45 pacientes usan marihuana en la Llajta y su empleo medicinal crece
Karen U. se encontraba cansada y adolorida. La mujer de 56 años asegura que desde el día en que el reumatólogo le confirmó que sufría de artrosis degenerativa empezaron sus visitas al médico y, según ella, comenzó a vivir “un calvario”.
Las medicinas que le prescribió el especialista y las inyecciones que le colocaban las enfermeras terminaron por fatigarla.
Karen, muy desanimada, decidió seguir el consejo de una amiga y empezó un tratamiento con aceite y crema de cannabis sativa (marihuana), productos que, según sus palabras, le provocan más beneficios que los medicamentos que le recetaba el reumatólogo.
La mujer señala que desde hace dos meses dejó de utilizar los medicamentos que guardaba en su velador y ahora solo depende del aceite y crema elaborados con cannabis.
Karen es una de las 45 personas que son apoyadas por la Fundación Jampi Q’umir (Medicina Verde) en Cochabamba, entidad que difunde “los beneficios medicinales de la marihuana”, asegura Bruno, uno de los coordinadores.
El fundador y actual asesor legal de Jampi Q’umir, Alex Cabello, puntualiza que si bien en el país no se tiene un dato estadístico preciso del número de personas que utilizan derivados de la marihuana para tratamientos médicos, un estudio empírico que hizo esta fundación da como resultado que en Cochabamba hay alrededor de 45 pacientes.
Jampi Q’umir empezó a trabajar en 2015, a la cabeza de Cabello y con el apoyo de un grupo de activistas. Realizaron una primera marcha en marzo de ese mismo año en el paseo de El Prado.
Cabello, quien es abogado, especializado en Políticas de Drogas en la Universidad Cruzeiro Do Sul de Sao Paulo (Brasil), afirma que los pacientes utilizan cannabis en aceite, esencialmente para tratar enfermedades neurodegenerativas, y en ungüento con el fin de aliviar las excoriaciones y la psoriasis.
El asesor legal de la fundación subraya que se aconseja el uso medicinal de la marihuana solamente como aceite y ungüento y no así a través de la acción de fumar, “porque puede causar un tipo de cáncer en el pulmón”.
En el país, y especialmente en Cochabamba, aunque todavía en forma precaria, se fabrica el aceite mediante el destilado de la flor del cannabis.
Los coordinadores de la Fundación Jampi Q’umir, Bruno y Simón, elaboran el aceite de cannabis para los padres que tienen hijos con epilepsia.
Ambos universitarios están conscientes de que la tenencia de marihuana o de sus derivados les puede causar problemas con la justicia, toda vez que son sustancias prohibidas por la Ley 1008, pero argumentan que lo hacen con el único fin de ayudar a padres que no saben qué más hacer para aliviar el dolor de sus hijos.
Consultado por vía telefónica sobre este aspecto, el director regional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN), Lisandro Patiño, afirmó, muy escuetamente, que si una persona tiene en su poder marihuana o sus derivados, aceite por ejemplo, es arrestada y se le incauta el producto.
Simón afirma que algunos de los miembros de Jampi Q’umir llegaron a ser encarcelados porque tenían plantas de marihuana “con el fin de calmar algún dolor”.
Por este motivo, las personas que fabrican aceite de cannabis lo hacen en forma rudimentaria, por lo que no se podría considerar como medicamento, “pese a que se obtienen resultados extraordinarios”, afirma Bruno.
Cabello, por su parte, confirma que los productos de cannabis se elaboran de manera ilegal y secreta, porque su posesión, según la Ley 1008, es un delito, bajo la figura de tráfico o suministro.
Por eso, agrega, todo lo que se hace es de manera silenciosa, “pero no con el ánimo de generar dinero, sino de ayudar a las personas. Regalamos los productos, no los vendemos”.
Al ser consultado sobre el riesgo de ser encarcelados por la elaboración de aceite de cannabis y su distribución, Cabello argumenta que “esa es la única manera” en que ellos se pueden hacer escuchar para beneficio de las personas que lo necesitan”.
“Nosotros no somos consumidores, simplemente queremos que se pueda establecer un debate serio sobre este tema”, afirma.
La comunidad Cultiva Libertad señala, por su parte, que respetuosa de las leyes vigentes en el país (Ley 1008) no elabora ni comercializa ningún extracto artesanal de cannabis, “no solo por el riesgo penal, sino también por ética, ya que no se puede jugar con la salud de las personas”.
“Lo que hacemos, cuando se acercan enfermos es brindarles toda la información en nuestras manos para luego contactarlos con instituciones con experiencia médica profesional en esta área, fuera del país, donde tendrán una atención de calidad”.
¿CÓMO SE ELABORA?
Para preparar aceite de cannabis se requiere de las flores de estas plantas.
Un miembro de Jampi Q’umir afirma que para la elaboración del aceite se toma en cuenta la enfermedad del paciente y datos como su peso y talla “porque el cannabis no es para todas las personas”.
“Es necesario hacer un diagnóstico médico al paciente para que se le dosifique el aceite, pero como no contamos con el apoyo de galenos, trabajamos con estudiantes de medicina”.
Para elaborar aceite con el fin de tratar la epilepsia se necesita flores de cannabis hembra, sin semilla. “Este insumo se consigue cultivando la planta para este fin específico, toda vez que la marihuana que se vende en el mercado negro no es medicinal”.
Para extraer el aceite de las flores se requiere de etanol, de alta graduación, que puede ser de caña.
Se emplea, además, mallas de serigrafía en las que se sumergen las flores del cannabis en el etanol.
Para obtener 2.5 gramos de resina se utiliza unos 30 gramos de flores secas.
Las personas que fabrican aceite de cannabis buscan información en internet porque no hay profesionales que los asesoren.
USOS POR EL CULTIVO
Alejandro Bellota, de la comunidad Cultiva Libertad, subraya que al igual que otras plantas, la cannabis es denominada en función al uso derivado de sus distintas formas de cultivo.
Cuando es cultivada para aprovechar sus derivados con fines de industrialización (plástico, tejido, celulosa) es denominada cáñamo. Si en cualquiera de sus formas de cultivo (en interiores o exteriores) su consumo tiene fines recreativos, es denominada marihuana, muy relacionada con la delincuencia. Y, cuando su cultivo tiene fines terapéuticos, cannabis medicinal.
Bellota señala que en el país ningún laboratorio elabora todavía productos de cannabis, pero sí se lo hace a nivel artesanal o doméstico, aceites esenciales promovidos por activistas que buscan la legalización de la marihuana.
ENFERMEDADES
Bruno señala que desde mayo se reunieron con decenas de padres desesperados, cuyos hijos tienen epilepsia refractaria, que seguían tratamientos médicos al pie de la letra, pero que no veían mejoras en sus niños con el actual sistema de salud.
Simón, también coordinador de la fundación, puntualiza que uno de sus objetivos es que los padres que utilizan aceite o ungüento de cannabis para sus hijos, adquieran un buen producto y no sean engañados con alguna sustancia “parecida, que no les traerá beneficios”.
La mayor parte de los miembros de Jampi Q’umir padecen de alguna enfermedad o tienen un familiar en esa situación, por lo que han visto en el uso medicinal de la marihuana una alternativa, la cual, según Bruno, no tiene efectos negativos.
Bruno, por ejemplo, padece de psoriasis desde los 14 años, y como las medicinas convencionales no le mejoraban la salud, además de que eran muy costosas, tuvo que recurrir a la marihuana. Empezó a utilizar una crema de fabricación casera que compró en Chile.
Después de dos semanas de uso continuo, tres veces al día, Bruno vio que su piel, que llegaba a sangrar cuando se estresaba, se recuperó. No sintió ningún efecto secundario, solo adormecimiento.
Por su parte, Simón utilizó un derivado de cannabis para superar el insomnio que le empezó a afectar tras la muerte de su madre a causa de un cáncer.
Asimismo, Simón utiliza desde hace tres meses el aceite de cannabis en su abuelo de 85 años, quien sufre de glaucoma, y asegura que gracias a este tratamiento él ha recuperado la vista porque este producto dilata los vasos sanguíneos del ojo.
Simón advierte, por su parte, que el cannabis sigue siendo tabú en el país, es penalizado y se lo asocia con la droga.
El activista señala que la meta de la fundación es que se pueda hablar de los beneficios medicinales del cannabis en forma más abierta, y para conseguir este objetivo organizan talleres, ferias y marchas abiertas al público en general y autoridades.
En estos eventos se explica a la gente que la marihuana más allá de ser una droga, tiene uso medicinal, y como cáñamo industrial se puede fabricar papel y tela, entre otros productos.
A esta fundación, según Bruno, se sumaron varios profesionales, entre abogados e ingenieros y “desde mayo trabajamos con más fuerza”. Uno de sus principales proyectos es la elaboración de un documental en el que se recogen testimonios de padres cuyos hijos reciben tratamiento con cannabis”.
USOS
El aceite y el ungüento elaborados con marihuana se utilizan para tratar enfermedades oncológicas y neurodegenerativas como el alzhéimer, el parkinson, además de la epilepsia, la artritis y la artrosis.
Bruno y Simón aseguran que, según los testimonios de sus “pacientes”, usar los productos de marihuana no les produce ningún efecto colateral, al contrario de lo que sucede con otros medicamentos que les causan daños en el estómago y el hígado.
El cannabis, según Bruno, se utiliza también para paliar los efectos secundarios que deja la quimioterapia cuando se trata el cáncer.
“La marihuana sirve también para tratar a las personas que tienen alguna adicción a una droga, porque esta no crear dependencia física”.
Bruno señala que algunos médicos, si bien no dan la cara oficialmente, ayudan con estos productos a pacientes con enfermedades terminales, como última opción.
CONVENCIÓN
Cabello, en una presentación en Argentina, recordó que desde la aprobación de la Convención Única de 1961, el cannabis sativa quedó paralizado a nivel mundial. La Organización Mundial de la Salud, de acuerdo a los informes 11° y 14° determinaban que la Cannabis Sativa "carecía de valor terapéutico y que era una sustancia muy peligrosa",
Paralela a la Convención, el profesor Raphael Mechoulam y su equipo de investigación lograron descubrir los componentes de la Cannabis Sativa, esencialmente dos: CBD (Cannabidiol) y THC (Tetrahidrocannabidiol).
El 15 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Cannabis Sativa Medicinal.
En la actualidad, puntualiza Cabello, “los países latinoamericanos, en su mayoría, aprobaron el uso terapéutico de cannabis, reconociendo su alto valor terapéutico ante enfermedades neurodegenerativas y cáncer. Reconocieron el hecho de que una política de represión y prohibición no es una respuesta al narcotráfico y que el problema de drogas es un problema de salud pública”.
Productos
Los activistas que promueven el uso medicinal de cannabis recomiendan usarlo solo aceite y ungüento y no fumar la planta.
Ilegal
Las personas que tienen en su poder la planta de cannabis o productos derivados de la misma pueden ser encarcelados y perder sus bienes, según la Ley 1008. Sin embargo, los activistas que se dedican a esta tarea aseguran que “esa es la única manera de hacerse escuchar para que se despenalice el uso medicinal”.
Es un tratamiento de última línea
Los tratamientos con cannabis medicinal, por la evidencia médica poco sólida, son de última línea, es decir, se utilizan luego de intentar con todos los métodos alopáticos disponibles, afirma Alejandro Bellota, de la comunidad Cultiva Libertad.
Sin embargo, “como es de conocimiento general, nuestro país no cuenta con servicios de salud que lleguen a descartar todos los tratamientos disponibles, en la mayoría de los casos no se dispone de la tecnología ni capacidad profesional para realizar diagnósticos certeros”.
Bellota advierte que los pacientes que no pueden acceder a servicios de salud en otros países, en base a cannabinoides, buscan, en su desesperación, remedios ofrecidos por movimientos mundiales que buscan la legalización de la marihuana.
Estos grupos, según Bellota, presentan “pretenciosamente” productos de cannabis que se hacen en forma artesanal como remedios para dolencias graves e incurables.
“Estas personas se exponen a ser encarceladas en su búsqueda de medicamentos al alcance de su bolsillo”, afirma.
Además, estos pacientes, según Bellota, dijeron que se sienten utilizados como bandera “por inescrupulosos activistas para lograr sus objetivos, dejando de lado la supervisión en el tratamiento con médicos y en hospitales especializados”.
No obstante, Bellota dice que hay pacientes que son tratados con derivados del cannabis, con la participación de médicos. Menciona un par de casos de niños con cáncer que siguen tratamientos oncológicos especializados acompañados con fitocannabinoides para contrarrestar efectos secundarios de la quimioterapia, supervisados por médicos del extranjero. “Y en Santa Cruz están los pacientes con epilepsia del médico Mario Camargo”.
En cuanto a personas que utilizan derivados de cannabis, sin supervisión ni recomendación médica, Bellota calcula que hay cientos en el país.
Agrega que muchos pacientes usan pomadas en base a marihuana y coca importadas de Perú donde es ampliamente utilizada para aliviar el dolor. También toma en cuenta a los usuarios de cannabis medicinal que utilizan para aliviar el estrés, dolor, ansiedad, depresión y demás condiciones que no amenazan la vida. Advierte que como con cualquier medicamento, la automedicación es riesgosa.
MARCHAS
Cultiva Libertad realiza desde 2015 en La Paz tres marchas anuales por las “hijas prohibidas de la Pachamama” como son la coca, el cannabis, la amapola y la artemisa.
Esta comunidad organiza, además, ferias y charlas informativas en distintos espacios, seminarios con expertos en universidades públicas y privadas para conocer la realidad nacional respecto al tema.