Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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UN ENCANTO DEL VALLE BAJO

El volcán dormido de Sipe Sipe

Lugares escondidos. El Bosque de las Kewiñas, el Valle de las Rocas y una boca de volcán son algunos de los atractivos <BR>de esta localidad. Llegar hasta ellos no es una tarea sencilla pero, una vez allí, los paisajes son re
El volcán dormido de Sipe Sipe



Sipe Sipe, la famosa tierra del guarapo, distante a 27 kilómetros al oeste de Cochabamba, al pie de la cordillera del Tunari, guarda en los pliegues rocosos de sus montañas algunos secretos.

Quizás, el menos conocido y divulgado por temor de los lugareños, es la presencia de una boca de volcán inactivo; del cual no existe registro histórico escrito u oral sobre su última actividad eruptiva.

El responsable de Comunicación y Turismo de la Alcaldía de Sipe Sipe, Wilber Churata Cuba, relata que muchos de los habitantes que conocían la historia de este lugar dicen que el volcán erupcionó hace más de 120 años. No obstante, es un dato no verificado, puesto que los narradores de las tradiciones orales de esta región ya fallecieron y los documentos históricos de la zona quedaron bajo tierra, después del terremo-to de 1908.

La boca del volcán se encuentra a unos 12 kilómetros de la plaza de Sipe Sipe, a casi 3.600 metros sobre el nivel del mar. Está sobre el trayecto del camino vecinal que une el centro de la loca-lidad con la comunidad de Waca Playa; allí donde la brisa del aire aún se con-serva fría, el sol quema la piel y acelera el corazón de los visitantes que llegan de afuera.

De acuerdo al técnico de Comunicación y Cultura de esa Alcaldía, Marco Antonio Burgos, en este sector -inicialmente- había tres pequeñas bocas de volcanes y, que posiblemente, solo sean el recordatorio que dejó la naturaleza después de la erupción.

“Actualmente, dos de las tres están cubiertas, por la acumulación de tierra, el paso de los años y también por la intervención del hombre, que quería recuperar los suelos para servicio agrícola”, afirma Churata.

La única visible está a la altura del kilómetro 20 del camino vecinal, a una distancia de metro y medio del empedrado. Para verla de cerca hay que descender hasta cinco metros.

El terreno pedregoso dificulta, de cierta manera, la bajada y ya abajo se observa que el orificio de salida del volcán no sobrepasa el metro y medio de diámetro, nada similar a las imágenes que se observan de los volcanes en Discovery Channel, ni olor ni calor y mucho menos rastros de lava seca.

Churata sostiene que se desconoce la profundidad de la boca del volcán, aunque muchos habitantes creen que no tiene fondo; puesto que, en un principio quisieron cerrarla, echando cosas dentro de él, como tierra, piedras, pasto y otros, pero, nunca lo lograron y menos ahora, ya que la zona recibe fuertes lluvias y vientos.

Los pobladores del lugar no quieren que personas ajenas lleguen hasta allí, porque creen que podrían arrojar piedras al hueco y que esto provoque chispas y que el volcán despierte de su largo sueño y furioso emita fumarolas y lava.

“Sipe Sipe tiene la mayor extensión de terreno en el Valle Bajo, cuenta con 435 kilómetros cuadrados, pero hay pocos habitantes; posiblemente, se deba a que estos dos episodios naturales, el volcán y el terremoto, dejaron duras enseñanzas en sus descendientes y prefieren irse a otra localidad”, asegura.

EL VALLE DE LAS ROCAS

Siguiendo sobre el mismo camino vecinal hacia la comunidad de Waca Playa, a poco más de 15 minutos de la boca del volcán, se observa un valle abierto de inmensas rocas grises, matizadas de plomo y negro. Pareciera que son los guardianes de este vasto territorio. Es un lugar energético, dominado por fuertes vientos y la imaginación del visitante.

Según Churata, hace 120 años no existían estas formaciones rocosas, sino que surgieron a partir de la erupción del volcán, que hasta ahora no se conoce el nombre; desde ahí la imagen de la zona cambió.

Las rocas están apostadas en ambos lados de la carretera, tienen una altitud promedio de cinco metros y un diámetro de casi dos de ancho, y están ubicadas una a lado de la otra, inclusive pareciera que fueron quedándose así a propósito, para formar una fila. Así, casi a cada paso, se puede observar una formación rocosa diferente.

Al mirar de cerca las rocas se puede observar que no son masas homogéneas de piedra compacta, sino se trataría de una especie de material poroso, con pequeños y grandes orificios.

Javiera Villalobos Orchard, geóloga chilena, en su publicación “Las rocas y sus procesos de formación” explica como estas piedras volcánicas o ígneas, se originaron a partir de la erupción de la magma, -un líquido compuesto principalmente por roca fundida, gases disueltos y cristales en suspensión-; que se enfrió rápidamente por las condiciones climáticas de la zona.

Marco Antonio Burgos afirma que antiguamente este sector era muy poco visitado, y que recién desde la apertura del camino a la comunidad es más conocido y frecuentado.

“El flujo de los habitantes se incrementó y cuando llegaban al Valle de las Rocas hacían volar su imaginación, encontraban siluetas de personajes conocidos y objetos en las diferentes piedras”, asegura.

Por su parte, los comunarios aseguran que esta zona tiene sus secretos, ya que durante algunas noches escuchan sonidos, como de gente que estuviera hablando entre sí.

También dicen que hay que tener cuidado por donde se camina, puesto que hay fosas sin fondo y aquellos, hombres o animales, que cayeron nunca salieron y tampoco se pudieron encontrar sus restos.

EL BOSQUE DE LAS KEWIÑAS

Continuando con el recorrido, a 3.849 metros sobre el nivel del mar, a unos

cinco kilómetros del camino vecinal, el paisaje comienza a cambiar de un desolado panorama gris, donde solo existían pastizales y rocas, a un bosque de kewiñas, que tiene 40 hectáreas.

La kewiña, cuyo nombre científico es Polylepis besseri. Es un árbol relativamente pequeño, que alcanza un tamaño máximo de 1.80 metros de alto; pero, en este sector llegan a tener cerca a tres metros y medio. Poseen una corteza de color pardo-rojiza, que se adapta morfológica y fisiológicamente a las condiciones de la zona altoandina, con un clima extremo y fuertes heladas nocturnas.

Este cúmulo de árboles forma parte de la vegetación que acompaña a la ecología del entorno.

Este es un sector muy particular porque si el visitante tiene la suerte de ingresar al atardecer de uno de esos días grises de lluvia, donde la espesura de la niebla llega a cubrir el bosque, la imaginación puede jugarle una mala pasada y sentirse parte de una de las películas de terror más intensas que haya visto e incluso de día. Muchos lugareños afirman confundir las siluetas de los árboles con tropas de soldados en movimiento; mientras otros, los menos asustadizos, aseguran que parecen ver a un grupo de personas que se mueven al ritmo de la brisa del viento.

Wilber Churata señala que esta arboleda es centenaria, por las características físicas externas que se observa, por su grosor y altura, aunque no se tienen datos científicos precisos.

El departamento de Comunicación y Turismo de Sipe Sipe es el encargado de organizar y coordinar el ingreso de los visitantes al sector, ya que se está desarrollando un plan de protección integral del área.

Burgos señala que el bosque es parte de la comunidad de Chorojo y que sus pobladores son celosos guardianes de su entorno y que trabajan en la limpieza y cuidado, por lo tanto “ellos participan del ciclo de turismo comunitario, siempre y cuando preserven el cuidado de las especies”.

Esta es una de las razones para que los turistas ingresen acompañados y soliciten la autorización del municipio, ya que -de otra manera- los lugareños podrían molestarse y no permitirles el ingreso al bosque.

DÍAS DE VISITA

Las personas interesadas en visitar estos atractivos turísticos deben comunicarse con los encargados de Turismo del municipio a los celulares 67430311 o 67473614 y fijar la fecha de la excursión, que será de preferencia el día sábado o lunes, ya que hay transporte fluido hacia la comunidad de Chorojo. La movilidad parte de la Plaza Principal de Sipe Sipe. No hay un costo de ingreso al área para disfrutar de estas maravillas de la naturaleza, solo hay que coordinar, más si son delegaciones y, luego, destinar un día completo para conocer estos atractivos turísticos.

Dato

El mejor periodo para visitar el Bosque de las Kewiñas es durante la época de lluvia, de noviembre a marzo, donde el color se apodera y transforma el sector.

Proporción

El Valle de las Rocas abarca

un perímetro de 20 hectáreas

de terreno.

Las piedras tienen un diámetro entre 1 a 10 metros.

Más información

¿Cómo llegar? 

Los trufis con destino a Sipe Sipe tienen su parada frente a la plaza Bolívar de Quillacollo. El costo del pasaje es de 2.50

bolivianos y demora media hora.

Transporte hasta los sitios turísticos

Una vez en Sipe Sipe, lunes y sábado, salen trufis con destino a la comunidad de Chorojo en Waca Playa, el pasaje cuesta 10 bolivianos.

Creación

El municipio de Sipe Sipe nació por ley del 16 de enero de 1900, promulga-da en la ciudad de Oruro por el presidente José Manuel Pando.

Se convirtió

en la tercera sección de la provincia de Tapacarí, cuya capital sería Sipe Sipe.

Con la separación de

Quillacollo

de la provincia Tapacarí –el 14 de noviembre de 1905, durante

el Gobierno de Ismael Montes–, Sipe Sipe es reconocida como Segunda Sección Municipal de la provincia de Quillacollo.