Padres piden despenalizar uso medicinal de cannabis
Que se permita el uso medicinal del cannabis sativa (marihuana) en Bolivia. Ese es el pedido de algunos padres que tienen hijos con epilepsia y que ya utilizan productos elaborados a base a esta planta, pero que temen ser criminalizados por este hecho.
En Cochabamba, la Fundación Jampi Q’umir agrupa a padres que tienen hijos con epilepsia y otras enfermedades y les orientan en el uso medicinal de la marihuana.
Una de las madres que se contactó con la Fundación es Silvia, cuyo hijo sufre desde hace una década de convulsiones frecuentes a causa de la epilepsia.
Esta madre de 42 años afirmó que se contactó con el grupo de Bruno y Simón porque el aceite que tenía para su hijo se le acababa.
Silvia señaló que el compromiso de esta fundación es que le proporcionarán aceite de cannabis, en forma gratuita, en los próximos días, pero que debe tener un poco de paciencia.
La mujer dijo que el objetivo de los padres y de la Fundación es “luchar” hasta despenalizar el uso medicinal de la marihuana, y para eso firman libros, en apoyo a esta iniciativa.
Silvia está convencida de que los productos elaborados con marihuana curan varias dolencias, desde alzhéimer, parkinson y epilepsia, entre algunas.
“Sé de varios casos de padres que tienen hijos con epilepsia, que los tratan con aceite de cannabis”.
Julia es madre de una niña de cinco años y ella utiliza también el aceite de marihuana para controlar las convulsiones que sufre su hija por la epilepsia.
Esta madre prefirió no revelar cómo consigue este producto, pero aseveró que su pedido es igual al de los otros padres, que se despenalice el uso de la marihuana, en su componente medicinal, como se lo hizo ya en otros países de la región, recientemente en Perú, y más antes en Uruguay, Argentina y Colombia.
César se suma a la lista de cuatro padres entrevistados por este diario, para pedir que se permita en el país el uso medicinal de la marihuana.
En su caso, señaló que utiliza el aceite de marihuana para tratar a su niña de ocho años que tiene convulsiones por la epilepsia.
Aseguró que “lamentablemente tener la planta, aun para fines medicinales y fabricar el aceite lo hacen ver a uno como un narcotraficante, porque la Ley 1008 es muy dura”.
Agregó que al margen del riesgo que implica manejar plantas de marihuana o sus derivados, ellos como padres deben seguir con esta hermenéutica, porque necesitan el producto por el bienestar de sus hijos.
César está convencido de que hay personas que fabrican el aceite y el ungüento de marihuana, en forma oculta, pero de manera responsable y no lo comercializan, sino que lo regalan. En su caso, él ayuda con los insumos (aceite de oliva y cera de abeja) y por la elaboración no le cobran nada.
Samuel, a su turno, afirmó que impulsan este movimiento para despenalizar el uso medicinal de la marihuana porque hay varios padres que realmente lo necesitan, “como alternativa al elevado costo de los medicamentos”.
Solo para comprar algunas medicinas que su hijo consume para evitar las convulsiones debe invertir cada mes 3.000 bolivianos, “lujo que no todos los padres pueden darse”.
Samuel señaló que se contactó también con Bruno y Simón, hace unos tres meses, y encontró en ellos una actitud abierta pata colaborar con los padres que tienen problemas de salud con sus hijos.
“El pedido de los padres es que se apruebe el uso de la marihuana medicinal porque vivimos cada día este problema y que se permita su uso en forma responsable y consciente”.
Su voz
La Fundación Jampi Q’umir busca convertirse en la voz de quienes usan cannabis medicinal, afirma Samuel, padre de una niña de 10 años.
Consejo
Un pedido de los padres que requieren los productos de cannabis es que se utilice el aceite o el ungüento en forma responsable.