fines de diciembre.

Mientras camina descalza, cuidando cada paso —no vaya a aplastar un retoño— Flora va reconociendo las frutillas que ya están listas para dejar el nido. Con la delicadeza “de una flor”, las toma y arranca, para depositarlas en la cesta que lleva en el otro brazo.

Nancy, una simpática mujer de pollera, la contempla sonriendo; ella sostiene otra canasta con frutillas previamente recogidas. “¿A qué precio venden esta porción?”, pregunto. “Unos 30 bolivianos”, responde Flora, mirando a lo que debe ser un kilo de frutilla ucucheña.

Señalando unos arbustos altos, ubicados a la salida de la huerta, Rosalío indica que ellos resultan muy útiles en esta época. “Las hojas de Andrés Waylla”, precisa, son imprescindibles para cubrir la base de las canastas y, también, la superficie del producto recolectado. Conocidas por sus propiedades antibacterianas y fungicidas, estos pétalos verdes sirven como protector y conservador de las frutillas.

PROBLEMAS y retos

El cultivo de la frutilla enfrenta algunos problemas en nuestra región. Según Flora y Rosalío, uno de los más delicados es la escasez de agua, ya que la frutilla requiere de grandes cantidades del líquido elemento, y muy limpias.

“Es muy delicada (la frutilla), no tiene que entrar nada”, explica él. Con pena, ha notado un decrecimiento en la productividad frutillera de la zona, que atribuye, sobre todo, a la sequía que viene afectando al valle.

Sin embargo, Trujillo pone atención en otro factor importante. “La degradación de los suelos se debe también al monocultivo practicado en el último tiempo. Como municipio, estamos incentivando a que (los agricultores) implementen la rotación de cultivos, que incorporen algunas leguminosas, como habas y arvejas, flores o tumbo, el nuevo producto estrella de Sacaba, que no produzcan solo papa en la región”, asegura el funcionario.

Camacho indica que ahora esperan la pronta inauguración de unos diques, que ayudarían a acarrear agua desde la laguna San Isidro —esta y otras tres ayudan a mantener vivos los sembradíos de Ucuchi. “Eso (el sistema actual de aprovisionamiento de agua) construyó el General René Barrientos Ortuño, el año 1965”, menciona Rosalío, añadiendo que hasta esta cosecha los cultivos fueron regados con el método de inundación, pero prevén que desde las próximas temporadas se aplique el sistema de aspersión.

“Ya va a salir en marzo (...) para riego tecnificado”, agrega Camacho, dividido entre el optimismo por el proyecto y el temor a que la naturaleza no haga su parte. “Si el soberano (Dios) no larga el agua, entonces no habrá nada”, reflexiona, mirando hacia unas cimas a lo lejos; antes verdes, hoy devastadas por el incendio del pasado agosto.

“El narcotráfico también afecta”, dice. “Como aquí en las cordilleras hacen (la pasta base de la cocaína), detienen todo cuando los persigue el Umopar (Unidad Móvil de Patrullaje Rural) y después le prenden fuego, a ese macerado, y esa agua baja a los pueblos, como aquí”, describe Camacho. Según él, el ácido de ese líquido daña gravemente los cultivos, especialmente los de frutilla.

“El narcotraficante está afectando al medio ambiente, las tierras… hasta a los animales”, sentencia, haciendo saber que experimentó intentos de amedrentamiento cuando hizo ruido acerca de la situación. “De ahí, lo he dejado”.

En la misma línea, Trujillo lamenta el daño provocado por esta actividad ilícita y, especialmente, los incendios, pero reconoce que la misma población tiene su rol en el asunto. “En la mayoría de los casos fue por descuido de los agricultores, que estaban haciendo sus barbechos, y casi siempre, se trataba de personas de la tercera edad”, apunta, interpretando que por ello no pudieron controlar el avance del fuego.

Otra fuerte amenaza a los cultivos de frutilla, menos siniestra, pero igual de preocupante, es la maleza. Según Flora, la tarea de remover la hierba de las huertas, considerando el número de retoños y lo frágiles que son, requiere de mucha gente, tiempo y paciencia.

Cada semana, ella nota cómo “le faltan manos” para liberar su tierra de este molesto y, potencialmente, peligroso forraje. “Se necesita hartos peones, es bien delicado, toma mucho tiempo… un trabajito es”, asegura.

Y como todo ser vivo, las plantas de la frutilla también deben enfrentar plagas y enfermedades. En el caso de Flora, ella encuentra efectivo el “anti-plaga” de la papa; por lo que lo utiliza para curar sus huertas de fresas.

A la luz de todo el esfuerzo y dedicación necesarios para cultivarlos, hasta da miedo preguntar su precio. Flora, quien vende sus frutillas, a veces en el mercado de Sacaba, y otras en la carretera, pide solo 30 bolivianos por cada canasta, que pesa cerca de un kilo.

Esta y otras ofertas estarán expuestas en la próxima Feria de la Frutilla de Ucuchi, a desarrollarse el domingo 17 de diciembre.

Valle fértil



De acuerdo a José Trujillo Castro, encargado de

Desarrollo Productivo de la Alcaldía de Sacaba, debido a que la producción de frutilla en Ucuchi se desarrolla a nivel familiar, es difícil computar cifras globales y áreas específicas de cultivo. Sin embargo, puede indicar que la gestión 2016, la cosecha alcanzó las 4.3 toneladas de frutilla. Para este año anticipan que se recolecten 5.3.

Geografía

El distrito rural de Ucuchi está conformado por cuatro subcentrales: Ucuchi, Santa Rita Rodeo, Tutimayu y Regional Melga (que a su vez se divide en Phajcha, Ch’aque Qocha y Melga).

Rendimiento

Como explica José Trujillo, pese a que la semilla mejorada de la frutilla disponible en la región, llamada Sweet Charlie, promete más cantidad de producto que la nacional, esta última sigue siendo la preferida por los agricultores ucucheños.

“Como nuestros productores están acostumbrados a la variedad criolla, es un poco difícil hacerles cambiar la mentalidad, de que con las variedades mejoradas, como la Charlie, pueden tener mayores rendimientos”, explica. Así, en un intento de incentivar el cambio de semillas, el municipio habría implementado dos centros piloto, uno en Quewiña Pampa y otro en Chawpi Melga, donde los agricultores accederían a las plantas modificadas a un precio bajo.

Los resultados de este proyecto aún están por verse.